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Disfrutando de los pequeños placeres de la vida: el terraceo y el solecito (en el AVE). Fotos: Facebook.

En ruta con Maxi Iglesias

"Para una cena romántica en Madrid me encanta el Rómola"

Actualizado: 22/11/2017

Al actor madrileño le encantan los hoteles y restaurantes pequeños, en los que el trato cálido del personal está por encima de todo. En su tiempo libre, Maxi Iglesias además de ir a playas nudistas o practicar surf en Santander y las Islas Canarias, su gran pasión es el motor.
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Maxi Iglesias (Madrid, 1991) se atreve con todo. Le gustan los retos, por eso en cada nuevo proyecto busca un desafío que le lleve a territorios desconocidos. Tras participar en varias películas y series de televisión como La Embajada, ahora se mete en la piel del personaje que en su día interpretara Kevin Costner en El Guardaespaldas. Un musical con una espectacular escenografía, en el que alterna su papel con Iván Pérez, y que estará hasta el 4 de febrero en el Teatro Coliseum de Madrid.

Maxi Iglesias en Galicia
De viaje por Galicia.

En los rodajes de exteriores, ¿te queda tiempo para hacer turismo?

De hecho es lo que más suelo aprovechar. El tema de viajar y conocer sitios diferentes para mí es la clave. Mi trabajo me gusta en gran parte por la oportunidad que me da de conocer parajes y culturas distintas. Un forma de viajar diferente a si lo haces con tu familia o con amigos.

Como lugar curioso me sorprendió mucho la montaña y las minas de sal de Cardona, que las conocí rodando una película de terror, XP3D. En Andorra estuve rodando El secreto de los 24 escalones y me impresionaron sus paisajes.

¿También aprovechas las películas y las series para darte homenajes gastronómicos?

Sí, en ese sentido, fue espectacular la manera en que conocí Sevilla mientras rodaba la película Asesinos inocentes. Fueron dos meses de rodaje nocturno, con lo cual a la hora de la comida teníamos mucha libertad para elegir restaurante. Tanto los restaurantes y bares que hay en La Alameda de Hércules como muchos de los que hay por el casco antiguo son súper recomendables. Tienes que probar todos los que puedas, aunque sea una tapita en cada uno.

¿Qué tiene que tener un restaurante para que lo recomiendes?

Para mí es fundamental que detrás de la fachada bonita de un restaurante, o de un plato recomendado por una guía o por expertos, te encuentres con un personal agradable y atento. De nada sirve que llegues a un sitio y la comida esté muy buena si luego el ambiente no es cálido.

Maxi Iglesias con su hermano y en moto
Con su hermano y en moto.

¿Cuáles son tus restaurantes favoritos?

Hay uno que acaba de abrir en Madrid que se llama 'Rómola', en la calle Hermosilla, ideal para una cena romántica. Tiene comida muy saludable pero sin renunciar a los sabores. Hay platos muy apetecibles, tanto a nivel visual como gustativamente. Allí nunca te quedas con esa sensación de "esto no me sabe a nada" porque te estás comiendo un jarrete de ibérico con muy pocas calorías y un sabor exquisito. La decoración también es muy chula.

En Madrid me gusta mucho la calle Ponzano para ir con amigos a tomar el aperitivo o de tapeo por la noche. Por ambiente y por lo bien que tiran las cañas voy siempre a 'La Malcriada'. Y otro mítico de Ponzano es 'El doble', que además son amigos míos. Es un lugar castizo y con muy buen rollo. Para ir en familia a comer una carne rica me encanta el mesón 'Los 4 de León', que está en la carretera de Burgos, a la altura de San Sebastián de los Reyes. En Guadarrama también hay un clásico, el restaurante 'Sala', que tiene una materia prima excelente.

Maxi Iglesias en moto
El motor, otro plan redondo. Foto: Facebook.

Te van mucho los coches y las motos. ¿Tienes alguna ruta favorita por carretera?

Subir hacia la Sierra Norte de Madrid por el Atazar es la que más me gusta. Aunque sea invierno y haga un poco de fresquito, una mañana de sábado o de domingo con sol es un plan estupendo. También tuve la suerte de participar en el Rider1000 de Manresa, en Cataluña, y es una ruta espectacular. Puedes hacer la de 500 o la de 1.000 kilómetros y pasas al lado de las estaciones de esquí. Es realmente impactante.

Colgaste una foto en Instagram en la que salías en una playa nudista y dio mucho que hablar. ¿Cuáles son tus playas preferidas?

Está complicado elegir. Las grandes playas de Cádiz y Huelva son tremendas. O las pequeñas calas recónditas de Galicia, cerca de La Coruña. Pero también soy de las playas de Baleares. No podría decantarme entre Formentera, Menorca y Mallorca, porque todas tienen playas de locura. La de la foto a la que te refieres está en Valencia. No te voy a decir el nombre no vaya a ser que vengan los paparazzi (y suelta una carcajada).

Unos amigos viven ahí y cuando voy allí a comer está muy a mano. Más allá de lo de estar desnudo o no, lo que valoro es la tranquilidad que puedes tener en una playa. La Costa Brava también me vuelve loco. Para hacer surf, que me encanta, suelo ir a Canarias o a Santander.

Maxi Iglesias y el mar
Disfrutando del mar y de todas sus posibilidades. Fotos: Facebook.

¿Qué tiene que tener un hotel para enamorarte?

Te podría decir que los mismos ingredientes que un restaurante. Tiene que ser bonito pero, sobre todo, que te sientas en un ambiente cálido, que sea confortable.

A mí me gusta mucho estar en mi casa. Si llego a un hotel quiero sentirme cómodo para poder descansar a gusto. Intento buscar que estén en un entorno privilegiado o, si voy a una ciudad, que tengan un jardín en la parte de atrás o una sala de lectura con chimenea, detalles así. También me van mucho las casas rurales o un hotel más pequeño con encanto. Hay tantos tan buenos en España que lo mejor es descubrirlos por uno mismo.

El guardaespaldas
Ambiente en la entrada al Teatro Coliseum, en Madrid, para ver el musical 'El Guardaespaldas'.

Háblame de esta nueva aventura con 'El Guardaespaldas'.

Muy gratificante, la verdad. Estamos todos los días levantando al público, emocionando a la gente y eso es lo mejor que te puede pasar cuando estás en un escenario. El musical es un auténtico viaje. El público pasa por un montón de estados diferentes. Hay momentos de tensión, momentos de comedia en los que la gente se parte, momentos dramáticos…

Lo de bailar sí lo habías hecho pero cantar…

No tanto. Al final, todos los proyectos en los que participo me tienen que plantear algún reto. Aunque sea en otro ámbito, como es el del teatro que hasta ahora no había tocado. Tienen que tener siempre un ingrediente más. Y en este caso es el hecho de que sea un musical. ¡Estoy encantado!

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