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Reconoce que de pequeño era muy mal comedor, sin embargo, gracias a la buena mano de su madre en la cocina y a la cultura gastronómica que vivió desde pequeño en su casa, Mikel López Iturriaga consiguió apreciar la comida. Desde hace ocho años le saca el jugo a la vida como uno de los periodistas gastronómicos más reconocidos de España gracias al blog que escribe para El País, El Comidista, donde humor y rigor no están reñidos. Sus seguidores en las redes se cuentan por miles, y subiendo, gracias al nuevo canal de Youtube que ha estrenado hace poco.
Cualquiera que no tenga cabello de ángel ni hígado de vaca. La tradicional española, la italiana, la china, japonesa… en el día a día soy de gustos sencillos pero me gusta que las cosas estén bien hechas, con mimo y cierta atención al detalle. Aunque también me gusta de vez en cuando algún plato de autor.
Me gustaba mucho el marmitako de mi madre cuando iba a Bilbao. Aunque soy más de salado que de dulce me encanta comer los bollos de mantequilla que compro en la pastelería 'Martina de Zuricalday', en Algorta.
También me gusta mucho 'Noor' (2 Soles Repsol), el restaurante de Paco Morales, en Córdoba, que está recuperando la tradición andalusí y mozárabe pero en clave de vanguardia, me parece una propuesta muy original, con unos emplatados espectaculares. Es un restaurante que si voy a Córdoba volvería, tiene un menú degustación y cualquier cosa que te pongan está rica. En Barcelona me gusta 'The Fish & Chips', aunque es una cadena la fritura es muy buena y me parece que dignifica un plato que suele ser basto y grasiento.
La barra del 'Central Bar' que tiene Ricard Camarena en el Mercat Central de Valencia, ¡yo me quedaría a vivir ahí! Me quedaría pegado, me pondría una tienda de campaña al lado porque ¡es un festival lo bien que se come! También he descubierto un bar en Lavapiés que se llama 'La Falda' que me encanta. Hacen una tortilla de patatas que es un descubrimiento, es de las mejores que he comido, muy bien de punto de cocción, es cremosa, no es ni mazacote ni muy líquida.
En la isla de El Hierro, la carretera que va desde Sabinosa hasta la playa de El Verodal, es brutal, como de ciencia ficción, de otro planeta. También cualquiera que me lleve a toda la zona de Priego de Córdoba, con esa serranía, esos olivos con un verdor que no te esperas... me encantó y tengo ganas de volver para recorrerla bien. Y, por supuesto, las carreteras secundarias que te llevan por el Valle del Roncal y del Baztán, en el Norte de Navarra, el paisaje es una maravilla, como de cuento, además se come muy bien y a buen precio.
Sí, aunque no es demasiado frecuente. Hay un sitio que se llama 'Bideko' (1 Sol Repsol), cerca de Álava, que es un restaurante familiar al borde de la carretera, muy tradicional. Tiene un menú del día por 15-16 € con comida tradicional súper bien hecha. Sirven unas alubias al estilo vasco, una menestra de verduras, un cogote de merluza, una carne riquísima, y encima unas cantidades… también puedes pedir medias raciones porque el menú completo no hay quien se lo termine.
En algunas estaciones ya empiezan a tener sus rincones gourmet, yo compré en la zona de Picos de Europa, en una estación de servicio un dulce típico de la zona que son las corbatas de Unquera, que estaban bastante buenas y también tenían cierta variedad de sobaos pasiegos locales que estaban bien.
El de la isla del Hierro, en Canarias, esa combinación tan loca de paisaje de alta montaña y de costa en una isla volcánica me dejó alucinado porque no me lo esperaba, con sus playas de arena roja como El Verodal que te mencionaba antes. También me encanta la sierra de Tramontana en Mallorca, sobre todo, por lo inesperado, con esos pueblos de naranjos que son preciosos, como Fornalutx.
Vizcaya tiene una especie de far west, de Vizcaya profunda, que no mucha gente conoce. Se trata del Valle de Carranza, está en el interior pegado a Cantabria y cerca de Burgos. Es una zona de valle, colina y montaña que está muy conservada y que me gusta mucho. Lo remoto del lugar hace que sea bastante virgen y muy interesante para descubrir.
Soy más urbanita, nací en Bilbao, no me veo viviendo en un pueblo prefiero ir para un tiempo limitado, más de visita. En mis vacaciones me gusta combinar vida urbana y naturaleza.
Bilbao porque tengo muchos lazos que me unen a esa ciudad, y si no, Madrid, Madrid me mata. Es caótica pero tiene tantas cosas buenas que hacen que me sienta como en casa. Me encanta el ambiente de sus calles, que a la gente le guste tanto salir. Madrid tiene un gustillo, una salsa que pocas ciudades en el mundo tienen.
La zona de Argüelles y Chamberí me encanta, me parece que todavía no está muy invadida por el turismo y que aún no se han convertido en un parque temático como otras zonas más céntricas. Conserva aún ese sabor de barrio, con sitios como el Mercado de Vallehermoso que me parece un ejemplo de en qué se debe convertir un mercado tradicional, porque combina muy bien la modernidad y la tradición sin caer en la turistada, manteniendo la autenticidad.
Compro en mercados, el que me queda más cerca es el del Ninot (Barcelona), tiene muy buenos puestos de fruta y verdura, de encurtidos, de bacalao... aunque el día a día te empuja a comprar en supermercados, voy a 'Casa Ametller' y a 'Carrefour'. El pan me gusta comprarlo en 'La Librería', donde hacen pan de verdad.
Me compré uno muy divertido en una estación de servicio de Barcelona, era una botella de sangría en forma de flamenco con su sombrero cordobés, con un diseño chulísimo. Lo compré en la autovía que va por la costa de Barcelona dirección sur, antes de Castelldefells. Y la verdad es que la botella triunfa, todo el mundo la quiere.
La primera condición es una cama cómoda con buenas almohadas, es que hay veces que algunos hoteles fallan en eso. Me gusta que sean pequeños, que no sean de grandes cadenas como esos de 300 habitaciones que son más impersonales. También valoro mucho los hoteles con buenos desayunos, creo que marcan la diferencia.
El 'Hotel de las Letras', en Madrid, me parece ejemplar a muchos niveles. Las camas y almohadas son muy cómodas, la habitación también y el desayuno está muy muy por encima de la media. Siempre que puedo permitírmelo voy ahí.
Suenan canciones que puedo cantar, música un poco petarda: Abba, Carlos Berlanga, Fangoria, la Casa azul, también Chico y Chica o Hidrogenesse. Música que me gusta, canciones que me emocinan. También artistas más nuevos como Grimes, The Blaze, Chvrches y Rosalía.
Mi madre cocinaba muy bien y era súper exigente con la comida, muy tiquismiquis, llevarla a un restaurante era un horror porque ponía faltas a todo. Además en mi casa siempre había mucha cultura de comer bien, muchos debates alrededor de la comida. Como buena familia vasca la comida ocupaba un lugar muy importante.
De pequeño era un horror comiendo aunque peor era mi hemana. Había cosas que me costaban como las verduras y ahora, sin embargo, me encantan. Les agradezco a mis padres que insistieran para que comiera cosas que no me gustaban y también agradezco al inventor de la mayonesa porque así me comí mis primeras acelgas. Salvo el hígado lo demás he conseguido superarlo.
¡En qué marrón me estás metiendo! Venga me mojo: voy a tirar un capote a mis amigos donostiarras. En Donosti hay restaurantes de primer nivel como 'Arzak', 'Mugaritz' y 'Zuberoa' (todos con 3 Soles Repsol). También es buen lugar para los pintxos pero hay que tener cuidado porque se han turistizado y algunas barras son un espanto. Pero hay otras como la del 'Ganbara', 'La Cuchara de San Telmo' o la del 'Txepetxa' y 'La Bodega Donostiarra' que son muy buenas y ponen a Donosti muy arriba.