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A Coruña es una ciudad creada sobre el mar, cuyo centro se encuentra literalmente entre dos aguas y cuya extensión creció hacia las laderas y montes cercanos. Aquí los paseantes y deportistas tienen un abanico de arte urbano, callejas, arquitectura, verde y mar. Mucho mar. A quién le apetezca olor a agua salada pueden recorrer el paseo marítimo o caminar entre la Torre de Hércules a los Menires. Para contemplar arte urbano, algunos de los mejores sitios son el barrio de Montealto, el Ensanche o los parques de Eiris y San Diego. Y, por último, pero no menos emblemático: Ciudad Jardín. Esos imponentes chalés con jardín se construyeron a principios de siglo y bien merecen una visita.
Callejuelas estrechas, plazas, recorridos que se asoman al mar y senderos que se dibujan en el monte. Se dice que San Sebastián es una de las ciudades más bonitas de España y pocos se atreven a ponerlo en duda. Recorrerla puede convertirse en toda una aventura, un juego de contrastes donde palpitan historias de reyes, espías o directores de cine. Las múltiples posibilidades que ofrece esta ciudad se podrían dividir en cinco paseos: la bahía de la Concha, el Paseo Nuevo desde Alderdi Eder, la Parte Vieja desde San Telmo al boulevard, el centro hasta el parque Cristina Enea y desde el barrio de Gros hasta la playa de Zurriola.
Bilbao siempre ha presumido de la calidad de su agua, por eso no extraña que sean muchas (hasta 499) las fuentes que ocupan sus calles desde hace décadas e incluso siglos. Estas calles solían ser recorridas por numerosos turistas y visitantes descubriendo un urbanismo seductor y múltiples iconos y postales con la firma de arquitectos estrella. La propuesta es hacerlo, precisamente, de fuente en fuente. La de Carlos III, la del niño tritón o la de la Censurada son solo algunas de las más características.
Y si la propuesta para recorrer Bilbao es a través de sus fuentes, la de Zaragoza es desde sus plazas. La basílica en la plaza del Pilar, los palacios de la plaza de Santa Cruz, la arquitectura múdejar de la plaza de la Magdalena, la historia de la plaza de San Pablo y el verdor de la plaza de los Sitios son los puntos de origen de unos paseos que recorren de punta a punta la flamante, y a menudo infravalorada, capital aragonesa.
Entre todas las opciones para pasear que propone la Ciudad Condal, se puede empezar por los alrededores de una de las basílicas más famosas del mundo: la Sagrada Familia. Ahora que la cantidad de turistas ha dismuido drásticamente se puede admirar el templo sin trasiegos, sin multitudes y sin prisas, con todo el tiempo del mundo. Recorrer la calle Mallorca o visitar la librería Tòmiris son otras maneras de disfrutar del Eixample barcelonés.
El mapa de una ciudad como Valencia dispone de todo para un recorrido saludable y enriquecedor entre el espacio y el tiempo. En este caso son los bancos el eje conductor de nueve paseos que dan para varias semanas santas. La zona ajardinada de La Alameda contrasta con la majestuosidad de los edificios de la Ciutat Vella entre el Parterre y la Glorieta o la animación de la plaza de la Virgen.
Málaga de juego para pasear porque es una de esas ciudades que ofrece muchas caras. Algo de montaña, mucha historia y un mar infinito son sus mejores bazas. Es el momento mirarla a los ojos. Las callejuelas entre los monumentos del centro, la diáfana calle Larios, el paseo marítimo junto al Mediterráneo son solo algunas ideas sin necesidad de alejarse el núcleo urbano.
De las riberas del río a las plazas escondidas sin el bullicio del turismo, de las agujas que miran el cielo del gótico a la mole de madera contemporánea. Sevilla se presenta como un tesoro por descubrir en cada calle. Muchas veces, las prisas del día a día nos han llevado a utilizar las calles tan solo como vías de paso, pero muchos hemos convertido el deambular por la ciudad sin rumbo definido en un placer. En una ciudad como Sevilla ese placer se multiplica: la dos orillas del Guadalquivir, la Plaza España o el barrio de Santa Cruz están esperando al sevillano para ser visitados desde otro enfoque.
Los madrileños tienen grabada en su memoria colectiva la afición por observar la vida de la ciudad cómodamente sentados. Nos aprovechamos de sus bancos -a los que pocas veces prestamos atención y que tan socorridos y agradables nos resultan- para proponerte una serie de paseos por Madrid. La historia del paseo de Recoletos, el oasis del Real Jardín Botánico o el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana son algunos de los puntos que a veces damos por hecho y no aprovechamos suficiente. Es el momento.
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