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Los escarpados acantilados, las espectaculares formaciones geológicas, las tonalidades de la piedra volcánica, la vegetación típica de zonas desérticas (cactus, agaves, palmeras…) y el azul turquesa del mar hacen que Parque Natural Cabo de Gata-Níjar sea uno de los espacios naturales más increíbles de Europa. Estefanía Padilla es una incansable, pero al llegar a Níjar se enamoró del lugar y decidió instalar su hogar. “Lo que adoro de la zona son sus paisajes hipnóticos y desérticos, tan cercanos a África. Sus parajes azotados por el viento, la soledad, la ausencia de ruido… pero, sobre todo, sentir el ritmo lento de la naturaleza”.
Para la artista es un privilegio vivir en un ambiente tan silencioso en contacto con el mar y la tierra. “Estoy segura de que el entorno se puede apreciar en algunas características de mi trabajo, aunque a la hora de hacer un objeto procuro abstraerme de todo lo que me rodea y dejarme llevar por el momento”.
Estefanía llegó a esta disciplina a través de un curso. “Cuando lo terminé ya estaba atrapada en todo lo que te aporta trabajar con la arcilla. Y así he continuado como hasta ahora”. A lo largo del tiempo ha mantenido una forma de trabajo muy personal con la que ha conseguido una estética significativa y única.
Su técnica se basa en elaborar todas las piezas a mano, sin utilizar moldes o torno, con lo que ha conseguido que todas ellas adquieran unas líneas no perfectas y ese grado de exclusividad que caracteriza a la cerámica de autor. “Me encanta la imperfección, la asimetría, las pequeñas marcas que quedan en la pieza cuando la realizas y el ritmo lento que te obliga a aplicar un objeto en el que no utilizas el torno", explica la ceramista. "Cuando utilizas esta herramienta puedes hacer una pieza simétrica, de volúmenes perfectos y después modificarla… pero, aún así, el resultado no es el mismo”.
Con su particular técnica, Estefanía busca la geometría orgánica, un proceso que la propia alfarera explica. “Para mí significa que en mis objetos se pueda percibir la vida, la mano que hay detrás, en las formas y texturas. Para conseguirlo utilizo curvas, pliegues, bordes irregulares, asimetrías y texturas brutas que le dan un aspecto natural”.
Con la arcilla todo es posible, sin embargo, ¿cuáles son las materias primas favoritas de ‘Asterisque’? “Trabajo principalmente con greses o pastas refractarias con diferentes grosores de chacota de alta temperatura, pero, de cuando en cuando, me gusta probar pastas nuevas. Tengo entendido que antiguamente la arcilla para el torno se extraía de una cantera camino a Lucainena de las Torres, localidad próxima a Níjar”.
Desde hace siglos la artesanía del barro ha estado muy presente en la zona. “Níjar es el centro neurálgico de la cerámica tradicional dentro del Parque Natural del Cabo de Gata. La tradición alfarera se remonta a la época árabe, cuando se realizaban recipientes para almacenar y transportar el agua. Hay una técnica tradicional en el esmaltado, el llamado chinado, donde gotean óxidos sobre las piezas realizadas”.
El jarrón es el formato que más potencia su creatividad, aunque “últimamente también estoy entusiasmada con los que he denominado paisajes de barro, que son superficies rectangulares de barro gres blanco a los que voy aplicando diferentes texturas que acaban conformando un paisaje”.
En ‘Asterisque’ la decoración es algo residual. “En general mi trabajo va más encaminado a modelar el barro con una forma y textura espontánea, dejando que expresen sus colores propios y esmaltando siempre en tonos naturales, aunque a veces sí decoro algunas piezas”, puntualiza Estefanía. “Empecé para probar esmaltes coloreados por mí porque quería que el resultado no fuese un rectángulo de barro tintado, sino algo más divertido. Después me han ido pidiendo más piezas de ese estilo”. ¿El motivo más exitoso de la marca? La palmera, “porque me sugiere todo lo que me gusta: el viento, el sol, el mar, el descanso…”, concluye la artista.