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La isla más oriental del archipiélago canario alberga un gran abanico de posibilidades para todo tipo de turistas. Para disfrutar Lanzarote en 4 días es recomendable seleccionar los destinos más adecuados a nuestros gustos y planificar el itinerario del viaje. Parques naturales, playas paradisíacas o cráteres volcánicos son algunos de los sitios que visitar en Lanzarote con carácter imprescindible. Además, la isla ha sido el hogar de genios como el escritor José Saramago y el artista César Manrique, sus antiguas casas son visitas muy recomendables cuando no se tiene muy claro qué hacer en Lanzarote. A lo largo de esta selección, se encuentran algunos de los lugares con más encanto en diferentes aspectos que convertirán esta escapada en inolvidable:
Día 1. Descubrir el norte de Lanzarote
La Cueva de los Verdes es una de las estructuras naturales más impresionantes que ver en el norte de Lanzarote. La actividad volcánica que ha modelado la isla durante milenios ha generado una galería de seis kilómetros de largo en la que las aguas del océano llegan hasta su interior. La sección del tubo volcánico más próxima a la costa es conocida como los Jameos del Agua, un espacio que el artista César Manrique supo interpretar para convertir el desplome del techo del túnel del Volcán de la Corona en un centro cultural que evocaba su respeto a la naturaleza y al entorno.
A menos de un cuarto de hora en coche de este prodigio de la naturaleza, se encuentra uno de los planes más suculentos para los aficionados al mundo vegetal. Se trata del Jardín de Cactus de Lanzarote, un recinto en el que conviven más de 4.000 plantas suculentas de todo el planeta y de las cuales muchos ejemplares son autóctonos. A pesar de que en su día este terreno no era más que una cantera, hoy este cactario recibe elogios a nivel internacional por la gran selección de plantas que alberga y el cuidado que reciben. Además, los visitantes pueden degustar en el bar del recinto una hamburguesa hecha de carne tunera, una cactácea de Lanzarote y otros productos típicos.
Para muchos amantes del surf esta zona se ha convertido en una las mecas de este deporte. Conocido como el Hawái europeo, el norte lanzaroteño cuenta con varias escuelas de surf y torneos en los que los mejores especialistas tratan de dominar las olas atlánticas. Como destinos predilectos para los más experimentados destaca el pueblo de La Santa, en cuya costa rompe uno de los mejores y más peligrosos rizos del continente, El Quemao. Para aquellos que tan solo pretendan iniciarse en esta disciplina es preferible acudir a playas como la de La Garita, La Cantería o la de de Famara, famosa también por ser una de las más recomendadas para naturistas.
Una de las mejores formas de despedir el primer día de viaje es buscar una colina despejada sobre la que contemplar las estrellas en Lanzarote. El mejor lugar para llevar a cabo esta observación son las Peñas del Chache, ya que son el punto más alto de toda la isla y dispone de aparcamiento. La poca contaminación lumínica de la que disfruta el archipiélago hace que en las Islas Canarias se encuentren los cielos más limpios de toda Europa, motivo por el cual en dos de sus islas –La Palma y Tenerife– existen observatorios astronómicos de reputado nivel internacional.
Día 2. Visitar La Graciosa y la naturaleza lanzaroteña
La mejor panorámica de este pequeño islote situado al noroeste de Lanzarote se encuentra en el Mirador del Río, un espacio diseñado por César Manrique para que sus visitantes puedan disfrutar de todos los rincones de La Graciosa. Ubicado a 474 metros de altura, este edificio es prácticamente imperceptible desde el exterior debido a la integración que el artista ideó con el entorno cubriendo la estructura con la misma piedra que lo rodea. Una vez dentro, dos espacios abovedados conforman los ojos del mirador desde los que observar la isla y los atractivos naturales de las Salinas de Río, el Parque Natural del Archipiélago Chinijo y el Risco Famara.
La impresionante perspectiva que se tiene de la isla desde el mirador hacen florecer las ganas de conocerla de primera mano. Un deseo fácilmente realizable ya que desde la localidad de Orzola zarpa un barco con destino a Caleta de Sebo, población principal de La Graciosa, cada pocos minutos. Una vez realizado el trayecto y tras haber contemplado la estampa de los acantilados que rodean la isla desde el mar, los turistas pueden disponer de diferentes opciones para conocer el territorio. Recorrer La Graciosa en bicicleta es una de las formas más recomendables ya que no existen carreteras asfaltadas en la isla y así se contribuye a minimizar el impacto medioambiental. La ruta norte, de unas tres horas y medio de duración, es la más accesible por la orografía del terreno, pero necesita un mínimo de preparación como agua, comida y gorra, para que la excursión resulte una experiencia agradable.
A pesar de que una parte de esta ruta de trekking discurre en tierra lanzaroteña, lo cierto es que es una excursión imprescindible para conocer la identidad de La Graciosa. El Camino de las Gracioseras constituye el hito por el cual los habitantes de la isla consiguieron superar el aislamiento al que el Atlántico les había sometido. Sus heroínas eran las propias moradoras que cada mañana cruzaban el estrecho del Río para recorrer los pueblos del noroeste de Lanzarote –como Haría, Guinate, Ye y Mague– para vender el pescado que los hombres habían capturado en las aguas gracioseras o intercambiarlo por productos básicos que no existían en la isla. Este trayecto, de apenas cinco kilómetros y custodiado por afiladas rocas, ofrece a los senderistas una hermosa perspectiva de La Graciosa desde el Risco de Famara, al tiempo que puede disfrutar de las aves marinas que habitan la zona y el sonido de las olas al romper contra la costa.
Se trata de uno de los enclaves más bellos de toda la isla de Lanzarote. Esta laguna, formada por las filtraciones del agua del mar, se ubica en el cráter de un volcán a la orilla del mar. El paso del tiempo ha ido modelando esta formación rocosa hasta convertirlo en una suerte de anfiteatro natural desde el que observar la laguna. El color verde de sus aguas se debe a la proliferación de algas en su interior, generando un profundo contraste con la tierra negra que las rodea.
El paisaje que compone el Parque Nacional de Timanfaya hace que quien lo visita tenga la sensación de estar pisando un yermo páramo lunar. Más de 5.000 hectáreas de terreno en las que los tonos rojos y negros se mezclan en una mole de afiladas rocas volcánicas generadas por las erupciones de los siglos XVIII y XIX. Destino predilecto para los aficionados a la geología, ya que se puede observar la roca en estado puro y existen una veintena de conos volcánicos, lo cierto es que la tierra del Timanfaya está muy viva, llegando a los 600 grados a tan solo 10 metros de la superficie.
Este destino es uno de los más recomendables para visitar los días en los que el mar se encuentra más picado. Parte de la costa más occidental de Lanzarote está formada por una serie de acantilados fruto de la actividad volcánica que transformó la isla en el siglo XVIII, creando grutas contra las que el mar estalla con virulencia. Durante las erupciones, los ríos de lava se solidificaban cuando entraban en contacto con el agua, formando diferentes oquedades por las que las embestidas del Atlántico se cuelan, dando la impresión de que la tierra está hirviendo. Además de los espectaculares saltos del agua, el sonido que se genera por el choque del mar con la tierra no deja indiferente a ningún testigo de este espectáculo natural.
Día 3. Vinos volcánicos y océano sur
Los municipios de Yaiza y Tías son conocidos por ser el principal foco de producción de vino de la isla de Lanzarote. Este territorio muestra la forma de cultivo tradicional de los viñedos, basada en hoyos de hasta tres metros de profundidad protegidos por muros en forma de media luna, en los que crecen las parras de la uva malvasía volcánica. Bodega 'La Geria' es uno de los productores más destacados de la zona, destacando sus vinos Malvasía Volcánica Seca y dulce, además de ofrecer a sus visitantes unas vistas espectaculares de los cultivos.
A pocos metros de La Geria se encuentra Bodegas 'Rubicón', uno de los escenarios elegidos por Pedro Almodóvar para retratar este entorno en la película Los abrazos rotos. Al igual que en la bodega vecina, la Fiesta de la Vendimia, que se celebra todos los 15 de agosto, supone uno de los eventos más importantes del año en el que se mezclan turistas y locales para rendir culto al vino. A pesar de que actualmente apenas se usan para labores agrícolas, durante la celebración se emplean de la forma tradicional los famosos camellos de Lanzarote para cargar las uvas.
Se trata de la bodega más antigua de las Islas Canarias, datada en 1775. En las instalaciones de 'El Grifo' los turistas pueden disfrutar de uno de los Museos del Vino más concurridos a nivel nacional, con alrededor de 60.000 visitantes al año. Además, aquellos que decidan acercarse pueden probar sus vinos Malvasí Canari y Seco Colección, muy recomendable para tomar jamón y aceitunas durante el aperitivo.
Este conjunto de playas intercaladas por roquedales volcánicos se ubica en la zona del Monumento Natural de Los Ajaches, en la localidad de Yaiza. Gracias a su ubicación a sotavento el oleaje de la zona tiende a la calma, garantizando las mejores condiciones para disfrutar del clima de las Islas Canarias. Dentro del conjunto Playa del Papagayo destacan algunas a nivel individual como La Caleta de los Lobos, desde la que se divisa Fuerteventura; Los Pozos, donde la Corona de Castilla dio comienzo a la conquista del archipiélago, o la Playa del Congrio, famosa por ser una de las favoritas para quienes practican el naturismo.
El Museo Atlántico de Lanzarote es un concepto único en toda Europa. En las profundidades cercanas a Playa Blanca conviven 400 esculturas creadas por Jason deCaires con una diversa fauna submarina en la que destacan especies como las anguilas jardineras, los peces araña o los caballitos de mar. Es necesario disponer de la titulación oficial para poder realizar esta inmersión a 12 metros de profundidad o realizar un bautismo en alguno de los centros autorizados. Este proyecto artístico pretende que el paso de los años genere un arrecife artificial para que la biodiversidad de la zona se enriquezca.
Día 4. Despedida con César Manrique y José Saramago
El genio que, para muchos, puso a Lanzarote en el mapa tiene la sede de su Fundación en la localidad de Tahíche, en el centro de la isla. Este espacio, hoy un museo de arte contemporáneo, fue su casa desde la vuelta del artista a la isla a finales de los 60. Tal y como relata él mismo en el documental Taro. El eco de Manrique, encontró una burbuja volcánica con "unas dimensiones habitables" en medio del mar de lava de la zona y decidió convertirla en su casa. Este proyecto es reflejo de su personalidad y motivación artística, en la que el equilibrio entre arquitectura y naturaleza siempre estaba presente.
Siguiendo en el mundo arquitectónico de Manrique, el que fue su último hogar resulta una oda a la sencillez de las gentes del campo. La Casa-Monumento del Campesino acerca al visitante al lado más personal del artista a través de su ropa, fotografías y algunas de sus obras, trasnmitiendo el calor humano que respiraba en los días que la habitaba. Para Manrique esta casa significaba todo lo contrario a lo que se puede encontrar en la sede de su Fundación.
El escritor portugués José Saramago decidió instalarse en el año 1993 en la localidad lanzaroteña de Tías, donde se ubica 'A Casa', el hogar en el que pasó los últimos años de su vida. La construcción, que en vida del escritor recibió visitas ilustres como la del ex presidente Rodríguez Zapatero o el escritor Eduardo Galeano, transmite la misma sensación de calidez que durante los días en los que la habitaba Saramago. Su mujer, la periodista Pilar del Río, es la encargada de cuidar su legado y la esencia de 'A Casa', en la que aún descansan algunos de los objetos favoritos del escritor –como cuadros, relojes y libros– y cuyo jardín es una delicia observar. De hecho, este es uno de los tramos del recorrido favoritos de los turistas, ya que las vistas al mar y los árboles que lo habitan insinúan parte de la inspiración del Nobel.
Los sábados en la localidad de Arrecife se celebra uno de los mercados más famosos de todo Lanzarote. Todas las mañanas desde hace más de una década los productores locales distribuyen sus puestos por la plaza de Las Palmas para hacer llegar sus mejores productos a todos los vecinos de la región. Kales, guayabas y pomelos se mezclan con la oferta de quesos y huevos ecológicos. También se pueden encontrar puestos en los que refrescarse con zumos de fruta recién exprimida y diferentes comercios en las calles aledañas en los que saciar el apetito.
En primera línea de Puerto Calero se encuentra el restaurante 'Aruma' (Recomendado por Guía Repsol), que dispone de entrada directa al pantalán en el que se encuentran los yates. Este restaurante, decorado con un estilo colonial y cuya terraza tiene vistas hacia el puerto, cuenta con una carta especializada en arroces y pescado local, destacando sus platos al horno y el entrante de salmón de Uga.
Se trata de uno de los ejemplos más palmarios de la simbiosis que existe entre naturaleza y arquitectura en Lanzarote. Este hotel fue diseñado en 1973 por el arquitecto Fernando Higueras, pero sin duda fue César Manrique quien le dio vida al inundarlo de jardines tropicales y murales de piedra volcánica. Sin embargo, tal vez su elemento más icónico sea la piscina, ideada también por Manrique, que pretende dar la imagen de un lago natural. Esta personalidad que armoniza lo humano y lo natural se ha ganado el respeto de arquitectos como Javier de la Higuera, que se muestra un apasionado de toda la obra de Manrique en la isla.
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