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El año que vivimos también está siendo complicado para PhotoEspaña, el festival fotográfico más importante de nuestro país y uno de los más reconocidos del planeta. Las inauguraciones de las muestras que, desde su inicio hace más de dos décadas, se han celebrado en el mes de junio, este año han sido retrasadas hasta estos días, por culpa de la pandemia. Para aliviarnos del azote del covid-19 y escapar del encierro al que nos ha obligado el virus, no es mala receta sumergirse en las imágenes de estos cuatro imprescindibles de la presente edición del certamen.
Ramón Masats ya no hace fotos. Dice que ya es viejo, que tiene que ir mirando al suelo cuando camina "para no darse una hostia". Lo cuenta delante de una de sus más admirables imágenes. La del seminarista que, sin arrugarse la sotana ni la compostura, vuela en el aire con el estilo del mejor cancerbero a detener el balón que le lanza uno de sus compañeros de seminario… Uff!
Es una pena que este venerable catalán, que durante décadas se agarró a su cámara para navegar sobre los baches y obstáculos de la dictadura, haya colgado su implacable instrumento de disección. Él le quita importancia. "No he visto, no he retratado ninguna cosa que no hayan visto otros". Es cierto, pero las imágenes que capturó en aquel tiempo salvaje reunidas en este Visit Spain, nos advierten de que lo vio como nadie. Masats, imprescindible de la fotografía, cabalgó por un tiempo atroz a bordo de su 35 milímetros. Azogue de la España de los cincuenta y los sesenta, debiera ser obligado asomarse a las fotos clavadas estos días en el muy adecuado escenario de Tabacalera, para saber de dónde venimos y de qué barros han salido los lodos que ahora nos salpican. Se puede visitar hasta el 12-10- 2021.
Esta historia va de una ciudad. Es un acta notarial en dos dimensiones del desmantelamiento del mejor blasón que tuvo Nueva York. La urbe que aparece en las fotos de la exposición de Danny Lyon en el Museo Ico es Nueva York, pero las calles vacías, los edificios ciegos de vida, los pocos seres humanos refugiados en un mundo en derribo que en ella aparecen, no son diferentes a lo que hemos vivido hace pocos meses y comenzamos a experimentar de nuevo, por una pandemia capaz de confinar nuestras vidas y barrer de humanidad el paisaje urbanita.
Documenta el fotógrafo norteamericano la destrucción del Bajo Manhattan, sucedida en los pasados 60, por un ejército de excavadoras y martillos neumáticos. El fotógrafo que dio una vuelta de rosca al nuevo documentalismo, husmeó por las calles desabrigadas, visitó edificios abandonados que recorrían de puntillas los vagabundos. Ante su cámara desfilaron una multitud de tiendas en derribo y habitaciones polvorientas, en las que la única vida era la de unos visillos raídos movidos por el aire.
No duró demasiado el universo de acero, cristal y rascacielos que se erigió sobre aquellas ruinas. Se vino abajo el 11 de noviembre de 2001, con el atentado de al Qaeda a las Torres Gemelas. La vida sigue y, sin que todavía hayan transcurrido veinte años, en aquella Zona Cero, el mismo lugar al que nos asomamos por las ventanas que son las fotos de Danny Lyon, se alza el One World Trade Center, el rascacielos más alto de Estados Unidos. La ciudad continúa su delirante metamorfosis. La especulación salvaje que retrató Danny Lyon también. Se puede visitar hasta el 17-01- 2021.
Lo que enseñan las fotografías que cuelga Lee Friedlander en la Fundación Mapfre es lo que vemos todos los días. Gente corriente, coches, anuncios, calles, los reflejos expuestos en los escaparates. Un mundo cotidiano que este fotógrafo norteamericano nos ha enseñado a mirar. A mediados del siglo XX Friedlander cambió las reglas de juego del arte fotográfico documental, convirtiendo cualquier estampa callejera cotidiana en la metáfora de nuestra existencia. Asuntos triviales en lo cotidiano como el acto de alguien entrando una tienda, el camarero que se acicala para la ocasión o el reflejo que nos enseña el retrovisor del coche. Imágenes tomadas a vuela pluma, pero que son profundos actos reflexivos donde no faltan gotas de ironía.
Compadre de fundamentales de la fotografía como Garry Winogrand y Diane Arbus, Friedlander ha entretenido su vida en lo que él mismo llama paisaje social americano. Nos lo muestra tal como lo han visto sus ojos. Amarga ironía personal que permite asomarse a una realidad tan amplia, compleja y caótica como la de la sociedad estadounidense, en la que nos reflejamos como los cristales que fotografía Friedlander. Podemos verlo en la pequeña selección de imágenes que el fotógrafo tomó en un viaje que hizo por España en 1964. Se puede visitar hasta el 10-01- 2021.
Un buen montón de las fotos que cuelgan en las salas de CentroCentro son imprescindibles de la fotografía. El resto, obras maestras. Reunidas bajo el título Entre el arte y la moda, este formidable conjunto de obras es solo una pequeña parte de la colección que la galerista italiana Carla Sozzani ha coleccionado durante décadas. Piezas de gente como Helmut Newton, Man Ray, Berenice Abbott, Richard Aendon, Leni Riefenstahl, Irving Penn, Làzlò Moholy-Nagy, Francesca Woodman y así hasta 96 fotógrafos, con los que ha tenido relación personal la italiana.
El conjunto de 166 fotografías maestras informan de la visión en cuestiones como la feminidad, la belleza y el mundo que vivimos de esta figura clave del arte y la moda del país trasalpino. Directora de publicaciones del prestigio de Vogue, galerista y fundadora de una editorial, está considerada una de las personas más influyentes del diseño y la moda. Comisariada por la Fundación Sozzani, la selección que se muestra en el Palacio de Cibeles responde al concepto que Carla explica en el vídeo de presentación de la muestra: "Para mí, todo tiene que ver con la belleza". Se puede visitar hasta el 10-01- 2021.