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"Los medievales eran medievales, pero no tontos". Una frase que un día me dijo un profesor en la facultad y que a priori puede resultar pueril, pero que esconde una profunda reflexión en torno a un periodo histórico tachado, injustamente, de oscuro y atrasado.
Y menos aún en las tierras de lo que hoy se conoce como provincia de Toledo, que fueron primero capital del reino visigodo y, después, zona de frontera. Un far west medieval en el que los mitos y la leyendas de la conquista cristiana se funden con la historia.
En las últimas dos décadas son muchos los pueblos toledanos que han redescubierto su pasado medieval y que lo celebran con algún tipo de jornada o festival. Los más importantes son los siguientes.
Con la llegada del mes de abril, Oropesa se prepara para sus Jornadas Medievales, que este año tendrán lugar del 13 al 15 abril y que vienen a conmemorar el momento en el que Alfonso XI otorgó a Oropesa el privilegio de ser villa. Y qué mejor manera de celebrarlo que rescatando a su princesa, raptada por el moro Almanzor.La leyenda cuenta que Almanzor pidió de rescate por la bella Gumersinda su peso en oro, de ahí lo de 'oro pesa'… y los oropesanos lo recrean por todo lo alto, con impresionantes luchas de caballeros y algún que otro toque gamberro que suele cambiar cada año.
Esta recreación tendrá lugar en el entorno del castillo –hoy reconvertido en un coqueto Parador de Turismo– entre el sábado y domingo, en sesiones de mañana y de tarde. Pero no será la única. Precisamente este año se estrena El hechizo del rey cruel, dedicado a la memoria de Juan Antonio Sánchez, director hasta su fallecimiento el pasado año de los montajes teatrales de las Jornadas.
Además, como apuntaba hace unas semanas en la presentación de estas jornadas el alcalde, Juan Antonio Morcillo, Oropesa lucirá este año nueva decoración y contará, como siempre, "con la implicación de todos los vecinos y vecinas, vestidos de época y participando en las representaciones teatrales". Se calcula que más de 4.000 personas de todas las edades se visten estos días de medievales.
Y no solo en las representaciones, porque este fin de semana por sus calles se suceden torneos, actuaciones de bailarinas, acróbatas y juglares, pasacalles, cuentacuentos, exhibiciones de cetrería y de oficios, mercadillos… Y para las familias con niños un dato importante: una zona de animación infantil exclusiva para los niños de 1 a 6 años en la Capilla de San Bernardo.
Mayra Herrero, periodista, oropesana de pro y pregonera de estas jornadas el año pasado, nos recomienda una visita a la Compañía, en la calle del mismo nombre. Un antiguo colegio de Jesuitas y que estos días suele acoger muestras de gastronomía y catas. "Además de ser un edificio espectacular", señala."Y no te puedes perder la música del grupo Veritas Nostra", uno de los grupos itinerantes que recorre Oropesa estos días. "Este año cumplen 10 años y lo celebran".
Entre finales de mayo y primeros de junio el municipio toledano de Torrijos también tiene su particular cita con la Edad Media a través de sus Crónicas del Rey Don Pedro, recreación histórica en la que participan cerca de un millar de vecinos. Este año ya tiene fecha: del 24 al 27 de mayo.
Aprovechando el marco del todavía en pie Palacio de Pedro I, conocido por algunos por el sobrenombre de 'El Cruel', en estas crónicas se recrea el bautizo de su hija, la princesa Beatriz, fruto de sus amores como María Padilla.
Los vecinos de Torrijos también son los actores de estos relatos. Y no solo de las crónicas en sí, ya que la teatralización se acompaña con exhibiciones de oficios medievales, de lucha con espada y demostraciones de tiro con arco. Aledaño al Palacio, hoy Ayuntamiento, se organiza un mercado con temática medieval.
Si bien la puesta en escena es más humilde que la de Consuegra y Oropesa, Torrijos está haciendo un esfuerzo para, poco a poco, ir equiparándose con sus 'hermanos mayores'.
Luis Gómez, periodista de profesión y cronista de vocación, es uno de los cientos de vecinos que participa en esta fiesta. Como nos adelanta, este año se están preparando cambios en la puesta en escena y en las localizaciones. Además, coincidiendo con el V Centenario de la Colegiata, está prevista la representación de autos sacramentales en la fachada de esta pequeña joya arquitectónica entre gótica y renacentista.
En agosto, el municipio de Consuegra recrea la batalla entre el ejército de Alfonso VI y los almorávides, que tuvo lugar el 15 de agosto de 1097 y donde se cuenta que perdió la vida Diego Rodríguez, único hijo varón del Cid. Porque sí, el Cid existió, no tanto como el héroe romántico que nos vendió el siglo XIX, sino más bien como un mercenario un pelín bárbaro, pero fue tan real como su antagonista Alfonso VI, que esta vez perdió la batalla contra las fuerzas almorávides del emir Yusuf Ibn Tasufin.
Casi un millar de voluntarios de la zona recrean durante un fin de semana diferentes momentos de la batalla. El castillo consaburense sirve de escenario para estos espectáculos, que se completan con mercadillos de época. El precio de las entradas varía entre los 6 y los 12 euros y permiten dar un paseo por el castillo para ver el día a día de una población asediada, visitar el campamento almorávide o disfrutar de la representación simbólica de la batalla por un ajedrez humano.
Aunque también hay recreaciones gratuitas, como el izado de bandera, las marchas de tropas por las calles de la localidad o el entierro de Diego Rodríguez, que se celebra a primera hora de la noche en el exterior del castillo tanto el sábado como el domingo.
El año pasado se recuperaron también las llamadas Danzas de la muerte. Sátiras medievales cuya celebración se ha conservado en determinados puntos de Europa y que quiere mostrar la forma de entender el fin de la vida en el siglo XI.
Y, de paso, no está de más aprovechar la visita a Consuegra para ver sus molinos de viento en el cerro Calderico. Medievales no son, aunque algunos de ellos datan del siglo XVI –son contemporáneos al Quijote– y forman parte del territorio imaginario del castellano que es La Mancha, como diría Carlos Fuentes.
En cuanto a la comida, nada mejor que lo más manchego: migas, queso de oveja bien curado (ojo, que no te engañen con los mezclas) y buen vino.
A finales de agosto La Puebla de Montalbán celebra el Festival de la Celestina, que cumplirá entonces su XX edición. Todo un homenaje a su autor, Fernando de Rojas, natural de la localidad, y a una época, la transición de la Edad Media a la Moderna. Unos años de cambio que vivió en sus carnes, y en sus letras, este pueblano, que transitó por las tierras toledanas entre 1465 y 1541.
Este año se celebrará entre los días 25 y 28 y durante todo el fin de semana se organizarán pequeñas representaciones teatrales en diversos espacios públicos del municipio. Aunque quizá las más llamativas para los foráneos sean las que se llevan a cabo en las cuevas que aún se conservan en algunos inmuebles de la localidad. Se calcula que en los tres días que dura el festival se representan en torno a 130 obras y participan en ellas, de forma directa o indirecta, unos 200 vecinos.
No obstante, la obra principal es la que tiene lugar en la Plaza Mayor, declarada Bien de Interés Cultural, en la noche del sábado y corre a cargo de compañías profesionales.
El año pasado la organización sorprendió el domingo con un recital de canciones de amor en torno a Calisto y Melibea interpretadas por la soprano Montserrat Martín Caballé, el barítono Luis Santana y Antonio López, al piano, que fue todo un éxito. Durante la representación de este concierto la soprano se comprometió a volver este año a La Puebla, esta vez con la La Celestina, de Felipe Pedrell. No obstante, todavía no hay nada cerrado en torno a este interesante anuncio.
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