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Posiblemente muy pocos visitantes de los que llegan a diario hasta el kilómetro 42,5 de la N-340, a escasos seis kilómetros de Vejer de la Frontera (Cádiz), lo hagan teniendo una idea real de lo que se van a encontrar. Probablemente, incluso tarden unos minutos en ser conscientes de que, el espectacular entorno natural en el que se hallan, que no es otro que los alrededores del Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, es el atelier más fascinante que vayan a contemplar nunca.
Porque, al principio, despista: este antiguo campamento militar, adquirido por la familia Blázquez a comienzos del siglo XXI y transformado en la Fundación Montenmedio Contemporánea (NMAC), un fascinante museo al aire libre, es hoy todo un referente a nivel internacional. Un excepcional espacio para y por el arte contemporáneo que, en sus orígenes, resultó ser un auténtico rara avis: no existía casi nada igual en toda Europa.
“El proyecto surgió un poco de mi formación como historiadora y de toda una investigación que hice sobre recuperación de espacios arquitectónicos abandonados en desuso. También, claro, de mi vínculo con la provincia de Cádiz: soy gaditana. Pero, sobre todo, surgió de la necesidad de apoyar a artistas emergentes en el proceso creativo, y de traer y ofrecer el arte contemporáneo al contexto donde estábamos, al de Cádiz, una zona de inmigración y de cruce de culturas con un peso histórico muy importante y sin verdaderamente un proyecto de arte contemporáneo potente”, cuenta Jimena Blázquez, directora de la Fundación Montenmedio Contemporánea y una absoluta amante de su tierra.
La gaditana, que recibió a comienzos del 2022 uno de los Premios A al coleccionismo de arte del programa VIP de ARCO, tuvo el objetivo muy claro desde sus inicios: era cuestión de encontrar a aquellos artistas que encajaran en el proyecto… y ponerse manos a la obra.
La inmersión en este universo, colmado de creatividad e inspiración, arranca desde el mismo instante en el que se aparca en la zona habilitada, al cobijo de un pinar. Al mirar hacia arriba, sorpresa: dos figuras acomodadas en la copa de uno de los árboles permiten contemplar la primera de las obras de arte. La cosa empieza bien.
Se trata de Secuencia Ridícula, de MP y MP Rosado, que pasó a formar parte de la colección permanente de la Fundación Montenmedio -compuesta por algo más de 40 obras- ya en el 2002, un año después de que el proyecto abriera sus puertas. “Para la primera expo, la de 2001, trabajamos con nueve artistas de diferentes lugares que estaban en un momento muy clave en su carrera. Nombres que hoy pueden parecer que son muy conocidos, pero que en esa época no lo eran tanto”, nos comenta Jimena.
Y tiene toda la razón: hablamos de artistas de la talla de Marina Abramovic o James Turrell, de Maurizio Cattelan o Gunilla Bandolin. Profesionales que fueron invitados a trasladarse a este encantador rincón de Cádiz con el objetivo de dejar su impronta en el paisaje. Porque esa es, precisamente, una de las premisas a la hora de participar de NMAC: todas las intervenciones son site-specific, es decir, “todas están específicamente hechas para nosotros y en el contexto en el que nos encontramos”, apunta Jimena.
Y continúa: “Hay mucho trabajo de investigación y de comunicación con los artistas, de viajar, de ver, de saber en qué momento están… Nosotros no podemos competir con las instituciones nacionales ni con las galerías ni los grandes museos. Tenemos que ofrecer otro tipo de cosas. Trabajar en otro contexto y estar ahí a la hora de producir obras que saquen a los artistas un poco de su zona de confort”. Porque, obviamente, existen diferentes factores que influyen a la hora de crear arte para un lugar tan particular como este, empezando por la geografía y continuando, por supuesto, por el clima.
Un puñado de antiguos barracones, utilizados por los militares en el pasado, aparecen esparcidos por el terreno. En uno de ellos se encuentra, precisamente, el que hace las veces de recepción, donde abonar la entrada y adquirir el mapa informativo para la visita. En su interior, otra nueva revelación: la colorida intervención del artista taiwanés Michael Lin da la bienvenida.
A partir de aquí, todo es dejarse llevar. Adentrarse en la espesura del pinar mediterráneo teniendo como guía las pequeñas setas amarillas que, camufladas en la maleza, marcan la posible ruta. Así sorprenden obras como la inmensa elipse escalonada de Gunilla Bandolin, todo un reclamo para los espíritus más instagramers: pintada de blanco y adaptada al terreno, Sky Impression, como se bautizó, “surge de la confrontación entre el agua de los meses lluviosos, fértiles, y los meses secos y tórridos”, comenta la directora.
No muy lejos se hallan intervenciones tan sugerentes como Quasi Brick Wall, de Olafur Oliasson, con su pared de ladrillos forrados de espejo, que crean una cortina de partículas de luz: raro es el visitante que no queda hechizado ante su efecto. También la aportación de Susana Solano con su Encens y Mirra, presente en la fundación desde 2001.
Mientras, el único sonido que se percibe es el del viento atlántico agitando suavemente las copas de los árboles. En la lejanía se dejan intuir las coquetas fachadas blancas de Vejer, incluso algún que otro moderno molino de viento. “Hoy en día ser la periferia, o mejor dicho, estar en la periferia de la periferia, encontrarnos en un sitio al que para llegar debes desplazarte, es como un exotismo que está de moda, sobre todo desde la pandemia. Todo lo que antes estaba en nuestra contra, ahora está a nuestro favor”, comenta Jimena.
Viga Madre, obra de Jacobo Castellano y una de las últimas aportaciones a la colección del NMAC, es un palomar creado a partir de antiguas traviesas de tren con el que aprovecha para lanzar un mensaje centrado en el concepto del tránsito: un homenaje a las miles de aves que cada año siguen los procesos migratorios entre Europa y África sin necesidad de pasaporte. Otro reclamo más en la ruta.
Pero la cosa continúa: a cada paso, una nueva parada. A cada pocos metros, un nuevo estímulo. Como el que propone la artista de raíces chinas Shen Yuan con su obra Bridge, un singular puente-escalera elaborado en azulejería andalusí y detalles asiáticos que, sin duda, impacta en plena naturaleza. O el carrusel del que cuelgan objetos recogidos de Camerún y de las costas de Cádiz y bautizado como Plansone Dutty Free, de Pascale Marthine Tayou: arremolinados a su alrededor, los visitantes contemplan cada detalle tratando de interpretar su significado.
Intentar encontrar los mensajes de amor que otra artista, en este caso Aleksandra Mir, dejó plasmados en multitud de árboles en el camino, es una suerte de reto. Mientras se avanza ensimismado en descubrir estos retazos de arte, se alcanza una de las intervenciones que mayor impacto produce en la fundación. James Turrel, “el escultor de la luz”, abraza a los visitantes en su inmenso Second Wind. Una obra colosal con la que interactuar sin miramientos: adentrarse en ella, escucharla, contemplarla e, incluso, sentirla es parte del juego. ¿Lo más llamativo? La manera en la que su grandiosidad se halla integrada en el paisaje. Más allá, de vuelta al punto de partida de esta expedición artística, se alcanza El Pacto de Madrid, de Fernando Sánchez, pero también el amasijo de verja metálica titulado Salam-Europe!, de Adel Abdessemed.
Por último, otra de las obras que más expectación genera: Human Nests, plasmada en 2001 en este pedacito de Vejer por la artista serbia Marina Abramovic. ¿Y de qué se trata? Excavados en la inmensa pared de una antigua cantera de arena abandonada junto a los terrenos de la fundación, siete pequeños orificios, a los que se accede por escaleras elaboradas por artesanos locales con fibras vegetales y a distintas alturas, simbolizan lugares de contemplación. ¿Una curiosidad? Se trata de la obra de arte de Abramovic más grande de toda su carrera. Una extraordinaria propuesta que completa la ruta y, con ella, la lista de peculiares obras de arte pertenecientes a este museo al aire libre vejeriego. Aunque Fundación Montenemdio Contemporánea es, en realidad, mucho más.
“Esta es una colección permanente, son proyectos que requieren mucho esfuerzo a la hora de producirlos, aunque sí es verdad que los primeros años hicimos nueve proyectos cada dos años porque había que marcar una situación geográfica en el mapa y situarnos. A partir de la obra de James Turrel pasamos ya a apoyar a artistas de otras maneras: no se trata de acumular por acumular”, nos reconoce Jimena Blázquez. Cuando le preguntamos sobre cuáles son esas otras formas de actuación, no duda un segundo: talleres de artistas para artistas emergentes, proyectos efímeros o incluso performances realizadas por artistas multidisciplinares. Otra apuesta de la NMAC es la de acoger y becar a artistas para que desarrollen su obra en sus instalaciones, una iniciativa también muy aplaudida.
Antes de irnos, una última mirada, esta vez, al futuro: “Quiero empezar a trabajar de forma más multidisciplinar, haciendo dialogar y uniendo a artistas plásticos con coreógrafos, bailarines, músicos, diseñadores de moda… y hacer un proyecto, siempre siendo un artista plástico que lo genere, trabajando en diferentes campos de creatividad”, nos asegura la directora. Una apuesta con la que seguir enriqueciendo este mundo paralelo, colmado de creatividad e ingenio, donde el arte contemporáneo es el rey. Volveremos en unos años para descubrirlo, de eso que no quepa duda.
FUNDACIÓN MONTENMEDIO CONTEMPORÁNEA (NMAC) - Carretera N-340, km 42.5. Vejer de la Frontera, Cádiz. Tel. 956 45 51 34.
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