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Desde pequeño soñaba con pisar ese escenario de luces. Todos los años, tras disfrutar de los desfiles, comparsas y murgas de su pequeño pueblo de Moya, en el norte de la isla de Gran Canaria, Nelson Rodríguez se ponía delante del televisor y echaba la imaginación a volar. Plumas, pedrería, tocados, maquillaje, purpurina, coreografías... y plataformas de infarto. "El gusanillo fue creciendo y creciendo y cuando alcancé la mayoría de edad, no dudé en presentarme. Comencé con una pequeña gala en mi pueblo y en 2011, con 19 años, me planté en la de Las Palmas de Gran Canaria", recuerda.
Pero antes, había que bautizarse. "Hacía poco que en los cines se había estrenado la película Valkiria, protagonizada por Tom Cruise, sobre la operación frustrada para matar a Hitler. Me impactó aquel nombre y al buscarlo en internet descubrí que hacían referencia a unas divinidades de la mitología nórdica, que representaban la fuerza; son guerreras, y en el mundo drag nada es fácil y hay que ser luchadora". Desde entonces, la drag 'Valkiria' ha dado muchas batallas sobre los escenarios. Sólo en la edición de 2014 no pudo pasar a la final, "pero al año siguiente, volví y acabé a lo grande: coronada como Reina Drag".
Cada año, una media de unos 30 drag se presentan al certamen, que deben pasar una preselección técnica para participar en la gran gala. En esta vigésima edición de 2017 han sido 16 los elegidos. "Yo tomé la decisión de no volver a presentarme durante un tiempo -no puedo decir que de esta agua no beberé-. Al ganar en 2015 y entregar el reinado en 2016, me pareció muy precipitado regresar; porque volver supone volver a ganar", reconoce 'Valkiria'.
Por eso, en esta ocasión echó mano de esa carpetita donde la imaginación se plasma en bocetos, y decidió compartirla con quienes habían competido con él en ediciones pasadas. Y lo ha hecho por la puerta grande: su diseño para la drag 'Sethlas' se ha coronado como ganador de 2017. "Nadie me ha enseñado a coser o pegar una piedra. He sido muy autodidacta y todos mis diseños han salido de mi cabeza". El proceso suele comenzar con una antelación de unos seis meses. "El drag acude al diseñador y le plantea su idea general de show y se empieza un trabajo en equipo muy estrecho, que va acompañado del patrocinio de empresas".
A dos semanas de la gala, Sergio León comienza los primeros ensayos con vestuario. Hay que ajustar los bodies y cascos de las bailarinas, coser alguna tobillera, cuadrar el vuelo del tul del primer traje y darle color a la peluca de gomaespuma con la que se presentará en el escenario la Bella en la que se transformará la drag 'La Tullida'. "La primera vez que participé fue en 2013 y fue una apuesta con los amigos", admite este administrativo, en cuyo nombre artístico también tienen que ver mucho las amistades, "porque como padezco de una hernia discal, en la pandilla siempre me llamaban tullido y aproveché para convertirlo en mi nombre guerrero".
Sobre sus plataformas de 32 centímetros, 'La Tullida' no muestra ni un ápice de esa lesión. Las domina como si fueran zapatillas de andar por casa. Se mueve con una facilidad pasmosa por la sala en ensayo que les presta el Ayuntamiento de la capital grancanaria, mientras da los últimos detalles de la coreografía a las cuatro bailarinas que le acompañarán en la actuación. Para un drag, sus plataformas son las grandes aliadas. 'Valkiria' recuerda que la primera vez que se subió a unas fue mágico: "Lo mío fue heavy, porque sin haber probado las de ningún compañero antes, me compré las mías; a base de golpes se aprende -fueron poquitos, gracias a Dios-, pero las dominé". Y eso que las suyas son extremadamente altas para las que se manejan en el mundillo: 43 centímetros y 2,5 kilogramos de peso cada bota.
Aunque, como reconocen muchos profesionales, la altura de las plataformas ya no es un factor determinante para coronarse como 'reinona'. Alberto Ojeda es ya uno de los veteranos del certamen. "He participado en las últimas diez galas finales y espero seguir haciéndolo por mucho tiempo, porque para mí es un momento irremplazable", asegura drag 'Kiowa', mientras se prueba el tocado de plumas que le ha diseñado para esta ocasión Nelson. Es el último en recoger el vestuario del taller y reconoce que, a diferencia de muchos compañeros, a él no le gusta ver antes los ensayos y fantasías de sus rivales. "Al final, uno debe defender su propuesta y no dejarse influenciar, porque siempre te va a gustar algún detalle del otro y no puedes estar haciendo miles de modificaciones", asegura este drag que se coronó en 2009 en el Carnaval Internacional de Maspalomas.
En el pequeño taller que Nelson ha habilitado en el aparcamiento del chalet familiar han convivido durante meses las tres fantasías dobles de los drag, junto a un vestido para Reina y otro para infantil. "Llevamos trabajando desde hace siete meses con las propuestas. Hay que confeccionar dos trajes: normalmente se suele empezar con uno que tiene bastante peso, y luego tratamos de aligerarlo para tener más movilidad en la parte de la coreografía; pero no siempre se consigue, porque le añadimos tocados de alambre y pedrería, plataformas y encajes". En total, según el diseñador, se puede estar portando unos 10-12 kilos sobre el escenario.
El traje de Bella, con el que 'La Tullida' arranca su show y con el que quedó primer semifinalista 2017, pesa aproximadamente eso. Son ocho metros de encaje y dos vestidos de raso que dan paso a un tocado de plumas y pedrería de unos 4 kg. La fantasía que Nelson ha creado para Borja Castillo es más ligera. La propuesta de drag 'Sethlas', ganador de esta edición tras quedar segunda en 2016, ha sido una de las que más ha revolucionado al público del Parque Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. Una trasgresora transformación de virgen a Jesucristo subido en unas plataformas de 30 centímetros y cubierto de pedrería. "Soy bailarín y había visto muchas veces el carnaval. Lo que ocurre es que no me atrevía a dar el paso porque esta gala es cara -entre los 2.500 y 3.500 euros todo el conjunto, parte del cuál es subvencionado por un patrocinador-. Por eso empecé en 2014 en la gala de Lanzarote, con la ayuda de drag 'Vulcano', que me prestaba trajes suyos. Al ganar aquel certamen, además del premio económico, también pude participar en la ceremonia de Las Palmas del año siguiente", recuerda.
Sethlas asegura que tiene casi pulida su actuación a dos semanas del gran lunes. Estos días previos ha compartido horas y zona de ensayo con su amigo Sergio. "Nos echamos una mano, nos aconsejamos en la coreografía, en algún detalle del espectáculo, en pequeños cambios... La cuestión es que todo salga redondo". El trabajo de maquillaje es otra parte muy importante en este espectáculo, y las pruebas con brochas, pinceles, pintalabios, delineadores, lentillas y pestañas postizas para conseguir el resultado deseado se alarga durante semanas. A 'Sethlas', por ejemplo, el trabajado del maquillaje que luce en esta edición le lleva una hora y media delante del espejo. "Pero es que hay que estar bonita y lucirse para conquistar a público y jurado".
La evolución durante estas 20 ediciones de la gala ha sido impresionante. En aquella primera ceremonia de 1998 sólo tres participantes subieron al escenario realmente vestidos de drag, el público lo configuraban mayoritariamente familiares y amigos y ningún político acudió a colocar la banda a la 'Reina de las Carnestolendas'. Hoy, el Ayuntamiento de la capital grancanaria y el Patronato de Turismo del Cabildo coinciden en asegurar que es el evento que más atención mediática y turística atrae del Carnaval. Hasta 6.000 espectadores se congregan en el Parque de Santa Catalina para seguir la fiesta en directo y la gala es retransmitida por la televisión autonómica, La 2 y el Canal Internacional de TVE para todo el mundo.
A sus tres candidatos, 'Valkiria' les ha dado el mismo consejo antes de salir del backstage del Parque Santa Catalina: ser uno mismo. "Hay que ser fiel al estilo de tu personaje. No hay nada mejor como ir cómodo con las ideas que has ido haciendo realidad y aportar un factor sorpresa sobre el escenario; algo que marque la diferencia con el resto en el vestuario, en la coreografía o en el maquillaje. Y disfrutar, porque cada gala es una oportunidad única y este no es mundo fácil. Recuerda: somos guerreras".
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