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Era automático. Cuando llegaba esta época y pensábamos en esquiar, nos imaginábamos encima de nuestras tablas, preparados para lanzarnos pendiente nevada abajo. Este año es diferente y en vez de un descenso feliz, el panorama que tenemos delante es una preocupante cuesta arriba. La covid-19 ha convertido la próxima temporada blanca en la más incierta de los últimos años.
La Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (Atudem) acaba de publicar un informe con los números de la nieve española, así como las medidas para la práctica del esquí en tiempos de pandemia. Bajo el lema "El esquí, valor seguro", se ha trabajado en un estricto protocolo, común en todos los centros de nieve de nuestro país, que establece los criterios de seguridad e higiene que minimicen los riesgos en sus dominios.
"Se ha elaborado una serie de normas que van a hacer a las estaciones de esquí un lugar seguro y saludable; un espacio donde la naturaleza, el deporte y la salud se den la mano y un entorno que genere confianza a nuestros clientes", ha señalado en la presentación del informe Jesús Fernández Peña, presidente de Atudem. El fruto de estos esfuerzos ha sido la Guía de buenas prácticas, documento donde se destaca la obligatoriedad de respetar la distancia social, el uso de mascarillas a discreción, la prohibición de fumar en colas y remontes y la limitación de aforos en todas las estaciones.
El impulso a los sistemas de reservas y ventas online es uno de los aspectos que más se ha potenciado de cara a la próxima temporada. "Hemos desarrollado sistemas de venta a través de la web, apps específicas para abonos de temporada, sistemas de entrega rápida del material de alquiler, reservas de restauración, pago sin dinero en todo el dominio esquiable, envío de forfaits y material de alquiler al hotel y otras actuaciones que minimicen los contactos" explica Josep María Gracia, director de Marketing del grupo Aramón.
El esquí es uno de los deportes más seguros, en cuanto a su exposición al coronavirus. Se practica al aire libre y alejados del resto de personas. "Queremos transmitir que es una actividad segura. Los esquiadores mantienen una distancia entre ellos, en todo momento se desciende sin nadie alrededor, el esquí siempre se practica con una separación mínima de varios metros", explica Martí Rafel, director general del resort 'Balneario Panticosa'. Algo en lo que redunda Xavier Ubeira, director comercial de Baqueira Beret: "Son distancias reglamentadas y que respetan los esquiadores, para evitar choques y accidentes y que ahora, por el coronavirus, dan seguridad a nuestro deporte".
Otra cosa son los accesos a las taquillas y a los remontes mecánicos: telecabinas, telesillas y telesquís. Aquí sí puede existir riesgo, por la proximidad habitual de esquiadores que se produce en las colas. Es lo que sucedió el pasado 24 de octubre en Cervinia. Era el primer día de la temporada de nieve en los Alpes y, ansiosos por pisar nieve, cientos de esquiadores acudieron a la estación italiana. Las imágenes mostraron una multitud de personas en taquillas y accesos a los remontes, telecabinas como el metro en hora punta y cafeterías desbordadas de un gentío que no guardaba la menor distancia de seguridad y sin mascarillas. Las autoridades italianas cerraron ese día la estación, así como el resto de los centros de nieve que tenían previsto abrir aquel fin de semana.
Las estaciones españolas no están dispuestas a que aquello se repita y quieren dar la máxima seguridad a sus usuarios. "El acceso a los remontes va a ser el punto crítico", admite Santiago Sevilla, portavoz de Cetursa-Sierra Nevada. "Vamos a intentar que no se formen aglomeraciones, estableciendo pasillos y direcciones de la marcha, siempre bajo el control de los empleados. Al final, son los usuarios quienes tendrán la responsabilidad de mantener la distancia social", reconoce Sevilla. Una medida que puede ayudar a que los esquiadores mantengan la distancia es evitar pisar los esquís de quien está delante en la cola de los remontes. La longitud de las tablas marca una separación personal que es la adecuada para cumplir las normas de seguridad.
Desde las estaciones señalan que el transporte por cable no está sometido a ninguna restricción. "Es el mismo que rige en otros tipos de transportes, como el metro, los autobuses, el tren y los aviones", asegura Sevilla. Esto es, no hay limitaciones, aunque, eso sí, será obligatorio el uso de mascarillas. "La distancia entre las sillas de los remontes es de más de 20 metros y los trayectos aéreos de 7 a 8 minutos, en los que se debe ir con la mascarilla puesta, con lo que el riesgo se minimiza al máximo", apunta Ubeira. Los telesquís se muestran como los remontes más seguros, al ser individuales y, en el caso de las perchas dobles, solo podrá subir un esquiador.
El único punto crítico puede plantearse en las telecabinas. Pero van a ir con las ventanas abiertas "y el límite de cada cabina permite más separación entre los pasajeros que la que se registra en el metro en hora punta", remacha Ubeira. A pesar de la ausencia de restricciones, Sierra Nevada pondrá en marcha un protocolo que reducirá en torno al 20 % la capacidad de sus dos telecabinas. Además, el Al Andalus, que es la puerta de acceso principal al dominio esquiable, abrirá media hora antes a partir de las 08.30 en vez de a las 09.00.
Bares, cafeterías, restaurantes y demás puntos de restauración de las estaciones se van a regir por las normas de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, con aforos reducidos y demás limitaciones. La restauración tal y como la hemos vivido es historia. Se acabaron las terrazas rebosantes de personal, las concentraciones ante las barras en busca de un bocata, las colas a la espera de mesa para comer. "No puede ser de otra manera. Tal vez fastidie un poco, pero creo que la gente se adaptará, como ha hecho en la vida normal. Las terrazas se extenderán y si un día no hay sitio, pues no se podrá entrar y si otro no hace bueno, habrá que aguantarse o dejar de esquiar ese día", señala Rafel.
Otra cosa que parece desterrada tiene que ver con lo que rodea al deporte del esquí: el aprèsquí, el ocio que continúa cuando se termina de esquiar. No vamos a ver las concentraciones en terrazas de moda y lugares a pie de pista con música en directo y marcha hasta bien entrada la noche. La pandemia ha expulsado las fiestas discotequeras y el copeo cool masificados del planeta esquí. A no ser que cambien mucho las cosas, no habrá nada que hacer en las estaciones cuando los remontes echen el cierre.
Así va a ser la nueva normalidad de la nieve, una normalidad que causará desánimo a más de uno. No es tan grave, al fin y al cabo, se podrá seguir esquiando, que es lo más importante, y quienes echen de menos la juerga, tal vez encuentren consuelo al pensar que en la cola de los remontes ya nadie les va a pisar los esquíes.