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Santa María la Blanca.

Judería de Sevilla: historia de un barrio, qué ver y dónde comer

Las joyas que no te puedes perder de la Judería de Sevilla

Actualizado: 08/04/2025

La primavera en Sevilla es sinónimo de olor a azahar e incienso, de calles repletas de ambiente y de una ciudad que se lanza de cabeza al disfrute como solo ella sabe hacerlo. Entre naranjos, iglesias, leyendas y mucha historia, recorremos la antigua Judería de Sevilla, uno de los cascos históricos más grandes del mundo, listos para recrearnos en el verdadero placer de la contemplación.

No importa por qué calle nos perdamos. Da igual si nos lanzamos a explorarla a primera hora de la mañana, al mediodía o cuando las multitudes desaparecen y las farolas son las únicas compañeras en el camino. Dará lo mismo si nos sentamos en el banco de alguna de sus plazuelas a descansar, si visitamos algunos de sus iconos patrimoniales o, simplemente, admiramos las fachadas de sus casas palacio. La cuestión es que, la antigua Judería de Sevilla, que se despliega a lo largo de 16 hectáreas abarcando los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé, sabe conquistar a propios y extraños sin contemplaciones.

La antigua Judería de Sevilla abarca los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé.
La antigua Judería de Sevilla abarca los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé.

Por eso nos disponemos a pasearla. A recorrer sus enrevesadas callejuelas y recovecos sin mirar el reloj. Es hora de conocer un poco más de cerca todos esos atractivos que convierten, el que es uno de los cascos históricos más grandes del mundo, también en uno de los lugares más visitados por todo el que pisa Sevilla. Belleza a raudales, leyendas y mitos nos sorprenden a cada paso, pero la Judería es mucho más.

La historia de la Judería de Sevilla

Para entender el origen de este barrio hispalense, tenemos que viajar en el tiempo hasta el siglo XIII. Fue entonces cuando los judíos arribaron a Sevilla después de la reconquista de la ciudad por parte de Fernando III de Castilla. Tenían fama de muy buenos negociantes, además de que eran recurrentes prestamistas del reino, por lo que la Corona decidió entonces dotarles de ciertos privilegios. Uno de ellos, protección. En otras palabras: el rey les ofreció instalarse en toda la zona que colindaba con el propio palacio real, el Real Alcázar, y tenerlos así cerca.

En la Plaza de Santa Marta.
En la Plaza de Santa Marta.

Alfonso X les otorgó, además, tres mezquitas repartidas por la ciudad para que fueran transformadas en sinagogas, algunas de las cuales -Santa María la Blanca y San Bartolomé- aún permanecen en activo, solo que reconvertidas en iglesias. La convivencia entre las diferentes religiones fue fluida hasta finales del siglo XIV, cuando se produjo un asalto al barrio que se convirtió en una verdadera matanza hebrea: durante aquel suceso, que tuvo lugar en una noche de junio de 1391 por orden del arcediano de Écija, fueron asesinados casi 4 mil judíos.

Hoy, la huella de aquel pasado tumultuoso aún se palpa, se siente, al caminar por las callejuelas, que nos hablan de aquellos sucesos, pero también de otras muchas historias. A dos pasos, también, los grandes reclamos monumentales de la ciudad: la catedral y la Giralda, junto al Real Alcázar, lucen esbeltos rodeados del jazmín de los naranjos y constituyen uno de los límites de la Judería.

Cómo llegar al barrio de la Judería

Hablamos del casco histórico de la ciudad, un entramado de callejuelas cerradas, en gran parte, al tráfico, por lo que lo más cómodo es descubrirlo a pie. Existen numerosos accesos a la zona, ya sea desde los Jardines de Murillo, desde la calle San Gregorio, recorriendo Mateos Gago o accediendo desde el vecino barrio de la Alfalfa. El corazón palpitante de Híspalis lleva marcando el pulso de la urbe desde tiempos inmemoriales, aunque hoy esté más establecido por los horarios de los comercios para turistas y los locales de restauración. Sea como sea, existen maneras alternativas de llegar hasta él.

La judería es uno de los lugares más visitados por todo el que pisa Sevilla.
La judería es uno de los lugares más visitados por todo el que pisa Sevilla.

Una de ellas es aprovechando el transporte público: hasta diversos puntos del perímetro de la Judería llegan los autobuses 01, 05, 21, 24 y 27, además de dos de aquellos que realizan las rutas circulares por la ciudad: el C3 y el C4. El Metrocentro conecta el barrio de San Bernardo con Plaza Nueva, haciendo parada junto a la catedral de Sevilla. Además, la línea 1 de metro posee una de sus paradas en El Prado de San Sebastián, a solo unos minutos a pie de histórico barrio.

Qué ver en la Judería de Sevilla

1. Plaza Santa Marta

Cuenta la leyenda que, en esta pequeña plazuela a la que se accede por un callejón semiescondido junto a la popular Mateos Gago, fue donde Don Juan, de la famosa obra de Zorrilla, raptó a Doña Inés. Poco se puede percibir de aquella historia: lo que sí reina en este rincón, sin embargo, es la tranquilidad más absoluta. La Plaza de Santa Marta toma su nombre del hospital fundado en 1385 que un día se ubicó aquí, aunque siglos más tarde se mudaron a su edificio las monjas agustinas del Convento de la Encarnación. De suelos empedrados y belleza extrema, la plaza cuenta además con un buen puñado de naranjos que son seña de identidad sevillana, y una cruz -vandalizada hace unos meses- decorando el centro de la misma y tallada por Diego de Alcaraz en el siglo XVI. Uno de esos oasis no tan comunes en el corazón de la ciudad.

En esta plaza fue donde Don Juan, de la famosa obra de Zorrilla, raptó a Doña Inés.
En esta plaza fue donde Don Juan, de la famosa obra de Zorrilla, raptó a Doña Inés.

2. Calle Mateos Gago

Nexo de unión entre la concurrida Plaza de Virgen de los Reyes, a los pies de la Giralda, y el corazón de la Judería sevillana, la calle Mateos Gago -bautizada con este nombre a finales del siglo XIX en honor a un canónigo local- fue conocida en el pasado como calle de la Borceguinería por encontrarse concentrados en ella los fabricantes de zapatos de la zona. Su trazado actual se debió a las obras de ensanche que se realizaron de cara a la Exposición Iberoamericana de 1929, y entre sus edificios más representativos se encuentran la Casa Ceballos Rumayor con sus arcos porticados, la Casa Salinas, la Parroquia de Santa Cruz o la Casa de la Viuda de Marañón. También, oculto en los bajos de un mítico bar de la zona, la 'Cervecería Giralda', los restos de unos baños árabes datados en el siglo XII.

La popular calle Mateos Gago.
La popular calle Mateos Gago.

3. Callejón del agua

Sin duda una de las callejuelas más singulares de la ciudad es la que transcurre en paralelo a la antigua muralla. Muralla que contenía, en su interior, dos grandes tubos por los que circulaba el agua que llegaba desde los Caños de Carmona hasta el Real Alcázar: de ahí el nombre de la vía. También conocida en el pasado como Muro del Agua, recorrer sus 140 metros de largo es algo indispensable al aventurarse a explorar la antigua Judería de Sevilla. Al final de la misma, saliendo de las murallas, aguardan los Jardines de Murillo, un precioso vergel colmado de setos y parterres separados por caminos en retícula bautizado así por hallarse muy cerca del lugar donde nació el célebre pintor hispalense, Bartolomé Esteban Murillo.

El callejón del agua.
El callejón del agua.

4. Hospital de los Venerables

Estamos ante uno de los edificios barrocos más importantes de la arquitectura sevillana. Una construcción de apariencia sobria a la que se accede por la Plaza de los Venerables -por dónde, si no- y que fue fundada por Justino de Neve en el año 1675. Obra de Leonardo de Figueroa, es traspasar sus puertas y quedar maravillados por la espectacularidad de su patio central, rodeado de galerías de arcadas a un nivel más alto, o de su fuente central, a la que se accede por unas gradas circulares.

Palacio de los Venerables.
Palacio de los Venerables.

Más allá de estos elementos arquitectónicos, la magia surge gracias a la pintura: hay que observar el techo de la sacristía o los frescos de la bóveda del prebisterio, decorados con obras de Valdés Leal. Su hijo, Lucas Valdés, pintó otras partes del edificio como las visibles en la nave o en el retablo mayor. Además, la parte del templo cuenta también con obras de Martínez Montañés o Pedro Roldán. El edificio acoge actualmente la sede de la Fundación FOCUS -Fondo de Cultura de Sevilla-.

5. Balcón de Rosina

Nada más llegar a la recoleta Plaza Alfaro, la vista se va inevitablemente hacia un rincón: en una de sus esquinas, un majestuoso edificio luce, orgulloso, el Balcón de Rosina, uno de los rincones más emblemáticos de la Judería de Sevilla. Un deslumbrante mirador privado que rezuma esencia hispalense por cada azulejo y centímetro de enrejado, y que, según se dice, inspiró al mismísimo Gioachino Rossini, que la convirtió en escenario de una de sus óperas más célebres, El Barbero de Sevilla: aquí fue a donde Fígaro aconsejó al Conde de Almaviva que escalara, ataviado con disfraces varios, para recuperar a su amada. Testigo de siglos de historia y arte, lo más curioso de todo es que, al parecer, el balcón fue construido después de escribir la obra.

Balcón de Rosina.
Balcón de Rosina.

6. Plaza de Doña Elvira

A la Plaza de Doña Elvira, una de las más bonitas y coquetas de toda Sevilla, se llega por sorpresa: las callejuelas que dan acceso a este apacible rincón de la Judería de Sevilla son acodados, por lo que es al doblar la esquina menos esperada cuando uno se encuentra con el pequeño vergel de parterres arbolados, aroma a azahar y fuentes brotando del suelo. La plaza se construyó, según las directrices del arquitecto Juan Talavera, a comienzos del siglo XIX tras ser demolido un edificio de viviendas, aunque hay quienes dicen que, algunos siglos atrás, también existió en este rincón un corral de comedias.

Plaza de Doña Elvira
Plaza de Doña Elvira

Frecuentado por grupos de turistas que ansían conocer los lugares más emblemáticos del Barrio de Santa Cruz, cuenta, además, con numerosos bares, restaurantes y tiendas de artesanía en sus alrededores. Uno de los edificios, donde hoy se ubica el 'Hotel Elvira', fue escogido por Zorrilla para localizar la casa del comendador Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, en su mítica obra Don Juan Tenorio.

7. Estatua de Don Juan

Siguiendo la historia de uno de los personajes más emblemáticos ligados al barrio de la Judería de Sevilla, rendimos honores a la figura del propio Don Juan Tenorio frente a la escultura que hay erigida de él en la Plaza de los Refinadores, junto a los jardines de Murillo. Creada en 1974 en bronce y a tamaño natural por Nicomedes Díaz Piquero, se encuentra alzada sobre un pedestal en el que se pueden leer frases como “Aquí está Don Juan Tenorio; y no hay hombre para él”, o “Búsquenle los reñidores, cérquenle los jugadores, quien se preste que lo ataje, a ver si hay quien lo aventaje en juego, en lid y en amores”.

Aquí está Don Juan Tenorio.
Aquí está Don Juan Tenorio.

8. Museo del Baile Flamenco

El único del mundo, ni más ni menos, tiene tras él la figura de una bailaora que es toda una leyenda en Sevilla y en el resto del planeta: la sevillana Cristina Hoyos hizo realidad su sueño al dedicar, en el mismo corazón de la Judería de Sevilla, un espacio a este arte universal declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El edificio en el que se halla, una casa palacio del siglo XVIII que se encontraba absolutamente en ruinas, comenzó sus obras de remodelación en 2004 hasta convertir el espacio en un museo adaptado a las necesidades del siglo XXI.

Este museo es el sueño hecho realidad de la sevillana Cristina Hoyos.
Este museo es el sueño hecho realidad de la sevillana Cristina Hoyos.

Hoy, en un recorrido por las cuatro plantas del edificio, se pueden entender y aprender todos los detalles sobre esta inigualable cultura, así como visitar sus exposiciones permanente y temporales, e incluso asistir a un espectáculo de baile flamenco en un entorno íntimo y especial. De esta manera se aprenderán, además, los detalles sobre el origen del flamenco, su evolución, la influencia de otras culturas y la riqueza de sus estilos. Para los más atrevidos, ofertan, incluso, clases de flamenco.

9. Calle de los Besos

Conocida popularmente de esta forma, la realidad es que esta peculiar vía de la Judería sevillana cuenta con otro nombre oficial: calle Reinoso. El motivo de este guiño por parte de los sevillanos viene motivado por su extrema estrechez: apenas 106 centímetros en el punto en el que los edificios de ambos lados de la calle se hallan más cercanos. Al caminar por sus adoquines se siente un gran frescor consecuencia de que el sol, por el poco espacio que existe, apenas lo alcance a lo largo del día, algo que se agradece en los días calurosos de verano. Los balcones se hallan tan pegados unos a otros que, cuenta la gente, los vecinos podían besarse con solo asomarse a ellos. De ahí el nombre con el que todo el mundo conoce el lugar.

10. Santa María La Blanca

Turno de una de las iglesias más especiales de toda la ciudad. Santa María de las Nieves de Sevilla, más conocida como Santa María la Blanca, se halla en el barrio de la Judería, concretamente en el eje que forman la calle San José y Santa María la Blanca. Se trata del único templo de la urbe que conserva restos de las tres religiones que por ella pasaron: tras ser originariamente una mezquita, fue transformada en sinagoga debido a los privilegios que el rey Alfonso X dio a los judíos en el siglo XIII, y finalmente convertida en iglesia cristiana en 1391. Una joya patrimonial como pocas que destaca, sobre todo, por ser uno de los conjuntos más deslumbrantes de la arquitectura andaluza del primer barroco. Tras su sobria fachada se esconde un universo artístico de riqueza máxima protagonizado por sus impresionantes yeserías con motivos geométricos, vegetales, ángeles, querubines y florones. Atesora, además, varias pinturas de Murillo.

Las pinturas de Santa María la Blanca
Las pinturas de Santa María la Blanca

11. Calle Verde

Cascadas de ramas colmadas de hojas de intenso color verde cuelgan sobre las cabezas de aquellos que recorren una de las callejuelas más fotografiadas de toda la Judería de Sevilla. Situada en el barrio de San Bartolomé, la Calle Verde, estrecha y flanqueada por fachadas que rezuman esa esencia de la arquitectura tradicional hispalense más auténtica, es uno de los rincones imperdibles al recorrer el laberinto que conforma uno de los cascos históricos más grandes del mundo. Aunque no destaca por grandes reclamos patrimoniales, sí se halla en ella la Casa de los Padilla, una de las viviendas más antiguas de la ciudad.

Es una gozada perderse por las calles de la judería.
Es una gozada perderse por las calles de la judería.

12. Museo Casa de la Guitarra

Como todo lo que se halla en la antigua Judería de Sevilla, también el Museo Casa de la Guitarra ocupa un edificio histórico, esta vez datado en el siglo XVIII, en el mismo epicentro del Barrio de Santa Cruz. El artífice de este templo al instrumento más andaluz, el primer museo dedicado a él del mundo, es José Luis Postigo, guitarrista consagrado tras casi 50 años de profesión en el mundo del flamenco. Entre las paredes del número 12 de la calle Mesón del Moro se atesoran más de 60 piezas pertenecientes a los últimos tres siglos, expuestas en diferentes plantas y vitrinas. Además, el museo ofrece también espectáculos flamencos de una hora de duración con los que acercar, aún más si cabe, este arte universal a visitantes de dentro y fuera de nuestras fronteras.

13. Patio de Banderas

Uno de esos lugares icónicos a medio camino entre la Judería y el tesoro patrimonial que es el Real Alcázar: esta plaza, que ya desde el siglo XVIII era conocida como Patio de Banderas, sirvió como patio de armas para el antiguo núcleo militar del Alcázar. Se trata de un espacio abierto, diáfano, cubierto de albero y repleto de naranjos, por lo que pasear por él en primavera es embriagarse de ese aroma a azahar tan característico de Sevilla. Las casas que se encuentran rodeando la plaza cuentan con una acera pavimentada con losas de Tarifa, un material bastante utilizado tradicionalmente en la ciudad. Desde una de las esquinas, un pasillo con forma de arcada da acceso a la Judería y constituye uno de los puntos estratégicos para obtener la fotografía más espectacular de la Giralda y la catedral.

La Giralda desde el Patio de Banderas.
La Giralda desde el Patio de Banderas.

14. Tablao Los Gallos

No hay visitante extranjero que pise Sevilla y no se halle ansioso por acudir a un espectáculo flamenco. Uno de los tablaos más emblemáticos de la ciudad es, no hay duda, el Tablao Los Gallos, que cuenta con más de 50 años de historia. Hablamos del templo a este arte más antiguo de toda Híspalis, además de ser uno de los más antiguos del mundo. Cada noche, en sus entrañas, se dan cita grandes artistas de prestigio a nivel internacional para deleitar a propios y extraños con una experiencia sin igual. Sentir la pasión con la que las guitarras flamencas, el cante y el toque de sus artistas son transmitidos al público, emociona enormemente a quienes lo presencian.

Tablao Los Gallos
Tablao Los Gallos

15. AIRE Ancient Baths

Hay también espacio en la Judería de Sevilla para dejarse mimar, para cuidarse y encontrar el relax tan ansiado frente al estrés del día a día. Y, para ese propósito, existe un lugar imperdible: desde que AIRE Ancient Baths abriera sus puertas hace más de 20 años, se convirtió en un espacio único al que sevillanos y turistas acuden para desconectar. Se encuentra en la calle Aire, a solo unos pasos de la catedral, ocupando una antigua casa palacio de estilo mudéjar con casi cinco siglos de historia. Al atravesar sus puertas, lo primero que deslumbra es su típico patio andaluz, donde arranca un viaje de sensaciones que llevará, a la luz de cientos de velas, a recorrer sus diferentes salas y piscinas con aguas a diferentes temperaturas. Para culminar la experiencia, siempre será buena idea animarse con uno de sus tratamientos o masajes, o mucho mejor: reservar la piscina climatizada de la azotea y disfrutar de una copa de cava con unas inigualables vistas a la Giralda.

Dónde comer en la Judería de Sevilla

Conocer una cultura, explorar un destino en su totalidad, no solo conlleva visitar sus tesoros patrimoniales o andar y desandar sus callejuelas: si hay una forma de descubrir verdaderamente un lugar, es probando también su gastronomía. Por eso, una visita a la Judería de Sevilla jamás estará completa si no indagamos un poco en su oferta de restauración. Un recorrido por sus joyas culinarias que, en este caso, debe arrancar en un rincón icónico: en Mateos Gago, una primera parada podría ser en la 'Taberna Álvaro Peregil', cuyo local original, diminuto pero repleto de encanto, sirven vino de naranja a granel y unos chicharrones que quitan el sentido.

'La Azotea' es otra buena opción para comer en la Judería.
'La Azotea' es otra buena opción para comer en la Judería.

No muy lejos, en la acera contraria, 'Azotea Vinos & Tapas' resulta una propuesta idónea para catar los sabores de la cocina mediterránea que tanto identifican a la ciudad. En su carta no faltan deliciosas chacinas ibéricas y quesos, pero tampoco tapas icónicas de la cocina andaluza como la ensaladilla o el salpicón de mariscos, el mantecaíto sevillano o el gazpacho. Todos ellos con una pizca de vanguardia en sus recetas. No hay que dejar de probar sus alcachofas con crema de apionabo y gambón, y tampoco sus chocos fritos o su solomillo de cerdo al whisky. Los sabores hispalenses servidos en la mesa.

Las delicias de la 'Taberna Álvaro Peregil'.
Las delicias de la 'Taberna Álvaro Peregil'.

La 'Bodega Santa Cruz', conocida popularmente como 'Las Columnas', acoge bajo sus soportales algunas mesas altas en las que entregarse al deleite de una caña bien fresca y algún montadito de la casa. Aquí, la cuenta se sigue anotando a tiza sobre la barra, como manda la tradición.

La parte más clásica la seguimos encontrando en 'Casa Román', en la Plaza de los Venerables, cuyos orígenes se remontan a 1868, cuando funcionaba como tienda de ultramarinos. Un verdadero clásico hispalense en el que probar exquisiteces como unos buenos huevos fritos con patatas o un plato de jamón. Junto a él, la 'Hostería El Laurel' tampoco deja indiferente: la calidad de sus carnes y pescados, llegados directamente de las costas andaluzas, es espectacular. 'Las Teresas', antiguo despacho de vinos y ultramarinos, es otra opción a tener en cuenta: sus espinacas con garbanzos y su bacalao con tomate son inolvidables.

La 'Bodega Santa Cruz'.
La 'Bodega Santa Cruz'.

Para una propuesta más alternativa, sin embargo, otro clásico: el restaurante 'San Marco', donde la cocina italiana es la reina, abrió sus puertas en 1992 en un local ubicado en unos antiguos baños árabes del siglo XII. En la calle Rodrigo Caro, el 'Café Santacruz' cuenta con una agradable terraza desde la que disfrutar de tapas y platos con una marcada esencia andaluza. El café de especialidad, eso sí, en 'Delatribu', donde trabajan con tostadores tanto nacionales como del resto de Europa. Un final perfecto para la experiencia.

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