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Comer interpreta a Villanelle, una sicaria despiadada, algo inestable, decididamente cercana a lo que comúnmente conocemos como "psicópata", pero que actúa como un imán para todo lo que se mueve a un kilómetro a su alrededor. En esta temporada de Killing Eve (la tercera), la acción ha llegado a Barcelona.
En el primer episodio, y aunque en pantalla leemos "Girona", Villanelle se encarga de liquidar a alguien en una tienda de ficción situada entre las callejuelas del Born, un barrio de rúas estrechas, solo accesibles para peatones, engalanadas para la ocasión con unos cuantos chiringuitos en forma de mercado tradicional. El Born cuela como Girona por culpa de ese look clásico, de piedra con más años encima que muchas naciones de la tierra. El barrio siempre ha sido un misterio para los propios barceloneses, que se debaten entre su importancia histórica (allí se encuentra el Fossar de les Moreres, lugar clave para entender algunos aspectos de la política catalana) y –también– docenas de locales, tiendas y restaurantes hipsters.
Si hay algún lugar de Barcelona que pueda salir en Foodie love, Killing Eve, Todo sobre mi madre o cualquier documental sobre Barcelona, ese es el Born: tanto sirve para un roto como para un descosido. La mayor parte de la filmación (en la que puede verse a Comer luciendo vestido de Susie Cave, fundadora de la marca The vampire’s wife) se produjo en la calle Bonaire, cerca del paseo del Born y frente a otro edificio icónico para los barceloneses: la estación de França.
Fue Almodóvar precisamente el que puso la primera piedra para que los encargados de localizar para la serie tuvieran más fácil encontrar la casa perfecta para que Villanelle se instalara en la Ciudad Condal. En la mencionada Todo sobre mi madre, los personajes de Fernando Fernán-Gómez residían en las legendarias Casas Ramos, obra del arquitecto Jaume Torres i Grau, con influencias de un clásico del modernismo, como Lluis Domenech, y un aire medieval que la convierte en una pieza única. Propiedad de dos arquitectos barceloneses y situada en la plaza de Lesseps, la obra se enclava en un barrio noble de la zona alta de Barcelona: Sarriá-Sant Gervasi.
La vivienda fue edificada en 1906, cuando surgió el movimiento novecentista (que predicaba el fin del modernismo), pero éste parece obedecer más a los postulados de Puig i Cadafalch que a los de cualquier otro arquitecto de la época. La propia Villanelle fue vista rodando en la mencionada plaza de Lesseps. Como curiosidad, añadir que el que lo desee puede tratar de reservar el apartamento a través de la plataforma airbnb.
La otra gran localización barcelonesa fue la plaza de la Barceloneta, frente a la iglesia de San Miguel del Puerto. El barrio de pescadores de la ciudad, uno de los más emblemáticos aunque últimamente maltratado por la gentrificación, pero perfecto para poner la urbe en el mapa sin miedo a equivocarse.
Ya que estaban, los responsables de la serie decidieron convertir el Puerto d’Aiguadolç en Sitges en una exclusiva parte de la costa francesa. Los habituales del lugar reconocerán inmediatamente la zona, situada junto al hotel 'Gran Meliá' de la localidad.
El responsable de buscar escenarios para el show, su diseñador de producción, Laurence Dorman, reconocía en la revista Architectural Digest que el reto para Killing Eve fue a la hora de encontrar nuevas localizaciones que no hubieran sido explotadas en demasía en el pasado, en una zona de Europa en la que se rueda constantemente.
La suerte les acompañó casi inmediatamente mientras hacían labores de scouting en la capital catalana: "Nos topamos con este increíble apartamento en Barcelona en nuestro segundo día allí: interiores españoles, influencia árabe, cristaleras con colores en distintas texturas, precioso control de luces, y todo el conjunto era espectacularmente distinto a nada que hubiéramos visto antes. Así que allí mismo decidimos incluirlo", contaba Dorman a la publicación.
La obsesión por la serie ha convertido a Comer en un icono de moda, con su rostro asomando en revistas del sector por todo el mundo y las marcas que luce (como LaDoubleJ, o la española Loewe, cuyos complementos luce en esta temporada) se convierten en algo trendy al momento.
Precisamente la propia Comer contaba en Entertainment Weekly que casi tiene un disgusto por aquello de ser actriz del método. En una escena de la segunda temporada situada en Londres, y tratando de engullir un montón de pasta. Una pasta tan gruesa que la actriz casi se ahoga en el intento. De hecho, nadie se dio cuenta de que Comer estaba pasándolas canutas hasta que un médico en el set se dio cuenta de que algo no iba bien. "Hubiera sido una muerte ridícula", diría después la actriz entre risas. Ella, que ama la pasta con todas sus fuerzas: su restaurante favorito en Londres es el 'City Social' del chef Jason Atherton… que es donde se filmó la infame escena de la pasta.