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Sí, a todos nos pasa. Es difícil decidir qué llevar o qué no. Hay algunos que semanas previas al viaje realizan listas de lo que van a meter en la maleta mientras que, otros, tiran con lo primero que está limpio. Ni uno ni otro. Es cierto que es conveniente planificar, aunque sea de forma mental, porque eso ayudará a no olvidarnos de nada esencial.
Es fundamental conocer la climatología de la ciudad o del país al que viajaremos. Eso nos ayudará mucho a decidir qué cantidad de ropa de abrigo (o no) se necesitará. Y no hay nada que ocupe más lugar que los jerséis, las botas y las chaquetas.
¿Vamos en coche? ¿En tren? ¿En avión? El medio de transporte en el que nos moveremos también es un importante condicionante. Si viajamos en este último, hay que tener mucho cuidado con el peso total del equipaje, por lo que hay que elegir un contenedor lo más ligero posible.
Si vamos a ir a una ciudad importante o a un hotel de varias estrellas no es necesario llevar productos de higiene, porque el establecimiento siempre estará bien equipado de amenities, o se podrán comprar en el punto de destino. Con llevar nuestros productos favoritos (la fragancia, el maquillaje, la crema de afeitar...) es suficiente. Si no tenemos más remedio que llevar el Bodybell con nosotros, introduce cada producto en una bolsa de plástico. Evitarás muchos disgustos si, por un casual, se derraman.
Lo mismo pasa con las medicinas. Solo es necesario un botiquín básico. Aunque, la cosa cambia, si se va a un país en vías de desarrollo. Aquí sí conviene hacer acopio de analgésicos, antihistamínicos, antiinflamatorios, antimosquitos (mejor llevar dos que uno, por cierto), desinfectante, antibióticos, tiritas... Y, atención, porque cuando se viaja a un destino donde la pobreza duele, es habitual dejar la maleta allí –como se dice entre los más trotamundos–: es decir, repartir con alegría todo lo que llevemos (medicinas, zapatos, ropa, toalla de playa, cosméticos, productos de higiene) entre los lugareños más necesitados.
Hay que tener en cuenta también la duración del viaje. No es lo mismo ir unas semanas a la playa en las que, seguro, vamos a estar más tiempo en traje de baño, camiseta o pareo que otra cosa, que si nuestro destino es una ciudad cosmopolita donde no conviene dar imagen de 'turista'. Existe una ley del viajero que dice que "no hay que llevar una vestimenta para cada día sino calcular la mayor cantidad de estilismo que podemos crear con lo que llevamos". Dice también ese rígido principio que lo suyo es guardar solo cinco partes superiores y tres inferiores ¿Te apañarías con ello? Lo que sí es cierto es que, vayamos donde vayamos, es conveniente echar un look elegante y formal porque nunca se sabe lo que puede pasar en esas noches viajeras.
Pero empecemos a empaquetar. ¿Qué es lo primero que guardamos? Pues los elementos más pesados, es decir, los zapatos, que pondremos en la parte más cercana a las ruedas para que no nos aplaste el resto y, siempre, metidos en bolsas (lo ideal es que sean reutilizables de tela) para que no nos ensucien la ropa. No lleves demasiados, sobre todo en verano. Lo más útil y funcional son las chanclas, un calzado universal que, si se rompe, siempre podemos encontrar hasta en el pueblo más recóndito de África. Unas playeras cerradas y cómodas (no se te ocurra estrenar unas nuevas en un viaje donde sabes que vas a caminar) siempre son útiles a la hora de hacer excursiones e, incluso, las podemos llevar puestas durante el viaje ya que suelen ser pesadas y voluminosas. Un zapato de vestir (unos náuticos, mocasines, sandalias de tacón, cuñas...) para las ocasiones más refinadas nunca está de más. Y, atención, porque esos huecos que quedan entre ellos podemos utilizarlos para guardar artículos pequeños como cinturones, bisutería, pañuelos, gorras o bikinis.
En la siguiente capa irán las camisetas, los pantalones o las faldas, por ejemplo. Hay un truco para que ocupen menos y es enrollar todas las prendas y con ello impedirás que se arruguen demasiado. La ropa interior la pondremos también en esta parte. Guárdala toda en una bolsa de tela y lleva otra vacía para ir guardando la que se va ensuciando. En un viaje de aventura, donde es complicado lavar, la mezcla de ambas puede ser una pesadilla.
En la capa de arriba pondremos lo más delicado o lo más valioso, nuestras piezas favoritas. Antiguamente las prendas se envolvían en papel de seda, una a una, para que llegaran a su destino como nuevas y, oye, parece que funciona. Atención, porque las camisas, que irán en esta parte, lo mejor es abotonarlas y plegarlas, con el cuello cerrado y bien doblado. Evitaremos así tener que buscar una plancha.
Repasa las cosas antes de cerrar la maleta. Que no se te olvide nada. La novela que te vas a leer en la playa, tu cuaderno de viaje, los cargadores (cámara, móvil, tablet), una bolsa plegable por si pretendes volver con muchos souvenirs, un paraguas –por si acaso–, una bolsa para bajar a la playa, una toalla fina para la tumbona...
Sin duda, es difícil decidir qué llevar y qué dejar en casa, pero olvídate del por si acaso. Si hay algo de lo que no estás seguro que vas a usar, no lo lleves, porque se convertirá en un peso innecesario.
Aquí van algunas opciones para que este verano tu maleta sea la más cool.
Con un diseño abstracto y muy veraniego, las bolsas de tela de Guía Repsol son una estupenda opción para meter en nuestra maleta.
Las rayas son el estampado elegido para este verano por la firma italiana My Style Bags. Se puede personalizar con las iniciales del comprador.
El estampado de aves exóticas de esta ligera maleta de Eastpak pone el toque llamativo y fresco al verano.
¿Eres de los que recopilas información de todos los destinos a los que vas? ¿Te gusta plasmar tus vivencias en el papel? Dohe ha lanzado una colección de libretas que animan a recuperar los diarios de viaje de antaño.
Los sombreros estilo Borsalino se han convertido, desde hace unas temporadas, en el accesorio unisex del verano. Son fáciles de guardar, favorecen, protegen del sol y no dan calor.
Las tendencias que propone Guillermina Baeza en sus bañadores y biquinis para este año se centran en las rejillas y las transparencias. Los colores llamativos, como el rojo, el naranja o el verde lima, también son una buena opción.
Los amantes de las largas jornadas de playa disfrutarán con las toallas de la firma australiana de Beach Life, Joycie & Jules. Inspirándose en los Mandalas tibetanos han creado unas toallas redondas, rematadas con flecos, con 150 cm de diámetro.
¡Atención, señores! Se acabaron los bañadores anchos y hasta la rodilla tan poco favorecedores. Holas Beachwear trae ahora el estilo más retro gracias a sus estampados y a la lycra que aporta un toque sexy. Este verano, fuera complejos.
Estas vacaciones, dale una oportunidad a la camisa. Olvídate de aburridos polos y camisetas con leyendas absurdas y lánzate a los estampados floreados y surferos de Wrangler.
A medio camino entre la chancla y la alpargata, Ugg propone un modelo tan funcional que lo mismo sirve para bajar a la playa que para tomar unos cócteles por la noche. Están disponibles en múltiples colores.
Si hay un tocado que está tomando fuerza este verano es el turbante. La Carolaofrece pañoletas de tejido agradable y vibrantes estampados que sirven tanto para llevar de top sobre el biquini como en la cabeza al más puro estilo pin up. Además, tiene en Facebook tutoriales sobre cómo ponerlo.