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Grupo de veinteañeras que se acercan peligrosamente a la treintena, repletas de anhelos y deseosas de vivir experiencias. Estereotipos que han cobrado vida en la saga de Elisabet Benavent y que ahora se asoman a la pantalla mientras recorren el centro de Madrid como si fuese su segunda casa. Seguimos su pasos en una concentrada jornada de 24 horas en la que no hay respiro, para que te metas más intensamente en la piel de las protagonistas.
Arrancamos en 'Frida' (San Gregorio, 8). El local del grupo Larrumba combina la fórmula que convierte en oro los negocios de esta cadena especializada en acoger a un público mainstream de entre veintimuchos a cuarenta y pocos que se siente identificado con sus mesas de madera rústica, sus sillas dispares calcadas de grandes diseñadores retromodernos, sus ambientes luminosos que combinan papeles pintados y ratán y una carta en la que figura todo plato que sea tendencia generalizada.
Valeria vive justo enfrente y por las mañanas trata de escribir su libro, como tantos otros aspirantes a literatos que se pasan la jornada con un café o una infusión delante en numerosos locales de Chueca o Malasaña. La leyenda impresa en las infusiones que toma coinciden con su estado de ánimo. Aquí las tostadas de aguacate para desayunar, los smoothies, los brunchs y los cócteles dulces forman parte del día a día. Con un horario ininterrumpido de 11:00 a 13:00 h, puedes quedarte casi a vivir.
Paseo por la plaza de Oriente. Puedes ir andando tranquilamente o cogerte un cabify, que es el transporte de las chicas frente a taxistas dispuestos a zarandear estos vehículos con la pobre Valeria gritando dentro. En esta ocasión es su amiga Lola, icono de la libertad sexual dentro del grupo de colegas, la que queda con su amante casado para vivir peligrosamente a plena luz del día un momento de lo más hot. Incluso eso, queda de lo más políticamente correcto en esta especie de cuento de hadas.
Almuerzo en 'Korgui' (Del rollo, 8), en pleno centro neurálgico del Madrid más castizo, con vistas al puente de Segovia. Las protas quedan para tomar cervezas por al atardecer y charlar del desarrollo de sus problemas amorosos y laborales. A veces se suma algún amigo que sirve de excusa para dar rienda suelta a un feminismo tan obvio como todo lo demás. Rollitos vietnamitas, baos, fajitas, provolone, ceviches y cualquier otro plato homologado por el ministerio de modernidad.
Café en 'Sala Equis' (Duque de Alba, 4). El último cine porno de Madrid está en Lavapies y además de cine en versión original y charlas variadas, ofrece cafés, copas y una carta bastante asequible. Aquí te puedes hacer pasar por intelectual, para lo que es recomendable que lleves un libro en la bolsa de tela con dibujo cuqui impreso.
Paseo por el Parque del Oeste. Quién diría que este agradable parque era hasta hace poco más de un siglo el principal vertedero de Madrid. Verde, florido y extenso, tiene desde una rosaleda a búnkeres de la Guerra Civil. Aquí, en un arranque de dramatismo, viene Valeria cuando su editora le rechaza la novela, y cargada con cajas de infusiones, va leyendo los mensajes que encierra cada bolsita. Una vez superados los malos rollos y expulsadas las vibraciones chungas, lo mejor es recomponerse y prepararse para contemplar uno de los mejores atardeceres de la ciudad.
Parada en el Templo de Debod. Viaja más de 2.000 años atrás en el tiempo y siéntete como una moderna Nefertiti. Este templo, regalo de Egipto a España, es un lugar mágico cuando llega la hora bruja y la luz dorada crea un ambiente telúrico en el que todo es posible. Situado en el parque de la Montaña, dentro del parque del Oeste, es el escenario de uno de los momentos más románticones de la serie.
Cervezas en 'El Viajero' (Plaza de la Cebada, 11) con las amigas. Hay que ir apurando y cambiando al ritmo trepidante de la noche. Antes de que todo esté permitido, hay que quedar con las íntimas y dar un repaso a los acontecimientos con un cubo de cervezas a mano. Medias verdades, risas, algún reproche y varios brindis mientras cae la noche. La terraza de este edificio con un punto alternativo es un clásico de La Latina para varias generaciones. Aquí quedas con la pandilla, con los amantes y hasta te tomas unas cañas con los del trabajo.
Cena en 'Flavia' (Gil de Santivañes, 2). Un italiano en el barrio de Chamberí con todos los hits que triunfan en Instagram: terciopelo, ladrillo visto, letreros de neón, camareros con pajarita, rúcula a tutiplén, pizzas de masa fina, burbujas, risas estruendosas y la coctelera siempre a mano. Ideal para un público predominantemente femenino en edad de merecer. Aquí cenan Valeria y su chico, Adri, con una pareja de amigos gays que se hacen arrumacos sin parar mientras ellos muestran su falta de sintonía.
'Marta Cariño!' (Luchana, 38) Este sitio está a solo unos pasos de 'Flavia', en el Teatro Luchana, y es perfecto para la primera copa. Ahí quedan Lola y su amante casado, del que ella quiere más y él solo sexo por muy predecible que sea. Es solo una escenita en la que queda claro quién manda en la relación.
Paseo de madrugada por Gran Vía, Callao y Preciados para despejarse. Queda muy cinematográfico lo de deambular por estas bulliciosas calles cuando las grandes cadenas han echado el cierre y la fauna que pulula por en centro emerge y se deja ver bajo la luz artificial de los H&M, Mango, Zara y compañía. Cruzando cualquiera de sus semáforos casi podrás rozar a Valeria.
'Hemingway Cocktail Bar' (Marqués de Casa Riera, 4). En el mítico hotel 'Suecia', que a tantos famosos y personalidades con sus historias rocambolescas acogió desde los años 50 del siglo XX, encierra este bar clandestino. El nombre del novelista americano, uno de los fijos del hotel en su paso por España, le viene como anillo al dedo.
'Lucky Dragón' (Estrella, 3). La última. Ya, no te lo crees ni tú. Eso es lo que se dice siempre, aunque de madrugada las promesas a uno mismo se las lleva el viento. Al lado de la plaza de la Luna, en pleno Little Chinatown madrileño, es el lugar donde surge la chispa entre Víctor y Valeria. Tensión sexual no resuelta en una situación con la que cualquiera se puede identificar. Mucho farolillo rojo, telas de damascos, murales mandarines, cabina del dj camuflada tras un puesto callejero de comida y mucho intercambio de miraditas entre la clientela. Aquí se viene dispuesto a ampliar mundo.
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