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A lo largo de estas semanas, los vendedores ambulantes del emblemático mercadillo han llevado a cabo diversas movilizaciones para que las autoridades, en este caso el Ayuntamiento de Madrid, les permitiera abrir de forma segura y tras muchas reuniones y planes sobre la mesa, por fin vuelve en marca pero siguiendo unas estrictas medidas de seguridad.
Se ha trazado un mercadillo dividido en seis sectores, con 500 puestos (la mitad del total) y un aforo de 2.700 personas. Hasta la colocación de los puestos es diferente y se ha impuesto un sistema rotatorio de domingos y festivos. Además, se llevará a cabo una rigurosa contabilización de las personas que entran y salen así como la demarcación de los puestos, que tendrán una dimensión de dos por un metro, separados entre sí por un metro y medio. Por supuesto, hay que llevar la mascarilla en todo momento y no está de más echar al bolsillo un bote de gel desinfectante para aplicarse en las manos de vez en cuando.
A pesar de las limitaciones, los madrileños tienen ganas de Rastro, este evento castizo con más de un cuarto de milenio de existencia. Nació hacia 1740 en torno al Matadero de la Villa –se llamó así por el rastro que dejaba la actividad–, ocupando las aceras de la cuesta de Ribera de Curtidores como un sitio de compra-venta de objetos usados. Y nunca ha dejado de celebrarse, ni siquiera durante la Guerra Civil. El Rastro está emparentado con otros mercadillos existentes en diversas ciudades de Europa como Los Encantes en Barcelona, el Waterlooplein de Ámsterdam, Portobello en Londres, Les Pouces en París y el mercado de Porta Portese en Roma. Espacios anárquicos, bulliciosos, vibrantes donde comprar es solo una parte de la diversión.
Muchas de las tiendas de la zona, que habitualmente sacaban sus productos a las aceras, ahora tendrán que trasladarse a un puesto adjudicado en otra calle o plaza por lo que quizás sea mejor visitarlas entre semana. Pero… ¿y si queremos pasar allí la mañana del domingo? ¿Cuáles son las calles por las que podremos disfrutar del reencuentro? Seis van a ser los puntos calientes.
Aquí se van a instalar 81 puestos. Coronada con la estatua que lleva el nombre del soldado Eloy Gonzalo, esta plaza es, quizá, el epicentro del gigantesco mercadillo. Aquí se pueden encontrar puestos de artesanía, de artículos militares, de ropa de segunda mano, de accesorios de carácter étnico… También podemos visitar algunos de los comercios emblemáticos como 'Marihuana', la tienda que todo rockero que se precie conoce y que ahora, además de camisetas, ofrece mascarillas con los logos de grupos como Sex Pistols, Metallica o Led Zeppelin. Por supuesto, hay que hacer una paradita en la mítica taberna 'Casa Amadeo', famosa por sus caracoles.
Contará con 82 puestos. La plaza fue núcleo de la movida madrileña durante los años 80. Cada domingo allí se daba cita toda la modernidad que buscaba ropa original con la que vestirse en los múltiples puestos de ropa usada. Hoy, en la plaza se siguen instalando puestos de ropa de primera y segunda mano, pero también hay que hacer especial mención a los espacios dedicados a las antigüedades. Ahí está por ejemplo, 'Palacios', uno de los espacios más veteranos del Rastro –tiene más de 70 años–, dedicado a la decoración y colección con objetos del siglo XIX y XX. En la plaza también está 'Almoneda Juanito', donde prestan especial atención a los libros y también espacios más contemporáneos como 'La Recova', con diseños de los años 50 y 60, y 'Olofane', una almoneda especializada en iluminación. Menos glamouroso pero sí más sabroso es 'Aceitunas Jiménez', un paraíso para los aficionados a las variantes.
La vía principal del Rastro va a contar con 190 puestos. La popular calle, que sirvió de escenario a algunas zarzuelas del siglo XIX, como Agua, azucarillos y aguardiente, de Federico Chueca, reúne cada domingo puestos de todo tipo de artículos como ropa, calzado, bolsos, cuadros, bisutería… pero es también donde se encuentran tiendas especializadas en deporte, aventura, esquí, escalada y montaña como 'Outdoor sin límite', 'Mountain Group' o 'Barrabes', donde los aficionados podrán equiparse con todo lo necesario. Además, en Ribera de Curtidores también están las 'Galerías Piquer'. El centro comercial, que hoy alberga una serie de tiendas de antigüedades y coleccionismo, fue diseñado por el arquitecto español José de Azpiroz y Azpiroz en 1950.
La denominación inicial fue: 'Galerías Isla de Cuba', pero la popularidad de la inauguración por el alcalde José Moreno de Torres en compañía de la actriz y tonadillera española Concha Piquer (propietaria de los solares) hizo que 'Galerías Piquer' fuera la que permaneciera en la denominación popular. Como su propio nombre indica, en esta calle se pueden encontrar espacios dedicados al cuero con pieles, bolsos, calzado, cinturones… y además algunos espacios especializados en hípica y en animales (jaulas para pájaros, transportines, correas, comederos…). Los amantes de la fotografía seguro que conocen 'Fotocasión', un espacio repleto de cámaras nuevas y usadas, tanto analógicas como digitales, además de accesorios, carretes, película, libros...
Cercana a la Puerta de Toledo está esta plaza que podría considerarse la frontera meridional de El Rastro. El origen de su nombre parte de la leyenda de un peñón que, al desaparecer por un corrimiento de tierras, dejó al descubierto un mundo nuevo. En la plaza, donde se puede contemplar el monumento La caridad se compadece de los pobres (también conocida como La protección de la orfandad y la viudez), obra del artista austríaco Viktor Tilgner, contará con 120 puestos. Este rincón de El Rastro es muy conocido por sus puestos de cambio de cromos y de venta de cómics, así como los denominados a revolver en los que priman las curiosidades y donde, con un poco de paciencia y ganas de mirar, se pueden encontrar desde libros hasta juguetes a precios de otras épocas. También se instalan tenderetes con antigüedades curiosas como ese cenicero "recuerdo de..." o teléfonos antiguos. En definitiva, uno de los mejores lugares para dejarse llevar por el auténtico espíritu del Rastro.
En esta calle se van a instalar 16 puestos. En los números 3 y 5 de esta calle se instaló en 2012 el Centro Cultural La Corrala, sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares, gestionado por la Universidad Autónoma de Madrid. Este emblemático edificio, una castiza corrala del siglo XIX, reúne más de 8.000 piezas de toda España, desde instrumentos musicales y artesanía hasta vestidos o aperos de labranza, de gran valor etnográfico y antropológico. Su programa de actividades incluye desde exposiciones hasta manualidades infantiles.
En esta calle se suelen instalar puestos de diversa índole, desde productos textiles hasta de decoración y, en cuanto a las tiendas que también pueden visitarse a lo largo de la semana, están 'Cortespuma', donde comprar a medida (lo cortan en el acto) cualquier tipo de espuma, aislantes para insonorización o fibra; y 'Oportunidades Curro Carmona', un local perfecto para los amantes de la moda vintage. Aquí se pueden encontrar restos de stocks de otras épocas. Principalmente hay ropa y accesorios desde los años 60 hasta los 80 y, además, tiene una increíble selección de telas y una sección de mercería con piezas (botones, hebillas, pasamanería…) que maravillan a cualquier amante de la moda.