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Es un ejercicio circense cumplir con lo que debemos hacer cada día y todo lo que nos propusimos desde que se iniciaron estos tiempos extraños. Recién sentados al ordenador para teletrabajar, el pequeño se despierta y llora sin consuelo; otros descubren que sus criaturas trepan por los marcos de las puertas; con más suerte, la pequeña del amigo cercano golpea arrítmicamente la ventana de casa con un martillo exigiendo atención. Y pese al panorama, la necesidad consume por dentro a los aficionados a la lectura, ¡es el momento de quitar el precinto de seguridad a los libros para niños!
A nosotros siempre nos gusta recordar que están ahí y que con un poco de suerte ganaremos a algunas lectoras y lectores más para la causa libresca. Aquí va una pequeña selección de libros interesantes para leer con niños, recomendaciones para (casi) todas las edades:
Primero, un precioso álbum ilustrado, Poko y su tambor de Matthew Forsythe (Andana Editorial). Los padres de la pequeña rana Poko se dan cuenta enseguida de la gran equivocación que ha sido regalarle un tambor, cada uno podría dar su opinión al respecto pero el ruido es tal que no pueden oírse entre ellos. Y esta es la historia de cómo un error se convierte en una fiesta de color y música. No solo la historia de la ciencia se alimenta de "afortunados errores", el arte también.
Y después, una curiosidad: Ya sé vestirme sola de Elena Odriozola (Ediciones Modernas El Embudo). Una niña se viste, prenda a prenda, aunque no tiene muy claro lo que está al derecho o al revés ni lo que debe ir en cada parte de su cuerpo. Con este álbum los más pequeños no aprenderán a vestirse solos (lo sentimos), es más bien un juego de comprensión de las imágenes para jugar con ellas, divirtiéndose ante los errores y adelantándose a la resolución.
Os presentamos una estupenda pareja cómica, Fox y Chick, dos amigos cuya principal diferencia no es que se trate de un zorro y un pollito, sino que a pesar de divertirse juntos en tantas aventuras, son muy distintos y pocas veces están de acuerdo. Sosegado y sensato uno, inquieto y alocado el otro, son tan irreconciliables como buenos amigos. Se trata de una serie de álbum-cómic escritos y dibujados por Sergio Ruzzier, estructurados en pequeñas historias nada predecibles, surrealistas por momentos.
Acaba de publicarse Un paseo en barca y otras historias (Liana Editorial), pero ya cuando leímos la primera aventura del libro anterior –La fiesta y otras historias– creímos estar ante una escena del Monty Python’s Flying Circus.
No compréis el siguiente libro a vuestros hijos si no queréis pasar todas las noches leyéndoselo de principio a fin. Fábulas de Esopo (Blackie Books) es una selección de ocho fábulas del autor griego, adaptadas al inglés en verso para niños por Elli Woollard, y traducidas con una gracia enorme por Miguel Azaola. Las disfrutarán solos y en compañía, porque es muy divertido leerlas en voz alta, las rimas son muy ingeniosas y las historias se siguen perfectamente. El adulto que lea la liebre y la tortuga o el asno con piel de león sin una sonrisa que no descubría desde los álbumes de fotos de su infancia es sin duda un replicante.
Ilustrado de principio a fin por Marta Altés: sus dibujos son para caerse de culo, como ya nos pasó con la edición de Cuentos de así fue de Rudyard Kipling (también adaptados por Woollard, traducidos por Azaola e ilustrados por Altés). Si no hacéis caso al final de nuestra advertencia y os hacéis con ellos, empezaréis a hacer pareados en casa hasta pensando la lista de la compra, y querréis que vuestros pequeños lectores cuiden más de estos libros que de los vuestros propios.
Esta historia de princesas sí es recomendable para niños y niñas: Princesas, dragones y otras ensaladas de Marie Vaudescal con ilustraciones de Magali Le Huche. Y es que la princesa Escarola no solo es distinta, sino por encima de todo insoportable, y quienes la conocen en el reino de Valvasoria están de acuerdo. Todos hasta el dragón Estornudo, el encargado por tradición de raptar a todas las princesas del reino al cumplir los 15 años para que sean más tarde rescatadas (ya se sabe, por un joven y apuesto príncipe, luego boda, después… pero esta historia no es la de siempre).
Escarola no puede soportar que el dragón haya pasado de ella, así que finge su propio secuestro y, junto a un pequeño séquito al que no le queda otro remedio que seguirla, va a decirle unas cuentas cosas a ese dragón y demostrarle quién es ella. Otro cantar será que sus padres consigan encontrar algún príncipe que aún conociéndola quiera ir a rescatarla, pero lo importante es que Escarola conocerá cosas de ella misma que no imaginaba, mirará distinto incluso a quienes la han rodeado hasta ahora a regañadientes, y descubrirá lo que de verdad le gusta, de alguna manera algo parecido a la felicidad.
Un libro para no mirar siempre de forma pragmática la vida, La playa de los inútiles (Akiara Books) de Alex Nogués con ilustraciones de Bea Enríquez. Sofía, de casi 12 años, ha montado gran revuelo en clase y por lo tanto en casa; ha dicho que de mayor ella quiere ser una inútil, tal cual. Pero antes de la irremediable reunión de la directora con sus padres decide escribir la explicación de todo aquello que para ella es tan sencillo de comprender. Ella ha tenido que dejar atrás muchas cosas porque sus padres consideraron que era mejor para los tres mudarse a este pequeño pueblo perdido cerca de la playa (que nadie se asuste, no es un alegato anti-Walden contra la vida neorural), pero sus padres tampoco son los de antes.
Su madre está más triste desde que cerró la floristería para venirse aquí, y su padre pasa la mayor parte del día trabajando y la otra parte pensando en el trabajo, la atosiga con aquello de "ganarse la vida" cuando sus notas son malas en mates y ella prefiere pensar en Mozart o Kandinsky, por ejemplo. Su padre le presiona tanto con aquello del futuro, con lo útil, con todo aquello que supuestamente le servirá para el día de mañana, que ella tiene claro que quiere ser una inútil, como cuando pasa las horas muertas con sus amigos en la playa vacía en invierno. Libros así hablan con los jóvenes del sentido de la vida, de cómo otear el horizonte, de los lazos familiares, de la naturaleza y del arte. En fin, una joyita.
Quizá alguno de vuestros hijos os descubra leyendo La curiosa librería (Pastel de Luna) escrito y dibujado por Shinsuke Yoshitake. A modo de muñeca rusa se cuenta la historia de una pequeña librería especializada en libros sobre libros. A cada cliente que la visita el librero le recomienda algunos libros interesantes para niños que pueden interesarle según lo que busca, y cada libro es una pequeña historia que contar y dibujar: Libros para dos o más lectores, El transformador de portadas, El pueblo donde llueven libros, Campamento intensivo para libreros, ¿Dónde acaban los libros?, Soñando con un bestseller… Para bibliófilos con niño dentro y en el libro de familia.
Cinematográfico, de Gema Sirvent y Ana Pez (Libre Albedrío) engloba el séptimo arte en un libro para niños y no tan niños. La idea es recorrer la historia del cine desde sus orígenes, y descubrir algo de lenguaje y recursos cinematográficos, de la mano de Alice Guy-Blanché. Ella es primera directora de cine, aunque excluida de la historia del cine hasta los años 90, cuando fue reivindicada como la primera persona en dirigir una película. Muchos de los referentes imprescindibles del cine hacen aquí su cameo, hay cantidad de guiños a películas, diálogos divertidos (el de los hermanos Lumière discutiendo qué título ponerle a su primera filmación es de antología) y mucha anécdota interesante para lograr así despertar su curiosidad. Verán más cine y verán mejor.
Ahí va uno divertidísimo e infalible, aunque lo cierto es que podríamos recomendar cualquiera de David Walliams. La increíble historia de… El gigante alucinante (Montena) nos hace viajar a finales del siglo XIX, a un Londres recorrido a hurtadillas por huérfanos y pícaros que harían reír al mismo Charles Dickens. La historia de cómo Elsie logra escapar de Villa Lombrices: Hogar para niños indeseados, descubre las salas del Museo de Historia Natural y cómo termina devolviendo a la vida a un mamut que acaban de encontrar intacto en un bloque de hielo en el Ártico, es solo el inicio de la historia. Científicos locos, viajes disparatados, amigos nacidos con 10.000 años de diferencia y una heroína que sabe camelarse a cualquiera y que demuestra que los héroes pueden ser de muy variada forma y tamaño.
Y para seguir, un cómic: Momo (Norma) de Jonathan Garnier y Rony Hotin, aunque con un título que enseguida nos hace pensar en Michael Ende, el dibujo y la historia de este cómic seguro que os recordará al mundo de Hayao Miyazaki –fundador de Studio Ghibli–. Momo vive largas temporadas con su abuela cuando su padre sale a trabajar en el barco pesquero. Una mirada tierna a la infancia y al descubrimiento, desde los ojos inocentes de esta niña, de algunas zonas oscuras de la vida adulta. Al terminarlo entran ganas de volver al ver El verano de Kikujiro.
Tierra de Mu edita un relato sobre la migración donde Jirafa o Elefante son algunos de los protagonistas principales. La autora de cuentos como El Emocionómetro del Inspector Drilo o Ponte en mi lugar cuenta ahora una historia donde la empatía y la solidaridad se hacen fuertes en el imaginario de los más pequeños. El caracterizado uso de los colores de Sonja Wimmer ayuda, y mucho, a que incluso los mayores se sumerjan en la historia.
Rocío Antón y Lola Núñez forman un equipo engrasado que llevan años contando historias para niños. La prosa rimada y la tipografía en maýuscula facilita la experiencia al primer lector, y las ilustraciones de Chema García le suman atractivo. Este cuento, editado por Anaya, tiene un tema -mantenimiento de la higiene para evitar contagios de virus- es radicalmente actual, pero su enseñanza será útil para el resto de su vida.
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