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En un primer vistazo en Netflix, buceando para hacer este reportaje, contabilicé nada menos que 25 formatos relacionados con la cocina. Al margen de canales específicos, como Canal Cocina, que sigue siendo imbatible (durante la pandemia me hice más adicta aún), las plataformas se nutren bien de este tipo de espacios, a veces tradicionales, como los que nos enseñan a cocinar recetas y punto. Mucho concurso, mucha vuelta de tuerca, muchas ganas de romper moldes e innovar. Series documentales preciosas, programas dedicados exclusivamente a una manera de cocinar, como los que cuentan las excelencias de la brasa, o, sobre todo, los que se recrean en la repostería, en lo dulce.
En Cannes, la glamurosa Cannes, tiene lugar cada año un festival/mercado de televisión, el Mipcom. Allí se presentan, se compran y se venden formatos de todo el mundo y para todo el mundo. Hay una parte seria, con espacios más o menos convencionales, y otra, la Fresh TV, más radical, con programas absurdos, muchos de los cuales, afortunadamente, nunca ven la luz. O al menos no los compra nadie en nuestro país. Pero otros sí. La cocina, por supuesto, siempre está presente.
Este año pasado, por si no teníamos bastante con lo que teníamos, una productora alemana (hubo mucho formato alemán en 2020) llevó a ese festival el espacio Dieting with my Dog (Dieta con mi perro). ¿De qué irá un programa con ese título?, os estaréis preguntando. Efectivamente: Personas que tienen sobrepeso (nunca jamás se les llama gordas en esas presentaciones) que además tienen perros que también están obesos, harán dieta juntos. Diez semanas. Tu perro y tú comiendo apio, que como todo el mundo sabe no solo quita el hambre, también quita las ganas de vivir. No, de momento no se ha llevado a la pantalla, es solo un proyecto. Ojalá siga siéndolo, la verdad...
En cada festival de televisión al que voy se presenta un programa nuevo de cocina que, caso de tener suerte, (los productores, no nosotros, los espectadores) será adquirido por los ejecutivos de la tele patria. Recuerdo uno, hace como cinco años, que se emitió en Discovery Max y se llamaba 'Gastronomía insólita'. Nos pasaron el tráiler tras explicarnos en qué consistía básicamente: el chef Andrew Zimmern se iba por el mundo persiguiendo platos o tradiciones gastronómicas estrafalarias. Especificaron que en alguna ocasión había descubierto como exquisitez los órganos sexuales de los animales. El cocinero se iba a la selva, por ejemplo, y allí tenía que sobrevivir y comer lo que encontrara. Pero se supone que de verdad, no como en Supervivientes, claro. O se iba a países lejanos y comía cosas asquerosas para nosotros los occidentales. Decidí que no era mi programa.
La primera vez que estuve en uno de esos festivales, en 2012, una productora presentó un programa que ahora mismo, afortunadamente, sería conducido al Tribunal de La Haya. Por lo incorrecto, por lo ofensivo, por lo machista, por lo grosero, por lo absurdo, por lo poco interesante. Mil motivos. 'IceFire Kitchen', se llamaba. Se emitía en el canal Now TV, un servicio por internet de Sky. En él, una joven presentadora asiática, Flora Cheung, animaba a cocinar a los hombres, realizando tareas culinarias medio desnuda, cubierta apenas por un delantal transparente. Antes, recorría los mercados de Hong Kong, vestida esta vez. ¿La intención real? Vosotros mismos. Dicho esto, y como dato, os dejo aquí un reportaje que leí en el New York Times que quizá os anime a emular a Cheung.
Sucede todo en un plató que semeja el jardín del Edén (pero no el de verdad, el de la Biblia, sino el que fabricaría Disney), algo así como un bosque colorista y artificial. El truco: los concursantes de 'Manjares divinos' han de hacer un plato loco o divino con un ingrediente base, el plátano por ejemplo, con el que han de impresionar a chefs reputadísimos que son, textual, "los DIOSES". Lo presenta una especie de hada pelirroja y pizpireta, curvilínea y estrambótica, que a veces sale con un conejo ataviada con un traje de tul azul y fucsia, adecuado al escenario.
Todos los ingredientes que necesitan están desperdigados y semiocultos en el bosque. Por ejemplo, los huevos están estratégicamente situados en un nido de una rama del árbol prefabricado. Curioso de mirar, eso sí.
Un presentador espídico presenta a dos miembros del jurado de 'Colocados en la cocina'. Un cómico, Ramón Rivas, que asegura "me he gastado más en maría que en bocatas", y un rapero, Mod Sun, que apunta "mi madre fumaba maría estando embarazada". Son dos declaraciones que los convierten en candidatos perfectos para valorar los platos que los concursantes van a cocinar con cannabis. Sin complejos.
No tiene más, los platos son normales, usan mantequilla de cannabis, cannabis espolvoreado, en hojas, etc. Pero una espera al final para ver si la droga les sube o no. Descubro que no pasa nada, que no hay un festival al acabar, así que descarto la idea de cambiar el orégano de la pizza que me iba a hacer por maría. Y entonces recurro a un valor seguro, como la cocina de Arguiñano, o la de cualquiera de los programas de Canal Cocina.
"Todo vale en el amor y en las sobras", es el eslogan de este programa. ¿De qué va? Exacto, de saber reutilizar lo que tienes desperdigado en la nevera, los famosos restos, las sobras, y confeccionar un plato que no dé asco y que tenga sentido. Los concursantes son obsesos de eso, de que no sobre nada. El ganador obtendrá 10.000 dólares. Uno de los concursantes tiene una máxima: cuando va a restaurantes con amigos, ha de convencerlos de que no pidan nada que sea de mala calidad, flojo, porque da por sentado que no se lo zamparán todo y "siempre pienso en llevarme a casa todo lo que sobra".
Me pareció divertido y curioso (por las mezclas insólitas que llegan a hacer: de lo insulso a una bomba de sabor). Saqué algunas ideas pero sobre todo refrendé la mía: la comida no se tira. Y me hizo buscar datos sobre el tema: cada español tira a la basura 250 euros en comida al año, exactamente 179 kilos de alimentos. Somos el séptimo país que más lo hace. Y en Europa se desperdician al año 89 millones de toneladas de alimentos valorados en 143.000 millones de euros. Y otro más, más definitivo aún: en España, el 90 % de comida que tiramos a la basura ni siquiera ha sido desenvasada o utilizada, la desechamos tal cual la habíamos comprado.
Una familia, los Pérez, en un plató hipercolorido e hiperiluminado han de componer un plato inspirado en alguna película de la compañía, o en alguno de sus personajes. Buena idea, vale, pero, un momento, ¿en los dibujos animados se come? Bueno, digamos que sí. El caso es que los Pérez, la familia del capítulo inicial de la serie 'Sé nuestro chef', que acaba de lanzar Disney +, le han de presentar al chef el desayuno completo que la guerrera Mulan se debió tomar antes de irse a la guerra: huevos pochados con beicon y una base de arroz. Los concursantes, los padres y los hijos, han de buscar un ingrediente oculto (no lo desvelo porque entonces, ¿dónde está la gracia?) y preparar ese contundente desayuno. El chef decide si Mulan estaría agradecida o no. Es un formato perfecto para ver con niños. A la hora que quieras, claro. No como Masterchef Junior, que acaba su emisión casi a la hora en la que los pequeños han de levantarse para ir al colegio...
El título original, 'Sugar rush' es más contundente. Es un concurso, sí, pero tiene dos características singulares: lo extradulce es básico y conseguir los platos a toda velocidad, también. Los concursantes pueden usar ingredientes insanos, desmesuradamente dulces, procesados. Todo vale. Es un divertimento, claro, porque lo más llamativo son los dulces que se logran, las tartas estrambóticas y muy trabajadas (a veces son pequeñas esculturas), los cupcakes estrafalarios... A mí, personalmente, me llevan a pensar en fallas en miniatura, por lo barrocas, lo coloridas.
Una de las parejas (con sobrepeso ambos) que participó en uno de los concursos, y que se autodenominaron "cerditos glotones", fabricó un camión dulce con varios pisos con temáticas distintas. Dentro de la gigantesca tarta había de todo, donuts pequeños, caramelos, golosinas variadas. Un festival de azúcar. Otra de las pruebas consistía en crear cupcake (magdalenas para nosotros) con tu ave preferida como leit motiv. Los concursantes idearon nidos, troncos de árboles con pajaritos dentro, etc. Y algunos les añadieron cheetos picantes. La verdad, me lo pasé bien. No me lo comería, eso no.
Lo contamos aquí. Es una preciosa serie documental de ocho episodios que cuenta la historia personal y culinaria que hay detrás de ocho reconocidísimos restaurantes de España. Conducido por el actor Juan Echanove, la serie, rodada con esmero, se detiene en la filosofía, los secretos y la memoria de cada uno de esos templos, a través de los chefs que los regentan. Ocho platos, ocho cocineros, ocho lugares gastronómicos con mucha solera. Oirles hablar con pasión de sus cocinas consigue que entiendas mejor lo que supone comer bien fuera de casa.
El cocinero valenciano Quique Dacosta y Amazon se unieron en una tarea complicada: cocinar para seis personalidades del panorama artístico español, platos que les recordaran a la infancia. Y a ello se pusieron. Cada personaje eligió la gastronomía que de niños les hizo felices en una larga conversación previa con Quique, y luego el cocinero desarrolló un menú con esos recuerdos. Las actrices Najwa Nimri e Inma Cuesta, Alejandro Sanz, Andrés Velencoso, José María Manzanares y Garbiñe Muguruza fueron los seis primeros invitados.
El resultado fue una serie bonita de ver y de escuchar. Según nos contó el propio Velencoso en 'La Ventana', Dacosta consiguió de manera magistral recuperar el recuerdo de su madre, de los polos que regalaba a los niños, y convertirlo en un plato.
'Celebrar en casa' puede que sea el más certero en estos momentos en Canal Cocina, el clásico. Es un formato diario, cada tarde a las cinco, que idearon justo durante el confinamiento. Cuando aún no podíamos volver a los bares pero podíamos estar en casa con los nuestros, o incluso invitar a algún amigo. Estrenado el mes pasado, en diciembre de 2020, el programa, que conduce el simpático Iñigo Urrechu, trata de eso, de celebrar en casa: no hay ingredientes difíciles de encontrar y todo sucede en una cocina normal, como las nuestras, como las que todos tenemos, sin sopletes ni artilugios sofisticados, ni siete clases de hornos diferentes. Urrechu te cocina sin ambages ni complicaciones comida de diario, comida para un día especial, comida para una cena en casa de etiqueta. Y te sugiere un solomillo de ternera al vino o unos gnocchis a la crema sencillísimos.
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