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El Retiro, el Palacio Real, Sol, la Plaza Mayor, la Casa de Campo… ese es el Madrid al que estamos acostumbrados, los lugares en los que se concentraban buena parte de la oferta de ocio y cultura que cada año lleva la etiqueta de Veranos de la Villa. Hasta hace poco, ese nombre era sinónimo de artistas nacionales e internacionales de renombre y cachés abultados (igual que el precio de las entradas), y sus actuaciones tenían lugar en espacios de sobra conocidos por el público. El año pasado el concepto cambió radicalmente y en la presente edición aún más, proponiendo 90 citas en 60 espacios de todo Madrid. Se trata, según la programadora del festival Maral Kekejian, de "consolidar, afianzar y profundizar la propuesta. Sería absurdo buscar otra dirección en algo que además necesita tiempo para que se asiente y tenga un sentido real".
Hay de todo y para todos: conciertos, magia, cine, circo, deportes, teatro, danza, actividades participativas, juegos populares, espectáculos pirotécnicos… En el apartado musical, santo y seña de la cita veraniega, el viaje que propone Kekejian va desde la vanguardia a los sonidos más populares, del músico experimental Max Richter a Juan Perro tocando con la Banda Sinfónica Municipal, del pop de la mexicana Carla Morrison al fado de Antonio Zambujo o el folclor peruano de Susana Baca. Más que los nombres, los organizadores insisten en que lo importante son los espacios: "Queremos ampliar nuestra idea de Madrid, que es mucho más grande, diversa, rica, divertida y sorprendente de lo que nos han contado siempre", afirma Kekejian. "Todo tiene que ver con buscar otros discursos urbanísticos, arquitectónicos y culturales. El proyecto es un estudio sobre lo que sucede en la ciudad y sus potencialidades". Para ello, han optado por repartir las actividades por los 21 distritos de la capital, que desde el arranque serán los protagonistas. El mismo día 30, la ópera de Puccini Madame Butterfly, que se representa en el Teatro Real, llegará a todos los rincones de Madrid gracias a su retransmisión en directo en pantallas distribuidas por toda la ciudad.
Esta iniciativa "tiene que ver con la cercanía y con la movilidad. Hay casos en los que el espacio se convierte en el protagonista. Por ejemplo, Susana Baca (4 de julio), que es una referencia internacional muy potente. Patrimonio Nacional nos pide que vayamos al Palacio de la Quinta del Duque del Arco (Quinta de El Pardo), un sitio que no tiene transporte público. Y está muy bien porque queremos visibilizar esos lugares, aunque el dispositivo de movilidad sea más complicado. Nuestra prioridad en este caso es el espacio y cómo ayudar a que tanto Susana como el público estén cómodos".
Hay otros lugares mejor preparados y con acceso a transporte público para la celebración de este tipo de eventos... e igual de especiales. "Por ejemplo, el auditorio del Parque Lineal del Manzanares es espectacular, ver el atardecer allí es increíble, o el de la cuña verde de O’Donell, en el que este año estarán Rosalía y Refree. Siempre empezamos de día, para que el público y los artistas vivan el atardecer y la noche. El año pasado Howe Gelb, el cantante de Giant Sand, estaba fascinado porque pudo tocar viendo el skyline de Madrid mientras atardecía. Él y su banda estaban pisando tierra con sus botas de cowboy y había un público super heterogéneo".
De eso se trata, de que acudan tanto los fieles seguidores de cada artista como los vecinos de la zona, atraídos por la aparición de algo inusual en su barrio de toda la vida. Otro ejemplo: "La Quinta de los Molinos es muy conocida por la floración de los cerezos, pero eso son 20 días al año. El resto del tiempo lo usan los vecinos y es un parque maravilloso y muy grande. Mucha gente lo descubrió el año pasado cuando vinieron a ver a Damien Jurado. El Capricho es bellísimo, Torre Arias también, el pórtico de acceso al cementerio de la Almudena… hay muchísimos sitios a reivindicar en Madrid, lugares que hasta hace poco solo visitaban los vecinos y algún que otro enterado".
El otro aspecto revolucionario de estos Veranos de la Villa es que el 80 % de la programación es de acceso libre, y para el resto de actividades las entradas cuestan una media de 15 euros. Maral se rebela contra el uso de la palabra gratis, y defiende el matiz que permite que tantas actividades no tengan coste alguno para los asistentes. "Apostamos por el concepto de acceso libre porque utilizamos espacios públicos. La idea que tenemos asumida de para qué usamos la calle tiene que ver con la celebración de trofeos deportivos, el botellón, ir de compras y acudir a una manifestación". Es una reivindicación del espacio público como lugar de encuentro y descubrimiento, de diversión y disfrute. Porque eso también es cultura.
Bucear en la programación de los Veranos de la Villa es como zambullirse en un océano, así que hemos seleccionado cuatro actividades que se salen de los cánones o que tienen lugar en espacios singulares.
La actividad más refrescante de toda la programación lleva a las piscinas sesiones en directo de DJ´s y artistas de varios estilos. Los sábados 29 de julio y 5 de agosto, en el Centro Deportivo de San Blas y Centro Deportivo Francos Rodríguez respectivamente, sonarán los ritmos más negros, electrónica y house. Además, el artista Damian Schwarts presentará su proyecto de música subacuática Ambphi, creado expresamente para esta ocasión.
Madrid Suena #1 - Centro Deportivo San Blas. C/ de Arcos de Jalón, 59. Madrid. De 11.00-21.00h.
Madrid Suena #2 - Centro Deportivo Municipal Francos Rodríguez. C/ Numancia, 11. Madrid. De 11.00-21.00h.
Una de las experiencias más sorprendentes de la edición de 2016 de Veranos de la Villa fue la que protagonizaron cientos de personas de todas las edades bailando en la explanada de la calle Bailén, frente al Palacio Real. Consiguieron convertir un espacio público en toda una fiesta popular. Este año se pretende ampliar el concepto gracias a la participación de Nou Jazz, banda que fusiona las músicas del mundo con el jazz y el swing, y NouDance, que proponen una fusión entre los bailes de salón tradicionales (los pasodobles, chotis, merengue y boleros) con pinceladas de otros sonidos más actuales.
El de Bonnie Prince Billy, alias del músico de folk norteamericano Will Oldham, es uno de los nombres más conocidos de todo el programa. Pero en la Quinta de Torre Arias, donde tendrá lugar el concierto el 18 de julio, estará acompañado por Bitchin Bajas, trío que mezcla la música ambient con la psicodelia más lisérgica. Será una oportunidad única de ver cómo este tipo de voz cristalina se desenvuelve acompañado por la electrónica y los instrumentos acústicos de Cooper Crain, Dan Quinlivan y Rob Frye.
Bitchin Bajas & Bonnie Prince Billy - Quinta Torre Arias. C/ Alcalá, 551. Madrid. Horario: 21.00h.
El 17 de agosto, frente a los Teatros del Canal (entre las calles de Cea Bermúdez y Bravo Murillo) se celebrará el Segundo de Chomón, una de las figuras más importantes del cine mudo español, creador de infinidad de trucajes y efectos especiales revolucionarios. Algunas de sus películas se proyectarán en plena calle acompañadas por la música del compositor experimental Kevin Toma y los números de prestidigitador de Armando Magia.
Segundo de Chomón - C/ Bravo Murillo con C/ Cea Bermúdez. Horario: 22.00h.
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