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En nuestro día a día, vivimos rodeados de cosas pero, a la hora de realizar un viaje de pocos días, no es necesario ir cargados en exceso, algo que, definitivamente, entorpece la aventura. Lo mejor es pensar a la manera minimalista, un estilo de vida que valora las experiencias más que los bienes y para quienes lo practican no es más que librarse de lo sobrante para quedarse con lo esencial. Y eso, solo se consigue con una actitud analítica y austera al preparar tu maleta de fin de semana en invierno.
Empecemos eligiendo el tipo de equipaje. Aunque las mochilas y los bolsos de viaje son un formato apto para aquellos que ya han conseguido viajar con la mínima expresión, el trolley semirígido es el contenedor perfecto, no solo porque nos evita cargar con peso sino también porque suele estar compartimentado en dos áreas diferenciadas que permitirán apurar el espacio.
Lo primero que hay que tener en cuenta es el lugar donde pondremos rumbo. ¿Es una gran ciudad? ¿Un apartamento costero? ¿Un paradisíaco hotel en la montaña? No es lo mismo si se va a estar paseando por la milla de oro madrileña que haciendo senderismo por los parajes asturianos, por ejemplo. Hay que estar muy al tanto de la climatología del lugar, porque puede que tengamos que cambiar el paraguas por las gafas de sol, aunque estas últimas se han convertido en un accesorio respetable tanto en verano como en invierno.
Hay artículos tan esenciales y básicos –se suelen tener por duplicado e inclusoo triplicado– que resulta muy útil dejar un ejemplar en la maleta para posteriores ocasiones y así, evitar fastidiosos olvidos como las anteriormente citadas gafas de sol, unas zapatillas de andar por casa o un pijama.
A la hora de elegir lo que guardar, hay que tener en cuenta que los pantalones vaqueros se han convertido en la pieza esencial de cualquier viajero experimentado. Sirven tanto para la mañana como para la noche, lo mismo que las camisetas o las camisas en tonos neutros.
Compilar todo lo necesario en un espacio mini requiere su tiempo. Es muy conveniente hacer una lista con los estilismos a lucir, porque encajarlo todo en el trolley es todo un arte. Recomendamos comenzar por uno de los lados, el de la base, donde se introducirá la ropa. Lo mejor es meter primero lo que no importa que se arrugue, como los vaqueros, para seguir por algún jersey o camiseta. Como la camisa tiene más riesgo de arrugarse, lo mejor es colocarla, bien doblada, encima de todo lo demás, lo mismo que la americana u otro abrigo, más elegantes, que pueden ser muy convenientes si se tiene pensado una cena en un restaurante refinado. Los estampados, mejor dejarlos en casa porque son difíciles de combinar y, en cuanto a colores, elige los oscuros.
Las piezas más voluminosas, como el abrigo de pelo sintético (tan en boga esta temporada) o el bolso, puedes llevarlo puesto durante el trayecto. El uso de este tipo de piezas invitan a practicar la táctica de la cebolla. En invierno es fácil pasar del cero grados de la intemperie a los 20 o más en los sitios con calefacción por lo que un peludo chaquetón sobre una camisa o camiseta permite adaptarse con facilidad a los cambios de temperatura sin correr el peligro de pillar una gripe.
En cuanto al calzado, las últimas tendencias lo han puesto muy fácil. Las deportivas son, sin duda, esenciales. Hay tantos modelos atractivos en el mercado, que se puede caminar con ellas todo el día, incluyendo la noche porque las etiquetas, en cuanto a indumentaria se refiere, se han relajado bastante. Aunque, ya puestos, no estaría de más echar unas sneakers con plataforma (otro de los hits fashionistas que tiene pinta de que ha llegado para quedarse), para demostrar que se es un turista con estilo.
Eso sí, esas deportivas altas se colocarán en la otra parte del trolley(preferiblemente introducidas en bolsas de tela para que no nos manchen el resto de la ropa) amén de otros elementos imprescindibles como el neceser con los productos de higiene y belleza, los cargadores –de teléfono, tablet y cámara– y los complementos, elementos esenciales para parecer que se cambia de estilo (aunque en realidad sea el mismo que el día anterior) y convertir unos básicos en un look de noche. Un par de pañuelos, joyas, un gorro de lana o un tocado y un clutch pueden ir que ni pintados.
Se tiene la idea de que los varones lo tienen más fácil a la hora de empaquetar sus pertenencias y, puede ser cierto, aunque ellos últimamente están siguiendo las exigencias de la moda con tanta pasión como las féminas por lo que tirar solo del pantalón sport y del polo han pasado a la historia. A la hora de empacar los básicos son esenciales. El vaquero es el comodín. Según se mezcle con el resto de las prendas se puede conseguir un look más casual o más refinado. Para ahorrar espacio, se puede llevar uno puesto y otro –de otro color– en la maleta.
Las camisetas son preferibles a las camisas y, si se tiene una vintage mejor que mejor no solo porque su algodón será más agradable, sino también porque así se consigue poner personalidad a cada estilo. Incluso, ya son la alternativa oficial a la camisa a la hora de salir por la noche. Además de la camiseta, otra de las prendas más versátiles y en boga es la sudadera. A su favor, son cómodas, tienen estampados llamativos y resultan más modernas que los jerséis. Se aceptan tanto con o sin capucha y, aunque la gama de colores y estampados es enorme, lo mejor para un viaje es optar por el negro, el gris (tipo chándal) o el azul marino. El actor Steve McQueen las utilizaba y… ¿Quién puede cuestionar la elegancia a este icono de la moda masculina de todos los tiempos?
Aunque la americana sigue siendo la pieza estrella, la cazadora le está comiendo terreno. Desde la vaquera de toda a vida hasta la de cuadros con cuello en piel pasando por la chandalera o la perfecto. Cualquiera de ellas vale para conseguir, en los momentos de más etiqueta, un aspecto diferente y atrevido. Hasta los últimos gurús de la moda como Gosha Rubchinskiy o Vetements, las proponen como una de las mejores bazas del street style.
En cuanto a los pies hay que ser realista. No se necesita cargar con un zapatero completo. Durante el trayecto se puede optar por unas zapatillas deportivas trabajadas para que no haya riesgo de rozaduras y. en la maleta –en la parte donde irán el neceser, los cargadores y demás útiles, se puede guardar otro par (más selecto) por si surge una ocasión especial. Hay que tener en cuenta que, a estas alturas, a un local que no deje pasar por llevar calzado deportivo, mejor no entrar.
La prenda de abrigo por excelencia es el plumífero, pero ojo, que merece un análisis aparte. El que esté acolchado no es sinónimo de abrigo y calor. En este tipo de prendas, merece la pena invertir en algún modelo que, por su tecnología y materiales sea ligero y aislante. Los accesorios, a discreción. Guantes, gorro de lana o gorra de visera (se llevan más), bufanda preferiblemente extra grande, cinturón, reloj de pulsera… Y, para acabar, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones hay piezas (jersey, cazadora…) que se pueden reutilizar por lo que, combinadas con otra prenda dan un look diferente y ayudan a ahorrar espacio en la maleta.
Agradecimientos a: Wrangler, Bershka, Herno, Happy Socks, Gucci, Yves Saint Laurent y Victoria.