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Para cumplir con cenas o comidas tan naturales como elegantes y relajadas, hay que ambientar un escenario propicio. Y Mariví Calvo, la creadora de LZF-Lamps, ha montado una lámpara-candelabro a partir del modelo Escape, primando el color blanco en el diseño "para evocar la nieve. Las láminas de madera de la Escape –que Ray Power diseñó para nosotros– son bolívar, ideales para este fin. Las chapas pueden ir superpuestas, generan diferentes tonalidades de blanco y la luz es cálida. Justo lo que buscábamos para una cena cariñosa, amable, donde quieres transmitir tu afecto por todos los que te rodean y que ellos se sientan acogidos".
Hace años que Mariví, una loca de la luz y sus sombras, de la pintura y la fotografía, echa el resto en las buenas fotos, una afición que podía haber sido su otra vida si no amara tanto el trabajo con las manos, que llevan el sello del alma de pintora que nunca ha dejado de ser. Por eso es capaz de poner patas arriba cualquier proyecto, por pequeño que sea, con tal de comunicarlo a través de fotografías. El diseño de cada detalle de la mesa ha estado guiado por la influencia de Kinfolk, la revista de cuya fotografía, la diseñadora valenciana se declara adicta.
"El candelabro lo hemos hecho para esta ocasión y el montaje nos llevó dos días, pero empecé por ensayar antes con dos Escape rosas, una roja y dos blancas. Quedaba bien, pero hablando con Pilar Amigo –otra experta de LZF que ha coordinado el atrezzo– decidimos apostar por el blanco. El candelabro envuelve a los asistentes, te cuenta lo que el anfitrión quiere transmitir, calor y cariño".
Con 'The Taller Valencia' acordaron crear el centro sencillo, coordinado con el diseño del candelabro que ya marcaba el espacio. Lo prepararon en un cenador y aunque anocheció, se percibe la naturaleza que rodea el comedor. La decoración que recorre la mesa tenía que ser muy natural, "con ramas de pino del monte, frutas de temporada como la granadina o frutos secos, como las nueces". Las uvas son otro guiño, de forma que sugiere tanto grandes fechas navideñas como de fin de año.
"Nos decantamos por un estilo sin lujos, con guiños importantes a todos los miembros de la familia, de uno y otro lado. Todo el menaje, la vajilla, la cubertería y la cristalería tallada, corresponden a diferentes miembros de la familia, de forma que todos se sientan representados" cuenta Mariví.
La mantelería es sencilla y de tejido natural. Está lavada y planchada, "pero yo la hubiera puesto arrugada, dando la sensación de confianza, de no complicarse la vida. Sí, muy Kinfolk, soy fan. Es verdad que me encantan sus fotos. Siguiendo esa línea, hemos huido de los símbolos tradicionales de la Navidad –figuritas tipo Papá Noel o bolas– pero tiene ese aire, gracias al rojo y al verde, que se mezclan con cuidado". Desde las servilletas rayadas en rojo (Zara Home), a las bayas recogidas de una falsa parra del jardín de la diseñadora, que adornan el menú de cada plato sin robarle protagonismo.
La mesa tiene varios detalles que transmiten el mimo con que se han hecho. El nombre escrito a mano de cada uno de los protagonistas. Y el menú, también a mano, aunque luego han impreso copias. Es un gesto tradicional el de sentarte, coger la tarjeta con tu nombre y mirar qué hay y como se presenta. Pocos escapan al esbozo de una sonrisa.
Con el menaje van más allá. Dan la oportunidad a la madre, a la suegra o a la hermana, de reivindicar cada plato, cada copa o cada cubierto, trasladando al momento en que entraron en sus vidas, quizá a una fecha de una boda ya lejana. La historia de una vajilla o una cubertería puede ser interesante, a poco que se eche algo de épica al relato. De paso, cedes el protagonismo a personas que están alrededor de la mesa, que no siempre tienen oportunidad de ser escuchadas, como suele suceder con las madres.
La luz ambiente, confortable, un bodegón de naturaleza y fruta de la época, más las piezas de atrezzo de la familia, pueden ayudar a que la reunión sea un éxito, o al menos, a que la cena acabe con la armonía con que empezó. Es obvio que regado con vinos o cavas y un menú sencillo pero exquisito, la noche está salvada y la anfitriona –o el anfitrión– puede empezar a relajarse. "Y sí –admite Mariví– he escogido Escape en blanco, pero la rosa –el color más reciente que hemos incorporado– o el rojo puede dar un toque precioso si quieres acercarte más al aire navideño.
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