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Más allá de modas pasajeras y tendencias turísticas de quita y pon, los musicales están viviendo su edad de oro en Madrid y la Navidad es temporada alta para los amantes del género. La progresiva desaparición de los míticos cines de la Gran Vía ha ido dejando paso en las marquesinas a un aluvión de musicales. No es ninguna exageración: su presencia en la cartelera teatral se ha duplicado en los últimos años y ahora mismo hay más de diez propuestas entre las que elegir, con grandes, medianos y pequeños montajes para todo tipo de público.
A lo largo del otoño se han estrenado hasta cinco nuevos musicales de gran formato, multiplicando las opciones de aquellos espectadores ávidos de nuevas experiencias. Uno de los últimos en estrenarse ha sido El jovencito Frankenstein, versión teatral de la tronchante película de Mel Brooks que él mismo se ha encargado de supervisar a sus 91 años. Más gags, números musicales de altura y un ritmo vertiginoso se dan la mano para contar la historia de Frederik Frankenstein (Víctor Ullate) y su monstruosa troupe, capaz de llenar de emoción y risas el patio de butacas del Teatro de la Luz.
Otro de los recién llegados a la Gran Vía es la adaptación de El médico, el best seller de Noah Gordon, que tuvo su estreno mundial en el Teatro Nuevo Apolo en octubre y desde entonces se ha convertido en una de las referencias ineludibles de la cartelera. Se trata del primer musical de gran presupuesto cien por cien español, llevado al escenario por el compositor Iván Macías y el escritor Félix Amador, dos onubenses entusiasmados por el reto de narrar el épico viaje del joven médico Rob J. Cole desde su Inglaterra natal hasta la lejana Persia. La ambientación del siglo XI, el vestuario de Lorenzo Caprile y una partitura digna de los grandes clásicos del género son su llamativa carta de presentación.
Mientras Spielberg prepara su nueva versión en el cine, la inmortal West Side Story llegó por fin a Madrid y lo hizo a lo grande: con canciones en español, un elenco a la altura del desafío y una potente escenografía. La historia de Tony y María, versión neoyorquina años 50 de Romeo y Julieta, y el enfrentamiento entre las bandas de los Sharks y los Jets, volvió a cobrar vida gracias a las composiciones de Leonard Bernstein, un genio capaz de transportarte en el espacio y el tiempo con solo oír las primeras notas de sus inolvidables composiciones.
También en octubre se estrenó Anastasia, espectáculo que llegó al Teatro Coliseum directamente desde Broadway. Es la primera vez que un estreno europeo tiene lugar aquí antes de pasar por Londres o Berlín, y su reputación no es para menos, ya que se apoya en una producción impecable para contar la historia de la hija mayor del zar de Rusia y única superviviente de la dinastía de los Romanoff tras la revolución rusa. Grandes canciones, lujosa escenografía y hasta efectos 3D puestos al servicio de un elenco liderado por Jana Gómez y su voz de terciopelo.
A El Rey León no hay quien le tosa. Es el líder indiscutible, un fenómeno de taquilla que suma ya más de tres millones y medio de espectadores en los siete años que lleva en el Teatro Lope de Vega. La noticia de la nueva versión cinematográfica de Disney puede atraer a nuevo público, deseoso de ver cómo la historia de Simba cobra vida en el escenario gracias a los más de 50 actores de diferentes países.
La Llamada también resiste en la cartelera, de vuelta al Teatro Lara donde hace cuatro años se presentó en el vestíbulo de la propia sala como una insólita y divertida propuesta creada por los Javis (Javier Ambrossi y Javier Calvo). Lo que parecía destinado al circuito underground, un musical algo subversivo sobre la fe religiosa y el primer amor, ha ido creciendo hasta convertirse en un hito del musical español al que esta temporada se ha incorporado como voz principal Nerea, exconcursante de OT.
El tercero en discordia luce mucho desparpajo, mallas de ballet y acento irlandés. Se trata de Billy Elliot, el montaje que llegó el año pasado al Nuevo Teatro Alcalá y ha destacado desde su estreno por la versatilidad de un elenco en permanente renovación. Detrás de las bambalinas, ha supuesto también una formación exprés para los niños que son parte fundamental del espectáculo, arropados por grandes de la escena teatral española como Carlos Hipólito y Natalia Millán.
En los últimos meses también han llamado la atención proyectos que apuestan por formatos y públicos distintos. El más reciente y llamativo es 33 El Musical, que cuenta la historia de Jesucristo desde un punto de vista actual. Con una campaña de publicidad que ya despertó el interés de las redes sociales (con Jesús como el primer y más importante influencer de la Historia), lo más llamativo de la obra creada por el sacerdote Toño Casado es el imponente teatro italiano recreado para la ocasión en una gigantesca carpa ubicada en IFEMA. El diseño del arquitecto David Arzábal está inspirado en los espacios de las catedrales y es casi tan protagonista de la función como las andanzas de este moderno Jesucristo y la participación del público.
Para que todo el mundo quede satisfecho, también hay espacio para el espíritu transgresor, gamberro e irreverente de The Rocky Horror Show, que celebra sus últimas dos funciones el 27 y 28 de diciembre en el Gran Teatro Bankia Príncipe Pío. La obra original de Richard O’Brien, convertida en película de culto en 1975, sigue teniendo ese aire festivo y liberador que siempre la ha caracterizado. Rock and roll desenfrenado, coreografías de infarto y muchas risas garantizadas.
En el apartado infantil, que no podía faltar en Navidad, las producciones son más modestas, pero suplen sus carencias con mucha imaginación y utilizando historias que todo niño conoce. Es el caso de Peter Pan, la apuesta del Teatro Maravillas para sumergirnos en un mundo, el de Nunca Jamás, del que quizá nunca deberíamos haber despertado.
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