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Si bien el evento más famoso internacionalmente y que congrega a numerosos turistas es la cabalgata de los Reyes Magos, desde el mes de diciembre ocurren muchas más cosas que convierten la ciudad de Alcoy en el destino navideño por excelencia de la Comunidad Valenciana. La capital de la comarca de L’Alcoià se vuelca cada año en estas fechas y diseña una programación especial para que todos los públicos puedan disfrutar plenamente de ellas.
La Navidad alcoyana comienza con las representaciones del belén de marionetas del Tirisiti. Este no es un espectáculo cualquiera, tiene más de cien años y su técnica es de las más antiguas de nuestro país: los muñecos van montados en varillas verticales y corren por el escenario siguiendo unas guías. Son movidos desde abajo por los profesionales de la compañía de teatro La Dependent , a quienes no se llega a ver nunca.
Este tipo de marionetas se conoce como “títeres de pie y varilla”. También resulta particular de este irreverente teatro la vocalización de los personajes con una lengüeta metálica. Tirisiti es el dueño de una venta, tacaño y con mal carácter, pero entrañable con su barretina roja y muy estimado por los niños. Protagonista de esta función junto a Tereseta, su esposa, y otros personajes típicos del Alcoy de antaño.
El monaguillo, el sacristán, la hortelana, el sereno, el torero, el abuelo -llamado “agüelo”-, la beata, los Moros y Cristianos de las fiestas de Alcoy… y, por supuesto, la Sagrada Familia -a la que Tirisiti le negará quedarse en su posada, nada menos- y los Reyes Magos, que llegan al municipio a repartir los regalos. Todos estos personajes confluyen en este espectáculo de títeres, a caballo entre el folclore costumbrista y el humor surrealista. No faltan los chistes, las interacciones con el público, todas las comparsas de Moros y Cristianos y hasta los fuegos artificiales.
Cada año, 30.000 personas pasan por el Teatro Principal en una de las principales citas navideñas de la provincia de Alicante. Más de 200 representaciones se realizan cada Navidad de este espectáculo del que desparecen las entradas al poco de salir a la venta online el 16 de diciembre y que está considerado como BIC (Bien Inmaterial de Interés Cultural) desde 2011.
La Navidad en Alcoy se vive intensamente en las calles -y eso que hace un frío que pela- y en las casas. Además del alumbrado navideño, en los balcones se pueden ver muñecos de tela negros con gorros rojos que representan a los pajes y que causan furor entre los niños que los lucen también en gorras, pines, camisetas y todo tipo de merchandising.
Balcones engalanados y mesas dispuestas para celebrar las tradiciones en los hogares con ricos platos de la gastronomía del interior de Alicante. Si para la mayoría de los españoles la navidad comienza con el sorteo de la lotería, aquí lo hacen un día antes con la cena del pobre, un plato basado en sardinas de bota y pimiento seco que, a su vez, es el componente principal de la clásica pericana -la salsa de bacaladilla seca, tomate y aceite de oliva-. Una cena humilde porque ese día todos somos pobres, quizás mañana nos toque la lotería y ya cenemos otras cosas.
Hay otros platos típicos que degustar en estos días de fiesta como la borreta (un potaje de vigilia con patata, pimiento y espinacas), típico para la cena de Nochebuena, la olleta (pencas, habichuelas y cerdo cocidos durante horas), las tapas alcoyanas: abisinios, garibaldinos y espardenyes (huevos duros, gambas y sardinas rebozados respectivamente) y -¿cómo no?- los pimientos rellenos de arroz o el arroz al horno.
En cuanto a dulces, no se quedan cortos tampoco. Cabe destacar, entre muchas delicias, los pasteles de carne (pasta hojaldrada y rellena de carne, piñones con canela y azúcar), las peladillas (almendras cubiertas de azúcar glaseado) y otros dulces navideños como los mantecados, las nueces glaseadas, rollets de aguardiente, pastelitos de boniato, el brazo de gitano, el pastís de glòria (elaborado con mazapán y yema) o la tortà (torta de almendras recubierta de un glaseado de azúcar). Para acabar, una copita de herbero (licor hecho con anís dulce y hierbas maceradas) o un café licor solo o combinado -con Coca Cola le llaman burret y, con limón, plis play- , algo así como la bebida energética de la comarca.
Durante toda la temporada navideña se puede visitar el Casal del Nadal, un museo que recoge todas las tradiciones de la Navidad alcoyana en la antigua capilla de la Virgen de los Desamparados. También podemos disfrutar de teatro o conciertos de música clásica en el teatro Calderón, ir a ver las exposiciones belenistas, escuchar el tradicional Concierto de Navidad de la Orquesta Sinfónica de Alcoy, el de la banda Unió Musical de Alcoi o el certamen escolar de villancicos. La mañana del 24 de diciembre tiene lugar “la castañera”, cuando se venden castañas y se cantan villancicos a ritmo de tabal y dolçaina por las calles del centro.
Otra de las citas navideñas es el desfile de Les Pastoretes, que se celebra el domingo anterior al 5 de enero y que este año coincidirá con el día de nochevieja, el 31 de diciembre. Su celebración se remonta a 1889 y es un pasacalles donde los protagonistas son los niños y niñas que, vestidos de pastorets i pastoretes, bailan por las calles del centro.
Los personajes del belén de Tirisiti cobran vida cuando, a la víspera de Reyes, salen en procesión a las seis de la tarde desde el Teatro Principal acompañados por el pregonero -el Tio Piam- y por un grupo de alcoyanos vestidos con su indumentaria tradicional, tocando instrumentos de caña, cantando y bailando. Todos juntos van hacia la Font Redona para recibir al Embajador Real que, desde las siete de la tarde, recorre en carroza las calles de la ciudad anunciando la inminente llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar. Las calles se abarrotan de pequeños y mayores, muchos con sus cartas a los Reyes Magos, que esperan poder dársela a los emisarios reales. La procesión de La Burreta es uno de los actos más conmovedores de las Navidades alcoyanas.
El Embajador Real, mientras desfila por la ciudad, recita varias veces El Bando, un texto en valenciano que también se reparte al público en papel y que, al igual que este pasacalles, data de 1923. Comienza el bando diciendo: “Niñas y niños de Alcoy, visitantes, pequeños y grandes, escuchad mi mensaje. Soy el Embajador Real de Sus Majestades de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar”. Y acaba así: “Y cuando caiga la noche encima de los tejados, llenad todos los balcones, las plazas y las calles. Venid todos para ver la mayor cabalgata porque llegan a Alcoy sus Majestades de Oriente”. Emocionante, ¿no?
La comitiva está formada por los pajes reales, conocidos cariñosamente como Els Negrets y cierra el desfile unas burritas que llevan en sus lomos los buzones donde se depositan las cartas a sus majestades de oriente pidiendo los deseados regalos navideños.
Aunque como estamos viendo, muchas son las celebraciones y eventos en diciembre en la ciudad de los puentes, en Alcoy presumen de poseer trilogía de Navidad: la celebración de Les Pastoretes, el Bando Real o día de la Burreta y la cabalgata de Reyes. Esta última supera con creces a cualquier otro festejo navideño. Un crescendo que alcanza aquí su cenit de ilusión y magia.
La mañana del día 5 los niños pueden visitar el Campamento Real instalado en el Preventorio y, al anochecer, sobre las seis de la tarde, los Reyes Magos hacen su entrada solemne en la ciudad montados sobre sus camellos.
Más de 2.000 personas forman el séquito de sus Majestades de Oriente. Entre músicos, antorcheros, pastores, bailarines y 300 pajes o negrets que acompañan a los Reyes en su desfile. Unos Reyes que no van en carroza como en otras cabalgatas, sino en camello, lo que permite que los niños pequeños, levantados por los pajes, puedan llegar hasta los Reyes y besarlos. El rey indiscutible es Baltasar, conocido como “el Rei Negre”, que desfila en el centro de la comitiva, entre los otros dos monarcas.
Pero lo más peculiar de esta cabalgata son los pajes -els negrets- quienes subidos a unas largas escaleras de madera pintadas de rojo que apoyan en las fachadas, entran por las ventanas de las casas para entregar los juguetes a los niños. Es impresionante verlos trepar por las fachadas hasta el segundo o el tercer piso. Porque en Alcoy los niños y niñas no tienen que esperar hasta el día siguiente para ver lo que les trajeron los Reyes, sino que son sus pajes quienes los meten por las ventanas durante la cabalgata.
El séquito llega a la plaza de España sobre las ocho de la tarde, es el momento cumbre de la cabalgata: la Adoración del Niño Jesús. Allí, los Reyes descienden de sus camellos y se dirigen hacia el Nacimiento por una larga alfombra azul. Se trata de un portal de Belén viviente que sustituye al gran belén de la plaza, que queda ahí toda la Navidad. Se distribuyen bengalas entre el público y se lanza un castillo de fuegos artificiales acompañado de la interpretación de El Mesías de Händel. Un broche solemne para una fiesta llena de magia en la que se ha volcado toda la ciudad para llevar la ilusión a niñas, niños y visitantes.
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