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Netflix
La película más vista de Netflix en abril y por goleada (nunca mejor dicho). La historia de un equipo de fútbol de colegio que se encuentra a punto de bajar de categoría. El problema es que, si eso sucede, todos los fondos que se dedican al equipo irán a parar al coro de la escuela. El otro problema es que el destino del grupo parece reposar en las piernas de un niño al que llaman "paquete", por su poca traza a la hora de tirar penaltis. Una película para sentirse bien, lo que no está nada mal, que a su vez es entretenida, tierna y sencilla.
Una obra maestra de la factoría japonesa Ghibli, uno de los mejores estudios de animación del mundo y el único capaz de competir con Pixar en su propio campo. Totoro (pronúnciese Tó-to-ro), es una criatura mágica que vive en los bosques y con el que se da de bruces una niña que acaba de mudarse al campo. De una belleza indescriptible y con el mensaje de amor a la naturaleza que impregna todas las películas de Ghibli, Mi vecino Totoro es una de esas cosas que le alegran a uno la vida. Durante un buen rato.
HBO
Uno de los dibujos animados más legendarios de la historia, con una pareja mítica: el gato Tom y el ratón Jerry, enredados siempre en toda clase de líos. Una referencia absoluta del género que arrancó en los años 40 y que aún perdura (con una época dorada que se alargó durante dos décadas). Ideal para introducir a los pequeños de la casa, y a los no tan pequeños, en el mundo de los clásicos animados. Una vez enganchados a Tom y Jerry, nunca querrán soltarlos.
La estupenda adaptación fílmica de las tiras cómicas de Charles Addams, que ya sirvió en los años 60 para una icónica serie de televisión. Dio para dos entregas y se aprovechó del inmenso talento de Angelica Huston, Raul Julia y Christopher Lloyd. La familia Addams es una pesadilla gótica para toda la familia, con tintes comédicos, un punto de terror para todos los públicos y un montón de personajes a los que es difícil olvidar. Ideal para entender el cine de culto que se hacía en los 90.
Amazon
Un homenaje al cine mudo de la mano de Martin Scorsese, que cuenta la historia de dos niños que parten en busca de un secreto que guardaba el padre de uno de ellos: un misterioso inventor. La película es una preciosa reflexión sobre los orígenes del séptimo arte, que se llevó cinco Óscar, se ve con el mismo gusto que un buen filme de aventuras y es una auténtica gozada. Para niños con vocación cinéfila.
Firmada por uno de esos realizadores capaz de arrastrar a los fans hasta el mismísimo infierno: Wes Anderson. Después de demostrar que podía con todo gracias a Los Bottle rocket, Una familia de genios y Rushmore, el estadounidense se atrevió con una película en stop-motion sobre un zorro que no deja de meterse en problemas, porque eso: porque es un zorro. Basada en una novela de Roald Dahl, el guion lo firma Anderson a medias con Noah Baumbach (el director de la reciente Historia de un matrimonio). Un pequeño gran clásico.
Disney +
¿Una de las mejores sagas de la historia del cine? Sin ninguna duda. ¿Puede que la mejor? Probablemente. Toy story inauguró la era Pixar, la era en la que la animación dejó de ser –definitivamente– solo una cosa de niños. Cuenta la leyenda que fue John Lasseter el que un buen día le dejó caer a Steve Jobs el pitch de la película: "¿Qué hacen los juguetes cuando no estamos mirando?". De ahí salieron Woody, Buzz Lighyear y todos los demás. Cuatro películas que son obras maestras, por sí mismas y en conjunto. Ya –casi– no las hacen así.
Cinco cortos basados en el personaje más recordado de la última entrega de (la apenas mencionada) Toy story. Un tenedor que trata de manejarse en un universo extraño y una de las criaturas más divertidas que ha generado la franquicia. En estas piezas, hechas especialmente para el lanzamiento del canal, Forky contesta preguntas varias. Ideal para los más pequeños y una genialidad en mini-dosis.
Filmin
Es un hecho comprobado que los/as niños/as se rinden al instante al poder de Charles Chaplin. Quizá sea el hechizo del blanco y negro, quizás el bastón, el bigote y el sombrero, pero Charlot gusta a los niños casi tanto como las chucherías, los pasteles de chocolate o los helados. Hagan la prueba.