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Estamos convencidos. Hay que deshacer las maletas y cultivar, desde el primer minuto, el chateo en directo, el chateo en barra con el paisano de turno y en el bar de la esquina: Un tapeo relajado por el Puerto de Santa María, o una ronda de Tabancos por Jerez, o marcarse la ruta impepinable de cañas por el Rastro de Madrid.
Cualquiera de estos planes te sumergirá de golpe en la idiosincrasia local, y a partir de ahí, todo fluirá. ¿Y si nos vamos de pintxos por la calle Laurel de Logroño? ¿Y si por fin visitamos la capital de la tapa española: Valladolid? Si te vas de 'vermuts' por Barcelona o te haces la ruta de los escabeches por el centro de Madrid que sepas que estás cultivando una tradición que revive con fuerza.
Así que con permiso de las visitas monumentales y de los grandes museos (aunque sean tan atractivos como los Museos de Málaga) mucho mejor hacerlo con un sesión de taberneo total, a la malagueña, ya metida en el cuerpo.
Sí, sé un poquito egoísta y viaja con un claro leitmotiv: el tuyo. O hazlo con gente que esté en tu misma onda. Lanzarote para surfear puede ser una buena excusa para tomar el sol y, de paso, practicar un poco de deporte en el Hawái europeo.
Y si lo que necesitas son lugares donde seáis bienvenidos tú y tu perro, la ruta perruna por los acantilados de Barbate te dará ideas. De ir a su aire saben mucho los moteros. Para ellos, un recorrido 'gastromotero' por los paisajes de Rosalía de Castro es una opción perfecta.
Si viajas con niños es imprescindible hacerlos partícipes del viaje desde que comiences a organizarlo y proponerles divertidos planes para algunas de las jornadas: pasear en bici por el Delta del Ebro; dormir en lugares diferentes como en un carro cíngaro, en las cabañas de los árboles o en un carromato histórico de un circo.
Pero, sobre todo, con ellos hay que ir con calma, "despacito" (como decía aquel himno de 2017) y que este ritmo pausado se convierta en tu filosofía de viaje. Para ello nada mejor que tomarse el trayecto muy en serio.
Disfrutarlo y parar por el camino, asómandote a los miradores naturales que te ofrece nuestra geografía. Recorre las carreteras secundarias que te mostrarán rutas más amables que las autopistas. Por cierto, cualquiera de estos viajes se puede redondear con alguna de las mejores ideas para pícnics en ruta.
Complementarla con un entorno bucólico es posible en Atxondo, Vizcaya, en el 'Asador Etxebarri', al que peregrina gente de todo el mundo; o en 'Les Cols', en el corazón de La Garrotxa o si estás por San Sebastián, date una vuelta por el 'EME Be Garrote Grill', en un paraje de encanto donostiarra para adentrarte en una antigua sidrería que es la última aventura de Martín Berasategui.
Si quieres que tu velada termine con un compás flamenco, en uno de los grandes templos del género, la atmósfera (y la cocina) del 'Corral de la Morería', en Madrid, pondrá la guinda como pocos. Por cierto, igual es hora de que vayas ya al lugar del que todos hablan en la capital: 'Membibre'.
Nos gusta sentirnos como en casa o, ya puestos, mejor. Afortunadamente, hoy en día hay apartamentos en los que dan ganas de quedarse a vivir, como los de 'La casa del Puerto', en el auténtico barrio del Canbayal, en Valencia, con su mezcla de diseño y romanticismo.
O imagínate unos áticos en Cádiz por donde se desparrama la luz que inunda la ciudad. Te apetecerá abrir la puerta y descubrir la calidez; en San Sebastián, de los apartamentos 'Feel Free'.
Todos podrían competir seriamente con la delicadeza y confortabilidad de una encantadora masía en el pueblo medieval de Casavells; o con la magia de descansar y desconectar en un priorato palentino donde, además, poder darse un buen masaje japonés.
Y es que frente a la ciudad de la que uno suele escapar, nada mejor como un buen refugio como la 'Posada Albarea', en Candeleda, o uno de esos hoteles míticos y excéntricos de las estrellas del rock, escondido en Ibiza, el 'Hotel Pikes'. ¿Que sigues prefiriendo un hotel y una ciudad? Barcelona y el 'Casa Margot' se beben la Casa Batlló desde sus habitaciones. Y claro, así, sí.
La capital de Mallorca está que arde. La ciudad se reinventa una y mil veces y apuesta por la cultura en cualquier época del año. Cualquiera de sus hoteles irresistibles en Palma será perfecto para una escapada, sea la temporada que sea, si es que aún no la conoces.
También este año aún podrás recoger las mieles del XX aniversario del Guggenheim, en Bilbao, y ya, si te pones, incluso puedes aprovechar para recorrer la costa vasca de la mano de la escritora María Belmonte.
Pero si alguna comunidad se dibuja como favorita para 2018 esa es Galicia. Cualquier excusa es buena para adentrarse en ella cuando empiece a dejarse notar el calorcito: desde recorrer las gastrofiestas gallegas más apetecibles, hasta pasear en busca de aquellos chiringuitos gallegos con las mejores vistas descubriendo localidades singulares como Rinlo y Foz, en Lugo, tal y como le ocurrió a Axel Pi, el batería de Sidonie, quien nos contó en nuestra clásica sección 'En ruta con…' que aquellos pueblitos fueron un bálsamo para su alma.
Por cierto, si de inaplazables hablamos, ya es hora de que pises Ibiza con espíritu gastronómico (además de festivo). Son muchos los chefs, además de Óscar Molina con su restaurante 'Gaia', que acaban de instalarse en la isla con sus propuestas. Otra excusa perfecta para visitarla fuera de temporada.
¿Quién busca una ciudad cuando se sale de ella? Hay pueblitos que reúnen todos los ingredientes para hacer que un fin de semana largo sea inolvidable. Una ruta por Alcántara, en Cáceres, es uno de esos regalos.
Pero no solo de vivir a pie vive el hombre, te mereces una de esas experiencias con ración histórica navegando a lo Tom Sawyer por el único canal navegable de España: un paseo en barco por el Canal de Castilla, que sale desde Herrera de Pisuerga.
O que te escapes a uno de esos lugares que inspiraron a uno de nuestros grandes filósofos, Unamuno: San Martín del Castañar, en la Sierra de Francia.
Pero si a ti se te conquista por el estómago, te gustará saber que en Tomelloso está el pizzero español más internacional (fans incondicionales de este grande de la pizza son los Rolling Stones). ¿Un pueblo redondo para el invierno? Torla, en Huesca.
Este año, cuando empiecen a subir las temperaturas, toca elegir uno (o unos pocos) de esos festivales que dejan buen sabor de boca. Los festivales de la Costa Brava, en la provincia de Girona, son para hacer una ruta y volver al año próximo. En algunos estarás rodeado hasta de ovejitas.
Otro de esos planes musicales que puede convertirse en una batallita inolvidable entre amigos sería la ruta de los festivales por Galicia: desde el gran festival metalpor excelencia, en Viveiro (Lugo), al mítico Sin Sal en la Isla de San Simón.
Y de festival en festival y de playa en playa, este año hay que volver sí o sí a zambullirse en playas como Dios te trajo al mundo, o en algunas de las mejores de Asturias y Cantabria.
¿Que tampoco has bajado hasta el sur a conocer Cabo de Gata? Sus mejores playas te están esperando. Y puestos a descubrir, la auténtica Tarifa o las tres Tarifas en una: de campo, de ciudad y de mar también está plagada de rincones para dejarse querer.
Poner el foco en la esencia de lugares será nuestro nuevo mantra a la hora de poner rumbo a cualquier parte... como por ejemplo, adentrarse en la nueva Menorca de siempre.
También esta filosofía nos servirá este año para abrazar sin prejuicios la cara B de Benidorm de mano de los nativos, que nos pondrá sobre la pista del origen (turístico) de esta ciudad. Y con esta fórmula alcanzamos las playas más íntimas de Tenerife, aquellas donde no sentirnos en 'Guirilandia', o descubrimos el placer de Jávea en otoño.
Pero tú, viajero que quieres profundizar aún más en la cultura local, hazlo a base de catar productos nativos como la gamba roja de Palamós o el arroz universal de L’Albufera.
Aumenta tus conocimientos abriendo bien los ojos, preguntando y saboreando por los mercados de abastos de allá donde vayas como el Mercado Central de Valencia, porque hay productos como el alga roja del Cantábrico que además de su variados usos y su peculiar recolección ha dado de comer desde antaño a familias enteras.
También hay joyas como el pimentón de la Vera, el pistacho de Fuencaliente, o el melón de Ontiyent (entre otros muchos) que se mantienen gracias al esfuerzo de herederos empeñados en mantenerlos con vida.
Andar, caminar, adentrarse en paisajes frondosos que parecen de otra época debería ser una opción más frecuente a la hora de elegir nuestras escapadas del año. Este año esperamos que haya más rutas a pie.
Porque hay lugares mágicos como el bosque atlántico de Fragas do Eume, en A Coruña, donde realizar, entre otros, el Camiño dos Encomendeiros, que discurre junto al río Eume; y otros cargados de misticismo como las rutas del parque natural Aizkorri-Aratz, en Guipúzcoa, y parajes curativos cubiertos de laurisilva que nos devuelven la imagen de lo que fue el planeta hace cientos de años, en una pequeña península tinerfeña como el parque rural de Anaga.
¡Feliz viaje para este 2018!