Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
¿Quién no recuerda haber ido al Planetario de niño y quedarse con la boca abierta cuando el cielo empezaba a proyectarse en su impresionante pantalla semiesférica? Es una de esas imágenes que no se olvidan. Y menos para quien vaya a verlo ahora que la renovación de la institución, abierta en 1986, finalizó hace algo más de un año. "La estrella aquí es la sala de proyección a cúpula completa, y por eso se reformó. Se cambió el Planetario –que es el propio proyector y lo que da nombre a todo– y se instaló un sistema de proyección fulldome, que aporta gran calidad a la imagen", explica el jefe de equipo, Pablo Robledo.
El sonido y la imagen son tan envolventes que casi sientes poder tocar uno de los meteoritos que se ven por el espacio en alguna de sus proyecciones. "Cuando reabrimos, estrenamos tres nuevas películas, una de ciencia ficción –de creación propia–, otra del Planetario de Nueva York y una infantil", indica Pablo.
Este cine circular, con capacidad para 250 personas, es lo más solicitado por la gente que acude al Planetario. Pero no lo único. También merece la pena ver las espectaculares fotografías y los diferentes audiovisuales sobre galaxias o nebulosas que se proyectan. En la planta baja hay muestras sobre el sistema solar, Marte y la Agencia Espacial Europea.
Todo en el nuevo planetario de Madrid es muy visual, didáctico e interactivo. Destaca la gran exposición Cambio Climático. "Esta muestra les encanta a los niños porque tiene muchos objetos para experimentar y tocar, incluido un bloque de hielo que ilustra el calentamiento global", apunta Robledo.
En su afán por la divulgación, el Planetario programa charlas, observaciones al aire libre, cursos para adultos y, en fechas especiales, talleres temáticos, tanto intergeneracionales, como específicos para los pequeños grandes astrónomos del futuro.
Son las cuatro y media de la tarde y a las puertas del Real Observatorio, situado junto al Retiro y enfrente de la Cuesta de Moyano, un heterogéneo grupo de personas aguarda a las puertas de uno de los lugares con más historia de la ciudad. Van a asistir a una de las visitas guiadas que "se pusieron en marcha para dar a conocer la historia de la Astronomía en Madrid y el edificio del Observatorio", cuenta María Fernández de Villalta, ingeniera en geodesia y cartografía, y guía de la visita.
El inmueble del que habla es el precioso edificio Villanueva, proyectado por Juan de Villanueva en el siglo XVIII para albergar este observatorio astronómico, que el marino y cosmógrafo Jorge Juan propuso crear a Carlos III. A un lado, un péndulo de Foucault, con el que, de una manera muy gráfica, la guía explica la rotación de la Tierra; al otro, una biblioteca con antiquísimos libros de diferentes ciencias; más allá, la sala del círculo meridiano. "Yo quería venir por la Historia que tiene este sitio", dice una de las visitantes, "y yo, por el telescopio de Herschel", añade su acompañante.
Este telescopio es otra de las joyas. En su época fue considerado uno de los mejores del mundo. Aunque no es el original (destruido durante la invasión napoleónica), hace unos años se hizo una reproducción de casi ocho metros de altura que impresiona como si lo fuera.
A continuación, otra galería con audiovisuales sobre Copérnico o el meridiano de Greenwich, así como vitrinas con astrolabios, sextantes, aritmómetros y otros tantos antiguos y curiosísimos instrumentos de nombre impronunciable. “Nada de esto se utiliza ya, pero como piezas de museo, tienen un valor incalculable”, sostiene la guía que durante la visita se ha esmerado por contarlo todo de la forma más amena y accesible para el común de los mortales. Incluidos los niños, que también los hay.
'AstroAfición' es una compañía formada por un grupo de jóvenes apasionados por la astronomía, que, literalmente, te hacen ver las estrellas. Para ello organizan múltiples actividades, siempre en torno a dicha ciencia, con las que quieren enseñar "a la gente a observar el cielo, a valorar lo que ven, y a pasarlo bien con ello, que es la mejor manera de que calen las cosas", comenta Mario F. López, uno de los socios.
La mayoría de las actividades son fuera de la ciudad de Madrid (generalmente, en Colmenarejo), para evitar la contaminación lumínica, aunque, de vez en cuando, también organizan alguna que otra en la capital. Suelen ser las que van sobre el sol u otras en las que hay algún fenómeno muy brillante, cuya visión no impiden las luces de la gran ciudad. "En todas las actividades al aire libre llevamos telescopios y, mientras la gente va mirando la luna, los planetas y las constelaciones visibles en ese momento, les vamos contando historias y trucos mnemotécnicos para recordar nombres", explican.
"A la gente le encanta cuando hablamos de mitología. Entre cuernos, venganzas y que unos se lían con otros, ¡son como las telenovelas de la Grecia clásica!", bromea Mario. Las actividades se pueden hacer en grupos, por parejas o en familia; para contemplar fenómenos concretos, como una lluvia de estrellas, o en lo que llaman tour estelar, que preparan más a la medida del cliente (siempre que lo permitan las condiciones atmosféricas, eso sí). En la denominada Astrónomo por un día, pensada para niños (y padres), se centran en mostrarles la luna y explicarles todo lo que tiene que ver con ella. Por su parte, en la Cata bajo las estrellas, los amantes del vino pueden realizar la observación desde alguna bodega de la Comunidad de Madrid entre copita y copita. Mejor maridaje, imposible.