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Cuando se recorre Ghana, el turista escuchará varias veces al día la palabra akwaaba que significa 'bienvenido a casa' y 'Akwaaba' es también el nombre de la tienda que Hafiz abrió cuando llegó a Barcelona en 2011. La diseñadora ghanesa quiso promover la sabiduría de su país natal y, para ello, eligió una de las herramientas más coloristas, expresivas y favorecedoras del patrimonio cultural africano: las telas. "Traigo los tejidos directamente de Ghana –comenta Hafiz–. Las técnicas que se emplean para hacer estos tejidos son el batik y el kente".
El batik consiste en aplicar capas de cera sobre las zonas que no se desean teñir, repitiendo el proceso en otras áreas y con otros colores, lo que permite sobreponer tonos, logrando con ello una gran variedad de matices. "Esta técnica viene de Asia –descubre Hafiz–. Fue llevada a Ghana en el siglo XIX por los soldados ghaneses que combatían en Indonesia en nombre de los holandeses, y de allí importaron a su país las telas de batik. No fue hasta 1960 cuando los africanos comenzaron a fundar sus propias fábricas".
Por su parte, el kente, es un tipo de género en seda y algodón urdido en telar a franjas de colores y que es particular de la comunidad Ashanti, ubicada en el sur de Ghana. Es un paño muy simbólico –en sus orígenes solo lo utilizaba la monarquía– ya que cada uno de sus colores simboliza algo. Por ejemplo, el azul es la tranquilidad y la armonía; el negro es la madurez; el amarillo es la riqueza y la fertilidad; el verde es el crecimiento, la renovación espiritual… En 'Akwaaba' se puede encontrar ropa y accesorios para hombre, mujer y niños pero, además, se puede escoger la tela de entre un sinfín de propuestas y Hafiz confecciona la prenda que se desee: desde un vestido hasta una mochila.
'El Mandela' no es un restaurante cualquiera. Sí, por un lado funciona como otro comedor tradicional con sus camareros, su chef, ayudantes y su carta. Pero 'El Mandela' se centra en la rica gastronomía africana y lleva a cabo una labor social ejemplar. "El proyecto surgió hace seis años gracias a la iniciativa de un emigrante que tenía la ilusión de abrir un restaurante. Fue entonces cuando la Fundación San Juan del Castillo promueve la iniciativa contribuyendo a la creación y puesta en marcha del establecimiento", relata Félix Martín, responsable de marketing, comunicación y alianzas de 'El Mandela'.
La idea de este restaurante es la contratación de jóvenes subsaharianos –muy vulnerables a causa del desconocimiento del idioma o de las costumbres culturales del país de acogida–, con intención de aprender en el mundo de la restauración para que salgan al mercado laboral. "Posteriormente, la Fundación Amoverse fue la promotora de 'El Mandela' y, actualmente en el restaurante trabajan el chef Martin Ntomnou, el ayudante de cocina Osamu Akhere, el camarero de sala Ludovic Fosso y la camarera de sala Juana Angue. Los empleados suelen estar un mínimo de seis meses y un máximo de tres años período en el que los jóvenes aprenden en cada rama del negocio y, hay que decir que ninguno agota ese tiempo", asegura Félix.
La carta de 'El Mandela' se centra en platos de la cocina tradicional y casera africana. Como sugerencias destacan la Ternera con salsa de cacahuete servido con arroz aromatizado (uno de los más demandados); Yassa que es arroz con pollo, especias africanas, cebolla, pasas y calabaza frita; Ndolé, un estofado con ternera, hierba de ndolé, gambas y cacahuete; Callos a la africana, una receta tradicional de callos al estilo africano; o la sopa de pescado, una de las especialidades de la casa. 'El Mandela' presta especial atención a las carnes exóticas. Hay croquetas de cebra y papaya o de cocodrilo y mango, por ejemplo; pero también hay lomo bajo de búfalo o cebra y solomillo de cocodrilo y avestruz.
"Como aquí llegan personas de Camerún, Kenya, Senegal… su cocina tiene muchos matices porque cada uno aporta lo mejor de su gastronomía. Martin, por ejemplo, realiza las recetas que hacía su abuela en Camerún". También es perfecto para descubrir bebidas como las infusiones dablení y kankalibá, cervezas nigerianas y vinos Sudafricanos. Además, ofrece agua Auara, un agua mineral que destina sus dividendos a llevar agua potable a personas que no la tienen. Y ofrece un menú degustación compuesto de siete platos por 22 euros. De 'El Mandela' nadie sale con hambre porque, como puntualiza Félix, "las raciones son muy generosas".
Las hermanas Laura y Maica de la Carrera han ligado su carrera profesional con el mundo africano. Empezaron en la década de los 90 centrándose en la moda, trayendo telas africanas y confeccionando con ellas prendas al gusto europeo. "Para mí no es difícil descontextualizar los tejidos tradicionales africanos a los cortes occidentales, porque lo llevo haciendo desde hace 20 años –asegura Maica–. Me parece fascinante hacer un traje de chaqueta clásico con algodones hilados a mano y teñidos con el barro del río Níger, por ejemplo. Es como dar más personalidad e identidad a los cortes que llevamos aquí".
En la tienda-galería 'Mammah África' se pueden adquirir prendas (camisas, trench, chaquetas, vestidos, pantalones…) confeccionadas en batik y bogolán además de accesorios (bolsos, zapatos, bisutería…), artículos de casa (cojines, cuadros, bandejas, cajas, manteles…) amén de otros artículos como té roibos, cuadernos o jabón de karité. 'Mammah África' se ha convertido en un referente de la cultura africana porque tienen un programa de propuestas bastante completo. "Sabemos que, después de haber viajado a África, para muchos de nuestros clientes es importante seguir teniendo contacto con la cultura africana de alguna manera –finaliza Maica–. Y por eso participan del club de lectura de literatura africana, los ciclos de cine africano y otras actividades que organizamos".
Uno de los objetivos más importantes, en los que trabaja el Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid, es acercar la cultura y el arte africano subsahariano a toda la sociedad. La institución, situada en el Palacio de santa Cruz, uno de los primeros edificios renacentistas que se construyeron en España, cuenta con cuatro potentes colecciones: la de Terracotas africanas, que datan desde el siglo VIII a. C. hasta la actualidad, procedentes de culturas como los Nok, Ifé, Edo, Djenné, Mangbetu o Mambila; los Jinetes africanos de terracota, la mayor colección también a nivel europeo de estatuillas decorativas y funerarias; el Reino de Oku, objetos (reales, no reproducciones, por cierto) de este reino situado en Camerún, el cual existe actualmente.
"Está formada por máscaras (completadas por traje, tobilleras y lanza), camas de entronización, el trono del rey o el pórtico de del palacio donde habita el rey de Oku, Fon Sinieh II, el cual estaba muy interesado en que la muestra viniera al museo para que se divulgara, estudiara y protegiera su cultura", asegura Cristina Bayo Fernández, gestora cultural de la Fundación. Y la Galería Etnográfica, compuesta por cerraduras de puertas, reposacabezas, utensilios de caza, bobinas de telar, muñecas de fertilidad… que el matrimonio formado por Ana Alonso y Alberto Arellano ha ido recopilando por los múltiples viajes que han realizado por todo el continente desde 1950. Cristina recomienda a los africanistas de pro no perderse las obras expuestas sobre el Reino de Ifé y del antiguo Reino de Benin, "debido a que fueron dos de los reinos más potentes durante la Edad Media ya que poseían una riqueza económica, mineral y artística espectacular".
Lo más destacable del montaje expositivo "reside en dar la dignidad y exclusividad de cada una de las piezas mostradas", comenta Cristina. A través de la iluminación y del color de las paredes se ha conseguido que las figuras de terracota resaltaran mucho más. "Parece que flotan, como antepasados que ya están en otro mundo", asegura Cristina. Y el montaje realizado en el reino de Oku no se queda atrás. "Es interesante porque su misión es adentrar al visitante en África, en dicho reino, a través de la música, los brillantes colores africanos y la colocación de las máscaras sobre maniquíes articulados que muestran las diferentes posturas que toman estas personas cuando visten los trajes ceremoniales".
Además, el Museo tiene una nutrida agenda cultural. Exposiciones temporales de artistas africanos invitados o de los fondos del propio Museo que no están habitualmente a la vista del público; visitas guiadas para niños y adultos; narraciones orales de cuentos e historias tradicionales de toda África impartidas –"junto al pórtico del Palacio de Oku para crear una ambiente mágico", señala Cristina– por los voluntarios de la Universidad Permanente Millán Santos y hasta el programa radiofónico África Inspira, que se emite una vez al mes en la emisora digital Onda Verde y que se cuelga en Ivoox.
El barrio madrileño de Lavapiés es uno de los más emblemáticos de Madrid. Sus calles empinadas y estrechas conservan su origen medieval como arrabal que se extendió extramuros de la ciudad, cuando Madrid se convirtió en capital del reino en 1561. Lavapiés siempre ha estado habitado por las clases populares y es ejemplo del Madrid más castizo. Este legado típico convive en armonía con las costumbres y tradiciones que aporta la población inmigrante y una de las comunidades más numerosas es la subsahariana. Al pasear por sus calles el turista –hay muchos debido al gran número de pisos turísticos y hostels baratos– y el curioso puede encontrar peluquerías, algún restaurante como por ejemplo Dakar (C/Amparo, 61) donde degustar la cocina senegalesa y, también, interesantes negocios dedicados a la moda africana.
Las paredes de 'Folklores' están tapizadas por coloridos retales de telas de batik con estampados típicamente africanos. Además de telas también ofrece ropa confeccionada en Senegal. Camisas, pantalones, vestidos, bermudas… para hombre, mujer y niño de cortes funcionales y cómodos. Cuenta con una pequeña selección de bolsos y otros accesorios. Si el cliente se queda prendado de alguna de las telas de la tienda puede encargar algo a medida.
Es la sastrería lo que asimismo caracteriza 'La tienda de Laye'. Este pequeño local se encuentra dentro del popular Mercado de San Fernando y, aunque tiene algunas prendas ya confeccionadas (camisas, vestidos…) su especialidad es la costura a medida, elaborada con alguna de los vistosos géneros de algodón africano que hay en su espacio. Y no solo podemos hacernos el vestido o los pantalones 'a la carta' porque 'La Tienda de Laye' también ofrece la posibilidad de confeccionar cortinas, cojines, colchas o tapizar una silla con tela africana e, incluso, fabricar un mbotou, el porta bebés típico africano que está cautivando a muchas mamás españolas.
También en Lavapiés se encuentra 'Angata', una tienda de arte y artesanía africanas, fruto del trabajo de cuatro emprendedoras que llevan muchos años realizando acciones directas de ayuda y desarrollo en siete países del oeste africano. "Nosotras trabajamos directamente con la población más vulnerable, principalmente con jóvenes y mujeres", asegura Nines, una de las fundadoras de 'Angata'. "Trabajamos con ellos y estamos allí el tiempo que sea necesario. Su ritmo de producción no es el mismo que el de aquí y podemos estar allí tres meses para traernos diez ejemplares de cada pieza". Máscaras de la etnia Bwa de Burkina Faso o de la tribu Dan de Costa de Marfil, taburetes de madera de los Ashanti en Ghana, pendientes dorados de los Peul de Mali, puertas en madera tallada del País Dogón en Mali…
"Lo más bonito de todo es que detrás de cada uno de los objetos hay una cara, una historia", dice Nines. Y en 'Angata' hay muchas cosas interesantes para llevarse a casa, como las camisetas de batik para hombre y mujer, la ropa de casa, los bolsos en cuero, gorras de visera en llamativas telas africanas, la joyería de cauris de Mali…
Especial mención merecen las duraderas sillas de jardín o terraza tejidas a mano con cuerda de plástico en estructura de hierro, que forman parte de La Dame du Jardin, una línea de decoración y mobiliario para exterior creada por 'Angata' para desarrollar un proyecto local en la aldea de Nioko (Burkina Faso) consistente en la creación de una granja de pollos. El plan empezó con la instalación (y el mantenimiento) de una bomba de agua ya que el problema de la sequía es importante en el país africano. Para seguir con la iniciativa han elaborado una serie de artículos (perchas, coleteros, chapas, marcapáginas…) en tela africana a precios muy asequibles, entre 1 y 8 euros.
Hasta la famosa decoradora neoyorquina Justina Blakeney –que los recomendó recientemente en su guía de tiendas–, ha quedado prendada de la selección de piezas de 'Mambila', un espacio de decoración que abrió de forma online en 2008 y, en 2014, inauguró su tienda física en Gijón. "La artesanía africana siempre nos llamó la atención. Empezamos a comprar alguna máscara y seguimos como el que empieza una colección", comentan Jaime y Begoña, los fundadores de 'Mambila'. "Lo que más nos gusta del arte africano es su carácter tribal, su singularidad, lo que hay detrás de cada pieza, su historia, su función, la finalidad para la que fue creada…". Y aseguran que engancha.
"El gusto por el arte africano te lleva a buscar obras nuevas, eligiéndolas una a una". Aunque muchas de sus piezas, las más antiguas, proceden de coleccionistas europeos, trabajan principalmente con tribus de la zona de África occidental y central. "Tenemos objetos de los Dogón de Mali; Fang y Punu, de Gabón; Bamileke, de Camerún; Lega, del Congo; Senufo, Baule y Dan, de Costa de Marfil; Igbo, de Nigeria… Y, aunque todos ellos tallan máscaras, figuras fetiche o realizan objetos cotidianos, "hay grandes diferencias en cuanto al diseño de las mismas, forma, colorido o función para las que se utilizan –aseguran Jaime y Begoña–. Las figuras camerunesas de los bamileke se cubren con cuentas y abalorios de colores, por ejemplo; las máscaras Punu, de Gabón, se llenan de caolín, y las máscaras Baule, de Costa de Marfil, tienen rasgos finos y delicados con una pátina brillante".
A la hora de integrar una obra de arte africano en una estancia típicamente occidental, Jaime y Begoña lo tienen claro: "Una máscara Dogón puede dar fuerza y carácter a una estancia mientras que una Punu, de Gabón, transmite serenidad y armonía… Depende mucho del artículo. Eso sí, hay infinidad de piezas diferentes que podemos ver en revistas de decoración perfectamente integradas en el ambiente y que al profano le pueden pasar desapercibidas. El arte africano no son solamente máscaras y figuras". Ejemplo de ello, como apostillan desde 'Mambila', son los Juju hats, "unos penachos de plumas que los Bamileke utilizan en sus celebraciones, tienen unos colores espectaculares y ahora son tendencia".
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