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Cuando se visita Cuenca se entiende perfectamente la razón por la que los musulmanes fundaron la ciudad en el cerro rocoso en el que se erige el casco histórico. Rodeado por las hoces de los ríos Júcar y Huécar, recorrer este laberinto de calles empinadas es como pasear por una fortaleza inexpugnable. Las dos hoces muestran un espectáculo paisajístico difícil de encontrar en otras ciudades españolas.
Seguramente por eso encontramos Cuenca dibujada en el siglo XVI con todo detalle por Anton van den Wyngaerde. Las vistas que captó el artista no son muy diferentes de las que atrajeron en los años 60 del siglo XX a artistas del Grupo El Paso, que impulsaron el arte abstracto en España: Antonio Saura, Rafael Canogar o Manuel Millares.
Cuenca comenzó a ser un sitio frecuentado por artistas que pasaban largas temporadas en la ciudad o que incluso decidieron residir en ella. Pero fue el pintor Fernando Zóbel quien tomó la iniciativa de fundar el Museo de Arte Abstracto en 1966. En las imágenes de la época, tomadas por el fotógrafo Eric Schaal para la revista Time y que se pueden ver en el museo, se observa a los artistas y a los conquenses transportando cuadros bajo el brazo alrededor de las Casas Colgadas. Los edificios más conocidos de Cuenca y donde se encuentra este museo.
Mercedes Portero, guía del Museo de Arte Abstracto, explica que "el edificio de las Casas Colgadas es de finales del siglo XV y principios del XVI. Perteneció a Gonzalo González de Cañamares, arzobispo de Albarracín". Cuenta cómo este y otros edificios contiguos quedaron abandonados y en 1927, con el desprendimiento de parte del edificio, pasó a ser gestionado por el Ayuntamiento. "Fue Zóbel quien llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para utilizarlo como museo", remata.
En el interior del museo, las escaleras te van conduciendo por un pequeño laberinto de salas. En ellas encontramos obras tan impresionantes como el gigantesco retrato de Brigitte Bardot que realizó Antonio Saura, en el que la diva del cine se muestra como una suerte de fiera irreconocible. Portero explica que el Museo de Arte Abstracto, que acaba de ser restaurado, nació con nueve salas. "En 1979 se hizo la primera ampliación, por parte de Fernando Zóbel. La Fundación Juan March gestiona el museo desde 1982. Hoy la exposición permanente ocupa alrededor de 11 salas. Pero también hay exposiciones temporales que suelen durar unos tres meses". Aunque este museo está en la ruta de muchos viajeros europeos, Portero apunta que "hay bastante gente de Cuenca que son visitantes asiduos".
Continuamos nuestra ruta de museos en Cuenca. No en vano esta ciudad, plagada de iglesias y conocida por su Semana Santa, ha terminado acogiendo el arte moderno como una seña de identidad más. En Cuenca se encuentra una de las facultades de Bellas Artes más famosas de España. Nació en 1986 con un carácter experimental y sus estudiantes han dejado huella en la ciudad. Por sus aulas han pasado personajes tan conocidos como el humorista Joaquín Reyes, que forjó junto a compañeros de estudios como Carlos Areces o Santiago de Lucas el mítico programa La Hora Chanante.
Muy cerca de su catedral se encuentra, en un antiguo convento del siglo XVI, la Escuela de Arte José María Cruz Novillo, otro de los focos artísticos de la ciudad. La Escuela tiene una espectacular sala de exposiciones gestionada por el laboratorio artístico LAMOSA (San Pedro, 19), en la que se suelen realizar diferentes tipos de muestras y actividades relacionadas con el arte contemporáneo.
Otro punto de interés en el casco histórico es la Fundación Antonio Saura (Plaza San Nicolás, 1) situada en la Casa Zavala, a escasos metros de la imponente catedral gótica y mirando a la hoz del Júcar. De hecho es recomendable sentarse antes de entrar al edificio en uno de los bancos cercanos y dejarse llevar por la atmósfera de la hoz. En la Fundación Antonio Saura no solo encontramos obras de este aclamado artista, también exposiciones temporales de arte moderno. De hecho, ha sido varias veces una de las sedes del festival de fotografía PhotoEspaña.
Subiendo la empinada cuesta de la calle Alfonso VIII hasta el final, cerca del foso del antiguo castillo árabe que daba acceso a la ciudad, casi pasa desapercibido uno de los museos más interesantes de España: la Fundación Antonio Pérez, que acaba de cumplir 20 años. Este edificio debe su nombre a un coleccionista nato que se asentó hace años en Cuenca. Hoy es uno de los principales personajes de la ciudad. Es recomendable ver la película biográfica Objeto Encontrado para comprender mejor la figura de Antonio Pérez. Todo un mito al que no es difícil ver paseando por los alrededores de la Fundación.
El edificio en el que se encuentra es un antiguo convento del siglo XVII que, como las Casas Colgadas, desafía al vacío desde las paredes de la hoz del río Huécar. El museo cuenta con un gran número de salas, algunas de ellas enormes. Como la que se ubica en la antigua capilla del convento. Su estructura es completamente laberíntica por lo que es recomendable visitarlo con calma para no perdernos ninguno de sus rincones.
Los sorprendentes objetos encontrados por Antonio Pérez a lo largo de décadas son probablemente la mejor colección de arte encontrado que hay en España. Un tipo de arte que se basa en objetos cotidianos cuyo significado cambia por el contexto en el que se encuentran y las tranformaciones a las que son sometidos. Esta disciplina artística, no exenta de cierta ironía, fue impulsada por el artista francés Marcel Duchamp.
En la parte superior del edificio están las pinturas del artista Manolo Millares, pero por sus pasillos y escaleras encontramos también cuadros de Andy Warhol o fotografías de Isabel Muñoz. Pero este no es un museo elitista. En sus fondos encontramos en perfecta armonía obras de artistas menos conocidos, pero seleccionadas meticulosamente por Antonio Pérez. Durante la visita proponemos sentarse en el patio interior del edificio a contemplar la hoz del Huécar. Desde ese espacio, en el que el tiempo parece haberse detenido, se escuchan los ladridos de perros y los cantos de los gallos desde las huertas del fondo de la hoz.
FUNDACIÓN ANTONIO PÉREZ - Julián Romero, 20. Cuenca. Tel. 969 23 06.19.
Pero no solo hay museos en Cuenca volcados en el arte moderno de esta ciudad. Muy cerca de la mítica plaza de Mangana, en la que se muestran algunos de los restos arqueológicos más antiguos de la ciudad, nos encontramos el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, el segundo más visitado de la región. Recorriendo sus salas nos encontramos, por ejemplo, una recreación a tamaño real de dos de los módulos de la Estación Espacial Internacional. Eva Gómez, monitora de este museo, explica que "el museo tiene experimentos con los que interactúan los visitantes, como generadores de vacío, molinos de viento o generadores de electricidad".
En la azotea del Museo de las Ciencias, uno de los puntos más altos de la ciudad, se divisan las dos hoces y la ciudad en su totalidad. En este espectacular mirador Gómez nos desvela que una de las joyas de este museo es su planetario: "Lo utilizamos para explicar el sistema solar". Aunque este no es ni mucho menos el único recurso con el que cuentan para que comprendamos mejor el Universo. Todos estos espacios expositivos y algunos más, como el Museo Arqueológico, el Diocesano o el dedicado a la Semana Santa se encuentran en el casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero Cuenca son dos ciudades: la histórica y la moderna, que se erige en la parte baja.
Muy cerca de donde el río Huecar va a encontrarse con el Júcar nos topamos ya con la parte nueva de la ciudad. Junto a la Puerta de Valencia, donde comienza el casco histórico, se encuentra el espacio de arte Kanoko. Juan Membrillo, uno de los socios, nos muestra esta galería de arte que también funciona como aula de formación artística. "Hacemos seis exposiciones individuales al año y cualquiera puede ofrecernos hacer un taller para grupos reducidos, no necesariamente vinculado con el arte. Lo importante es crear comunidad, ser un espacio de encuentro".
"Estamos teniendo una acogida muy buena. El día que inauguramos se sobrepasaron las expectativas", apunta Membrillo. Parte del éxito de Kanoko se debe a su excelente ubicación, prácticamente a los pies del tímido caudal del río Huécar. Kanoko intenta establecer un vínculo entre el arte contemporáneo y esta pequeña ciudad que ha atrapado a tantos artistas.
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