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En el Madrid de los Austrias se encuentra 'La Librería'. No hay secreto madrileño que no sepa este pequeño negocio. Sus estanterías están repletas de libros dedicados exclusivamente a Madrid y publicados por su propia editorial, Ediciones La Librería. Entre tanto título, Manuel García, del departamento de producción y comunicación del sello, se decanta por doslibros: La trastienda de Madrid, de Javier Leralta, y Cines de Madrid, de David Miguel Sánchez Fernández. El primero es un libro que sugiere reparar en el detalle en vez de en lo obvio. Páginas que nos descubren cómo y qué mirar en Madrid. Del segundo, una especie de atlas de antiguos locales cinematográficos, reparamos en el esquinero edificio Carrión. Un faro urbano Art Déco que desde 1933 su cartel publicitario de neón ilumina la Gran Vía, a la altura de la plaza de Callao.
En su interior alberga el cine Capitol, sala que le regala el nombre con el que es conocido popularmente este edificio. Desde 2018 es un Bien de Interés Cultural, un monumento en toda regla. Además de imagen de postal, es el fotograma icónico de la película El día de la bestia, del director Alex de la Iglesia. En vez de colgarse de alguna de las letras del emblemático anunciante Schweppes, lo suyo es asomarse a su mirador y contemplar la Gran Vía, la Torre de Madrid, el Edificio España, las Cuatro Torres de Mordor o de Florentino y hasta la Sierra de Guadarrama al fondo. Aunque Manuel nos confiesa que, “si tuviese que quedarme con uno, sería el Cine Doré”.
El Doré es la sala de exhibiciones de la Filmoteca Española, en la zona de Antón Martín. Antes que cine fue un “salón”, que es como se denominaba a los locales cinematográficos de finales del XIX y principios XX. El salón Doré es de 1912 y tenía una capacidad para 1.250 espectadores. El modernista cine que hoy conocemos los madrileños data de 1923 y está considerado un edificio de interés arquitectónico y ambiental, por lo que su conservación es casi un deber.
Sin salir del Madrid de los Austrias, deambulando entre la calle Mayor y la plaza de Oriente, se llega a la librería-café 'La Buena Vida'. Dentro hay dos mujeres. Una de ellas está sentada, junto a la ventana, hojeando un libro, la otra, mientras escoge uno habla con Jesús Trueba, el librero, sobre otros títulos. Mientras se espera el turno, -los libreros, igual que el Papa, conceden audiencias-, dan ganas de tomar notas de todas esas recomendaciones lectoras que el Trueba recita con la misma naturalidad con la que respira.
Al preguntarle qué lugar descubrió en Madrid y gracias a qué libro lo hizo, su respuesta es concreta. "Nunca tuve interés en las famosas tertulias literarias de los cafés de Madrid, hasta que leí Autorretratos sin retoques, de Jesús Pardo (Anagrama), quien ha fallecido recientemente. Fue un gran hombre, vividor y escritor. Se pulió toda una herencia viviendo en el 'Ritz' y yendo a las tertulias del 'Café Gijón', hasta que se le acabó el dinero y tuvo que empezar a trabajar", su respuesta es cine. Jesús Pardo fue cliente habitual de 'La Buena Vida' y en una estantería de la misma se lee: "Esta balda está dedicada a Jesús Pardo de Santayana, escritor, lector plurilingüe y cinéfilo apasionado, en agradecimiento por su continuo apoyo, su asistencia, casi diaria a la librería, y su inagotable y entrañable conversación".
Si Jesús nos habló de un vividor, Alfonso Tordesillas, de la malasañera librería 'Tipos Infames', lo hace de 'Balmoral'. Un bar que él y su socio, Gonzalo Queipo, supieron de su existencia gracias a la novela Romanticismo, de Manuel Longares (Alfaguara). "Lo malo es que cerró años después, pero se ha convertido en un sitio mítico en la memoria madrileña", dice Alfonso en relación a 'Balmoral', un punto de encuentro de principios de los años 50. Un lugar al que los parroquianos iban más por el cobijo que por la resaca. Alfonso piensa en otro sitio y se acuerda del motocine de la Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas, incluido en el citado libro Cines de Madrid. Otro lugar que tampoco existe. El Madrid de estos dos tipos infames es un libro de memorias.
'TIPOS INFAMES' - San Joaquín, 3. Madrid. Tel. 915 22 89 39.
Abrir una librería tiene la incertidumbre de un aterrizaje de emergencia. A un comandante no le queda otra que intentarlo, a Laura Riñón nadie le obligó a lanzarse a esta aventura. 'Amapolas en octubre', que así es como se llama su librería, primero existió en su cabeza, después en la novela homónima (publicada por Tres hermanas) que escribió mientras volaba como azafata de aire y después se convirtió en un sueño hecho realidad. Un hogar lleno de los libros que a Laura le gustan e interesan y en el que todo el mundo es bienvenido. Una cabina en la que no hay peligro de despresurización.
Laura no recomienda libros, los receta. A sus pasajeros, como llama a quienes entran en 'Amapolas', no les cuenta la sinopsis de un libro, sino lo que le hizo sentir su lectura. Más que descubrir un sitio físico, lo que a ella le gusta es descubrir cómo era la vida de Madrid en cada momento. Por eso le gustan libros como El cielo de Madrid, de Julio Llamazares (Alfaguara), que habla de la vida madrileña en los ochenta del siglo pasado, e Historias del Kronen, de José Ángel Mañas reeditado por Bala Perdida. Una guía literaria de bares en Malasaña.
Se acuerda de que, leyendo Música para feos, de Lorenzo Silva (Destino), supo de la existencia de la estatua del Ángel Caído del Retiro, obra de Ricardo Bellver, y que se eleva 666 metros sobre el nivel del mar. Es de las pocas obras que hay en el mundo dedicadas al diablo. Esta acumuladora de libros no se olvida de Benito Pérez Galdós, "Galdós es Madrid. Leer sus novelas es pasear por Madrid", dice mientras nos muestra una cuidada edición de Misericordia (Navona) y un mapa literario, Madrid en las novelas de Benito Pérez Galdós (Aventuras Literarias). No nos echa, pero hay que dejar pasar a otros pasajeros, es mucha gente a la que le gusta volar con Laura a bordo de 'Amapolas en octubre'.
De un autor clásico, a una librería clásica, 'Méndez'. Quien nos atiende, Inmaculada González, a Galdós le añade Antonio Gómez Rufo como otro escritor que ha hecho de Madrid un personaje para contar su propia historia de ficción, en Madrid. La novela (Ediciones B). Al leer este relato madrileño, Inmaculada cuenta que redescubrió el barrio de Las Letras, le hizo caminar por un paisaje de calles mucho más numerosas, escondidas y encantadoras de las que conocía.
Dentro del barrio de las Letras, en una de sus recoletas plazas según qué hora, se encuentra la librería 'Desnivel'. En este local primero estuvo la fábrica de papel 'La Paquita', negocio que lo vendía y almacenaba, desde 1898. En 1998 se convirtió en la librería de montaña que es hoy. Un refugio celuloso y urbano que obliga a los montañeros a peregrinar al centro de la ciudad a buscar libros y guías sobre rutas y vías. A modo de decoración la librería cuenta con la señalización característica de las rutas de montaña, esquís de travesía, firmas en las paredes de montañeros célebres y unos piolets gigantes hacen las veces de columnas. Los clientes al caminar hacen que la madera cruja, el único sonido que se oye en este espacio de tres alturas en el que Cristeto Alameda es nuestro cicerone.
Este joven montañero y vendedor de libros nos confiesa que lo que ha descubierto en Madrid a través de la lectura está relacionado con la Sierra de Guadarrama. Cristeto descubrió la Pedriza, "un rincón de rincones", dice él, gracias a la guía La Pedriza del Manzanares, de Andrés Campos y publicada por la editorial Senderista. Supo del valle de Lozoya, leyendo la guía 50 rutas por el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y su entorno, de Alfredo Merino y publicada por Desnivel. "Una opción para huir del calor, como hacen muchos madrileños, en agosto. El valle de Lozoya es un rinconcito fantástico para meter los pies en el agua y descansar a menos de 50 km de Madrid", dice Cristeto. En alto acaba esta ruta de 4,5 kilómetros de distancia, que oscila entre los 637 y 666 metros de altura sobre el nivel del mar, en la que se suceden seis librerías y un Madrid entrelíneas.