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El barrio de Argüelles es la meca de los juegos de mesa en Madrid, ya sea porque está a medio camino de la Ciudad Universitaria y el centro de la ciudad o por pura tradición. Hace dos décadas, asomarse al escaparate de 'Naipe' suponía descubrir imponentes tableros y fichas de ajedrez, pero también los primeros juegos importados de países como Alemania o Francia. No muy lejos de allí, 'El Tren' lleva desde 1986 ofreciendo una ludoteca capaz de competir con su extensa carta de cócteles. Ambos, la tienda y el bar, siguen abiertos a día de hoy y son los precursores de una nueva hornada de establecimientos dedicados al noble arte de las cartas, las figuras y los dados.
En los últimos años se han instalado en la zona nuevos locales que buscan ampliar el público y las posibilidades de este particular mundillo. Uno de ellos es 'Zacatrús', cuya andadura empezó hace casi una década como tienda online. La cabra tira al monte y el jugón, a la edición de juegos.
Así nació su sección editorial, hasta que hace tres años dieron el paso definitivo: una tienda a pie de calle. "Nuestra clientela demandaba un lugar al que ir, donde conocer gente con gustos similares y ponernos cara", señala Jorge Falcones, más conocido por amigos y fieles clientes como Harris. "La tienda ha ido creciendo, tanto en stock como en ventas, y poco a poco empezamos a distribuir juegos de editoriales más pequeñas y a vender accesorios, desde dados hasta fundas para cartas. El año pasado abrimos una tienda en Sevilla y hay planes de abrir otra en Valencia". No solo se dedican a la venta de juegos, también ofrecen un espacio para probarlos, organizan torneos y competiciones y tienen un canal de YouTube en el que explican con detalle las nuevas joyas que llegan a su almacén.
Como el vinilo en el sector musical, el fenómeno de los juegos de mesa ha reconciliado a las nuevas generaciones con los jugones más experimentados. Tiene un rollo molón y actual pero también su cuota de nostalgia y encanto analógico. Pero hay otros motivos para que pequeños y mayores se acerquen sin complejos a 'Zacatrús': "se ha notado mucho a nivel educativo. Cada vez hay más ayuntamientos, escuelas y profesores que aprovechan los juegos para unir lo lúdico con lo creativo. También hay empresas que quieren dinamizar las relaciones entre sus empleados a través de la gamificación", sostiene Alberto Corazón, director de compras, creador de juegos e hijo del diseñador del mismo nombre.
El cambio de mentalidad de gente de todas las edades también tiene que ver con propuestas alejadas de los clichés de los wargames, las partidas de varios días y las tiendas de figuritas para pintar. "Queríamos escapar de esa idea de local oscuro lleno de tíos melenudos, Slayer sonando a toda pastilla y posters de dragones en las paredes. Eso existe y a mí me encanta, pero 'Zacatrús' tiene un enfoque más familiar. Tenemos a nuestros frikis (nosotros lo somos) que vienen a jugar con asiduidad pero también a niños, abuelas que vienen a comprar regalos, parejas que nunca se habían planteado comprar un juego de mesa como forma de ocio…". Lo que antes era el hobby de unos pocos ahora es un mercado boyante con un inabarcable número de novedades que llegan cada mes a la tienda. "¡No nos da tiempo a probarlos todos!", dicen los dos casi a la vez.
Cuando les pedimos una recomendación, ambos se miran y se encogen de hombros. Es como preguntarle a un diccionario cuál es su palabra favorita. Pero enseguida reaccionan y se explayan a gusto: "Para iniciarse lo que más recomendamos son los juegos de piscina, algo fácil y rápido que puedes llevarte a todos lados, como el Virus, el Jungle Speed, el Time's Up o juegos de identidades secretas como Los hombres lobo de Castronegro", dice Corazón. Harris contraataca: "En el momento en que quieres sentarte en una mesa y jugar a algo más elaborado tienes Los Colonos de Catán, el Carcassonne, Aventureros al Tren, Seven Wonders… y de ahí para arriba. Luego hay juegos que son más complejos de entender y explicar pero que tienen un montón de éxito, como Terraforming Mars". Los últimos éxitos para jugadores experimentados son Azul y Sagrada: "las tiradas se acaban en apenas dos días". Lo difícil es salir de allí con las manos vacías.
Dejamos 'Zacatrús' y nos dirigimos hacia el final de la calle Guzmán el Bueno, donde se encuentra el 'Epic Board Game Cafe', un concepto distinto de cafetería en el que, pagando una cuota de 3 euros, los clientes pueden jugar de manera ilimitada a los juegos que lucen en sus estanterías.
El primero de estos cafés para jugones nació en Canadá, de ahí pasó a EE.UU. y luego la expansión ha sido imparable: Alemania, Francia, Inglaterra… y, desde hace año y medio, España. "Tenemos personal especializado que propone y explica juegos (los gurús) y una cuota que permite ampliar la colección y conservarla", señala Alberto González, uno de los socios que se embarcaron en esta aventura que empezó con una campaña de micromecenazgo. Ahora ofrecen un total de ¡1.092 juegos!, incluida una sección infantil y juegos exclusivos como Cartas contra la humanidad. ¿Los más solicitados? Según reza el ranking del local, visible en una de las paredes, Virus, Dixit y Bang ocupan el podio, con el Trivial en un honroso cuarto lugar. Los clásicos nunca fallan.
Pero aquí no hemos venido solo a jugar. ¿Qué se come y qué se bebe en 'Epic'? "Vimos la oportunidad de tener nuestra propia cerveza, La Jugona. Hablamos con una fábrica de cervezas artesanales, elegimos las recetas con ellos (una rubia y una tostada, de trigo y de cebada), las personalizamos a nuestro gusto y han funcionado de maravilla", explica González.
De la carta, con un buen batallón de platos para picar a precios razonables, triunfan sobre todo los nachos, el hummus y el babaganoush. "Luego, entre partida y partida, lo que piden sobre todo son hamburguesas, el plato estrella de las cenas". Las hay para todos los gustos, hasta once variedades distintas, incluidas una vegana y una vegetariana. "Mucha gente viene para pasar el rato y con la idea de cenar en otro sitio. De repente se dan cuenta de que es casi medianoche y nos piden las hamburguesas de cuatro en cuatro".
Hoy es un jueves, son las siete de la tarde y el 'Epic' está casi lleno. No hay televisión y los móviles brillan por su ausencia. La clientela es de lo más diversa, algo que González y sus socios fomentan con iniciativas como la noche del diseñador, "en la que creadores y diseñadores que en unos meses planean sacar un juego al mercado lo presentan aquí para que la gente lo testee". También tienen programados días de intercambio de idiomas, jornadas de open table (pensados para conocer gente mientras juegas), torneos… El éxito ha llegado más rápido de lo que esperaban y conviene reservar, sobre todo los fines de semana. Entre semana también es habitual "ver a los abuelos y abuelas que vienen con sus nietos, se ponen a jugar a los Monos locos, se toman su cafecito y se pasan toda la tarde, felices".
Además de 'Zacatrús' y 'Epic', en la zona hay otras tiendas especializadas, como 'La Comarca' (C/ Donoso Cortés, 1) y bares de corte más clásico, estilo 'La Hemeroteca' (Av. de Filipinas, 14), que añade a la oferta billar, dardos y futbolín. Pero si hay otro barrio en el que echar unas partidas mientras te tomas algo es Malasaña. En San Vicente Ferrer se suceden el 'Red Bar', el 'Café Manuela' y el 'Estar Café', tres referencias ineludibles para pasar un rato de juegos y risas en buena compañía.
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