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Amazon Prime Video estrena La Templanza, una producción de Buendía Estudios que adapta la novela homónima de María Dueñas (también autora de El tiempo entre costuras). Un drama histórico ambientado en el siglo XIX lleno de aventuras y dificultades, que protagonizan Leonor Watling y Rafael Novoa.
Junto a ellos viajamos en el tiempo hasta la época de esplendor de Jerez de la Frontera (Cádiz), pero también al Londres victoriano, a las minas de México y a la Cuba colonial. Un viaje de 10 intensos capítulos con los que disfrutar de distintas y variadas localizaciones de la geografía española.
La Templanza nos presenta a los Montalvo, una familia que se ocupa del negocio del vino desde sus terrenos en las cercanías de Jerez de la Frontera, el gran núcleo dramático de la serie. Y hasta allí se fue el equipo de la producción, que pudo rodar y revivir aquellos tiempos desde distintos lugares imperdibles de la zona.
Las maravillosas bodegas y los clásicos viñedos jerezanos son lo primero que viene a la cabeza. En la serie se pueden distinguir el interior y las hileras de barricas de vino que pertenecen a las históricas 'Bodegas Lustau' y algunas de sus naves industriales, que mantienen la arquitectura de la época.
Los campos de viñedos jerezanos que aparecen en las localizaciones de La Templanza son los de El Corregidor, en el pago de Carrascal. "Aquí se mantiene una parte del terreno en el que recolectan a mano, apegados a la tradición", explica Dídac Bono, director de arte de la serie, que asegura que fue "muy difícil encontrar" una zona que mantuviera la vendimia de entonces.
Uno de los retos de La Templanza era transmitir en pantalla el ambiente y las calles de Jerez, que vivió unos años de gran desarrollo económico durante el siglo XIX, convirtiéndose en el hogar de muchos de los grandes capitales de la zona. Para hacerlo rodaron en varios lugares de la ciudad. Seguramente llame la atención la imponente Catedral de Jerez o la Iglesia de San Marcos, pero también aparecen otros distinguibles y bonitos espacios del casco histórico como las plazas de la Asunción, de Rafael Rivero o la del Arroyo o las afueras del Alcázar, que se ve en paseos en carro.
Bono define el proceso de dar vida a la rica Jerez del XIX como "un maratón a ritmo de sprint". "Había que intervenir en todas partes: tapar escaparates, poner tierra en los asfaltos o quitar luces. Hubo un momento que dejamos de contar los decorados que hacíamos".
Para dar equilibrio con los espacios más grandes, sí que se aprovecharon las zonas museizadas de aquella Jerez en crecimiento que ofrecen las amplias 'Bodegas Tío Pepe', que sirvieron para captar calles más pequeñas e incluso reconstruir un mercado.
La casa de los Montalvo que se puede apreciar en la serie es el Palacio del Conde de los Andes, conocido también como de Virrey La Serna, uno de los edificios históricos en pleno centro que, según Bono, "dio una nueva dimensión" a lo que buscaban para la historia de Soledad Montalvo.
Con La Templanza se viaja también a otros países en busca de fortuna. La serie nos lleva a Latinoamérica, a Veracruz (México) o La Habana (Cuba), para seguir los éxitos y fracasos de algunos de sus protagonistas. Y todo sin pisar un pie fuera de nuestro país.
"La dificultad para recrear México y Cuba es que no hay imágenes muy detalladas de cómo eran estos países en la época. Nos tuvimos que guiar básicamente por grabados para que nos dieran una idea del ambiente que queríamos", comenta el director de arte.
Los colores y estilos coloniales de Tenerife, históricamente vinculada a Latinoamérica, encajaban con esa fisionomía. El equipo rodó en las bonitas calles de La Laguna (para calles mexicanas y el exterior de una casa de un banquero cubano) y La Oratava (su ayuntamiento, por ejemplo, se convirtió por fuera en el Teatro Tacón de La Habana).
Guamasa (donde se recrearon las partes de atrás de los edificios cubanos) y La Casa Museo de Lorenzo Cáceres en Icod de los Vinos (que es la pensión con patio de interior de La Habana cuando llega Mauro Larrea) completan las localizaciones canarias.
Otro de los lugares que podemos ver en la serie como si fuera el extranjero es Cádiz, de la que se utilizaron calles y la zona de paseo de la Alameda de Podaca para recrear el famoso Malecón de La Habana o el Gran Teatro Falla, del que se puede apreciar su interior.
Los retoques digitales y efectos visuales hicieron el resto para viajar sin cambiar de huso horario. Para facilitar ese trabajo VFX se utilizaron también lugares como el Aeródromo de Casarrubios (la base para reconstruir los puertos marítimos) o canteras de Campo Real (para la zona árida de las minas mexicanas). El único país extranjero en el que sí se rodaron localizaciones de La Templanza fue Irlanda. Cuando en la serie te estén situando en las calles de la Londres de la era victoriana, en realidad estarás viendo el urbanismo de Dublín.
Además de distintos platós, muchos de los palacios decimonónicos de la serie se rodaron por dentro en Madrid. La capital, en pleno crecimiento durante la segunda mitad del siglo, mantiene mucha de la arquitectura de la época en el interior de sus edificios.
Podrás distinguir, por ejemplo, detalles del Colegio Notarial, donde se situó la casa de uno de los asesores de Jerez, o del Instituto de la Ingeniería, que se transformó en una pensión. Bono explica que, por suerte, "muchos organismos y organizaciones profesionales mantienen partes nobles de entonces".
Otros de los interiores madrileños donde rodó el equipo de la serie fueron el Palacio de Santoña, donde se estableció el casino donde se reunía la clase pudiente de Jerez, y el Casino de Madrid, que se convirtió en un hotel inglés y un restaurante de lujo.
En La Templanza podrás ver otros interiores rodados a las afueras de Madrid, como el Palacio el Rincón –una de las casas familiares–, la casa-palacio de Gózquez de Arriba –que funcionó como casa de apuestas, teatro o pensión– o Chinchón –el restaurante 'Las Cuevas del Vino' se convirtió en una venta jerezana–.
Talamanca del Jarama o Toledo (Hospital de Tavera) también fueron otros de los emplazamientos que componen las más de 200 localizaciones de La Templanza. Una potente producción histórica que viene a convertir las palabras de María Dueñas en imágenes.