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Hasta hace poco se creía que el amor por los vinilos era cosa del pasado, un vestigio de una época en la que los discos se escuchaban de principio a fin y no existía esa palabra tan fea y tristemente actual, "procastrinar". Como casi todo lo bueno, el vinilo ha vuelto –o no se ha ido del todo–: cada vez más aficionados a la música se refugian en ese ligero crepitar de la aguja y los surcos de las 12 pulgadas. Ni los cassettes, ni el CD, ni siquiera la revolución digital y el streaming han conseguido acabar con él. Al contrario, hoy se editan y se venden más vinilos que hace 20 años.
Ya sea por la calidad de sonido del formato, las portadas tamaño XXL o el fetichismo de los más mitómanos, el interés por el vinilo sigue creciendo, como una cápsula del tiempo que se niega a decir adiós. En Madrid, aparte de las legendarias tiendas de segunda mano como 'Discos La Metralleta', 'La Gramola' o 'Escridiscos', una nueva generación de melómanos se ha lanzado a la piscina para que el vinilo nunca muera. ¡Larga vida al vinilo!
Fue en 2005 cuando Jesús Álvarez decidió cumplir uno de sus sueños: tener una tienda de discos. Abrió en un diminuto local en ese encantador rincón de Conde Duque que es la plaza de Guardias de Corps y pronto se convirtió en lugar de peregrinación para aquellos en busca de novedades musicales seleccionadas con gusto exquisito. "La típica cosa que tienes en la cabeza hasta que un día te lanzas", resume Álvarez. "Yo venía de otro sector completamente diferente, pero soy superaficionado a los discos desde la adolescencia. Vi que la cosa empezó a funcionar, busqué un local un poco más grande y así hasta ahora".
Ya instalado en un espacio más amplio de la calle Conde Duque, 'Radio City' se ha volcado en la novedad y en reediciones de material clásico, además de importaciones, como la edición japonesa de la banda sonora de Mi vecino Totoro, la joya de la animación del Studio Ghibli que ocupa un lugar preferencial en la pared. "El mercado japonés es flipante, tienen discos que aquí tenemos descatalogados desde hace muchísimo tiempo".
Es una muestra de la heterogénea selección de estilos, artistas y bandas, que van desde los clásicos de la Motown o la Stax, hasta la música africana, el jazz o los nuevos LPs de grandes del indie-rock actual como Steve Gunn, Deerhunter o Sharon Van Etten.
Las paredes decoradas con retratos de músicos y vitrinas de madera con la firma de Sonia Paredero, cofundadora del espacio, completan un ambiente acogedor en el que la música es lo más parecido a una religión. Si quieres puedes escuchar el disco que te interesa en el plato que tienen a disposición del público, o preguntarle a Jesús, una enciclopedia andante, si el nuevo de Kelley Stoltz está a la altura del Circular Sounds, "quizá el vinilo que más hemos vendido a lo largo de estos años". Por algo será.
Para los que solo conocen la Malasaña nocturna, pasear de buena mañana por el entorno de la Plaza del Dos de Mayo es como descubrir un barrio desconocido de Madrid, lleno de tiendas de lo más sugerentes. Una de ellas es 'Cuervo Store', que abrió en 2010 "con la idea de ser un espacio en el que tuviera cabida lo que más nos flipa, la mejor música, la mejor ropa, libros, complementos, exposiciones, conciertos en directo y cualquier cosa que encaje con el espíritu", nos dice Leticia Galán, miembro del equipo detrás de 'Cuervo'.
Además de la tienda, los socios de Holy Cuervo conforman un grupo independiente de agencias y mánagers musicales. De hecho, en el mismo local, bajando unas escaleras, tienen un estudio de grabación. Es decir, saben de lo que hablan.
Además de pantalones vaqueros, camisas hawaianas, cinturones y chupas de cuero, los vinilos son protagonistas desde el escaparate. En la pared, comparten balda el omnipresente álbum de Rosalía con otros de Nina Simone, Joy Division, Johnny Cash, Dead Moon y Caetano Veloso. Casi nada.
Para Leticia, lo mejor es ver el tirón que todavía tienen las novedades: "Seguimos viviendo con pasión los momentos en los que sale a la venta un vinilo y se forman colas por la mañana de personas que lo quieren. También le da sentido a todo esto cuando un chaval o chavala está empezando con la música y se pilla un vinilo que sabes que le marcará para toda la vida. Esto no ha dejado de pasar nunca y es de las cosas más bonitas que se pueden vivir en una tienda en la que vendes discos".
Inspirado por la novela de Malcolm Lowry, Fernando Velasco, melómano empedernido, le puso el literario nombre a su tienda de vinilos y librería, todo en uno. Un espacio muy bien aprovechado en el que saciar tu sed de nuevos y viejos sonidos o hacerte con ese libro de música o de cine que tanto tiempo llevas buscando. En 2010, en una de las principales arterias de Lavapiés, abrió sus puertas este oasis para fanáticos de las 12 pulgadas y la buena literatura.
"Quería crear un espacio donde conviviera la calidad tanto actual como de décadas pasadas", explica Fernando, "huyendo en lo posible de las corrientes más mainstream". El saxo descontrolado de Kamasi Washington que suena en los altavoces da buena fe de ello. Y es que el jazz es uno de los puntos fuertes de 'Bajoelvolcán', que también cuenta con una planta inferior, una cueva de paredes de ladrillo en la que bucear para encontrar estilos tan dispares como blues del delta, country, soul, psicodelia, hard rock, pop barroco, punk… "Vamos, de todo", resume Fernando.
Él nos confirma que el mercado del vinilo ha aumentado en los últimos años, aunque su interés por el formato viene de lejos. "Desde 2001 tuve un bar ('La Aguja') donde solo se pinchaban vinilos y era una forma de continuar con el concepto. Lo que me atrae de ellos es una mezcla de calidad de sonido y estética que no ha sido superada aún. Aparte, mucha de la música que más me gusta se publicó originalmente en vinilo". Mucho cuidado si tienes prisa, su tienda es uno de esos lugares en los que el tiempo parece pasar de otra manera. Puedes quedarte durante horas escuchando lo que pincha Fernando o rebuscando entre cubetas aquel vinilo capaz de transportarte directamente a los años 60 o 70.
Cuando hace un año echaron el cierre a su tienda en la calle La Palma nos temíamos lo peor, pero los responsables de este templo del jazz en Madrid nos tenían reservada una sorpresa: se mudaban a un local más amplio y luminoso en el número 28 de la misma calle. Un paso adelante para Montse y Alex, que empezaron a vender por correo material didáctico en torno al jazz y la música clásica hace 17 años y acabaron abriendo la tienda casi por accidente. Ahora puedes encontrarlos en buena parte de los festivales y clubes de jazz de España, vendiendo algunas de las joyas discográficas de sus cubetas.
En su nuevo emplazamiento, los posters de John Coltrane saludan al público en busca de libros y música, mientras en los altavoces suena el aterciopelado saxo de Ike Quebec. Ante nosotros se abre un espacio ideal para curiosear entre ediciones especiales y novedades discográficas, que también incluye generosas secciones de world music, pop-rock y música clásica, además de una zona con LPs de segunda mano.
La venta de libros y discos no es su única actividad: la amplitud del local permite que la tienda se convierta en un espacio cultural en el que se programan habitualmente presentaciones, showcases y eventos como el del Día Internacional del Jazz, cuando ‘Jazz y más’ se convierte en una fiesta dedicada a un género que, como el vinilo, resiste el paso del tiempo mucho mejor de lo que se podría pensar.
Ha sido uno de los últimos en llegar, pero es de los que más están contribuyendo a que los amantes del vinilo se sientan un poco menos huérfanos. Se trata de un espacio que, como bien dice su nombre, es de lo más "molón": libros, cómics y música para paladares exquisitos en pleno barrio de La Latina. "Hace 7 años decidimos montar una tienda que uniese nuestras pasiones, porque en aquella época no existía ningún espacio así en el barrio", explica Antonio que, junto a sus amigas Kika y Ana, se aventuró a abrir un establecimiento muy especial.
En cuanto a la selección de libros y discos, no están especializados en ningún género, más allá de "las que nos gustan, además de apoyar la autoedición, los grupos y autores nacionales". Y es que es fundamental para la supervivencia y la buena salud de la música española que espacios como el 'Molar' apuesten por el producto nacional. Ellos explican mejor que nadie por qué amamos los vinilos.
"Somos amantes del formato físico, nos gusta el objeto en sí. Aparte, si las portadas y el artwork son bonitos lucen mucho más en ese tamaño. Además somos unos nostálgicos, echamos de menos y nos gusta gusta esa manera de escuchar música, con un ritual, escuchando los discos enteros, cambiando de cara, el sonido tan peculiar de la aguja sobre el vinilo…". Si caes bajo su influjo, es un amor para toda la vida.
La sección de cómics y novelas gráficas es el otro gran elemento distintivo de 'Molar', compartiendo estanterías con una sección de libros escritos por músicos, biografías y volúmenes sobre diferentes géneros musicales, del hip-hop al afrobeat. Últimamente, les ha dado fuerte con la música brasileña, así que no te extrañe si cuando entras te atrapa la voz de Astrud Gilberto o Carol Conká.
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