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Hablar de Sargadelos es sinónimo de hacerlo de Galicia y de una marca que, desde hace décadas, se ha convertido en una de las grandes embajadoras de la cultura de esta tierra por todo el mundo. Sus piezas de decoración, vajillas, joyas y bolsos traspasan fronteras a través de 15 puntos de distribución exclusivos, 70 tiendas de decoración y joyerías multimarca en España, Asia y América y una venta online al alza. Para conocerla por dentro, no hay más que desplazarse hasta Cervo (Lugo).
Hasta este rincón de la comarca de A Mariña de Lugo llegan visitantes buscando cultura y otros atraídos por la fama de una marca simbólica y representativa de Galicia. También aquellos a los que les gusta explorar proyectos industriales y los amantes de experiencias únicas. Y el complejo industrial de Sargadelos contenta a todos, ofreciendo un plan para pasar el día que incluye visitas a su fábrica y su museo y el colofón perfecto: comida, vinos y cervezas en su taberna.
La marca que incluso vende piezas en el MOMA de Nueva York o en toda la red de la cadena de lujo El Palacio de Hierro -de México- debe su nombre al propio lugar en el que nació, en este rincón de Lugo, y allí conserva una de sus dos plantas de producción actuales. Lejos quedan el complejo siderúrgico de Sargadelos puesto en marcha en 1791 por Antonio Raimundo Ibáñez, primer marqués de Sargadelos, y la fábrica de loza de estilo inglés de 1803 que empezaría a darle fama, pero el complejo actual atesora toda su historia y es posible conocerla con visitas guiadas.
El visitante se cuela en sus entrañas y puede presenciar en vivo todos los pasos de un proceso de producción que sigue utilizando técnicas de manufactura idénticas a las que idearon los intelectuales gallegos Isaac Diaz Pardo y Luis Seoane a mediados del siglo XX. Con los colores blanco y azul cobalto como elemento identificador, dieron una nueva vida y un nuevo rumbo a aquella primera fábrica del marqués de Sargadelos, creando un proyecto en el que tradición y vanguardia van de la mano.
Y la empresa actual bebe de esa genialidad, utiliza máquinas diseñadas por el propio Diaz Pardo hace medio siglo y conserva ese espíritu artesanal en el que las piezas se moldean a mano una a una, utilizando modelos diseñados en el propio complejo y técnicas que incluyen uso de plantillas y aerógrafo, pintado a mano y un horno patentado por la empresa único en el mundo.
Ese aspecto vitrificado de cada pieza de Sargadelos que la diferencia del resto de cerámicas en el mercado es posible porque sus piezas, una vez pintadas y tras pasar por un esmaltado previo, se cuecen en un horno a 1.435 grados. El visitante puede ir viendo cada paso y maravillándose por las artesanas que, pincel en mano, dan vida a los decorados más delicados, al tiempo que conocen alguno de su secretos, como que las piezas que llevan rojo requieren una doble cocción porque, para lograr ese color, hay que pintarlo tras salir del horno y luego darle una segunda horneada.
“La gente que viene y ve el proceso de fabricación aprecia mucho más el trabajo”, asegura Segismundo García, propietario actual, pues pueden ver el uso de prototipos y el “tratamiento artesanal” de cada pieza. “Algo hemos evolucionado, pero las figuras tienen un componente importante de creatividad”, añade, de ahí que cada año lancen diseños nuevos que incluso se adaptan a la actualidad, como la efigie de la reina Isabel II de Inglaterra que coincidió con su muerte.
Conserva también el espíritu reivindicativo que Diaz Pardo y Seoane dieron a sus creaciones. Con esta de Isabel II se busca “tomar nota de que las monarquías tienen sus años limitados”. Aunque reconoce que “nos debemos a los clientes”, insiste en que en su ánimo está “procurar respetar nuestras raíces y crear tendencias”.
Su fama no deja de crecer y tampoco su proyección internacional, que les ha llevado a los citados diseños exclusivos de vajilla para el MOMA de Nueva York y a vestir mesas de restaurantes de todo el mundo. El chef José Andrés es uno de sus grandes entusiastas y, además de usar sus platos en su restaurante neoyorkino ‘Little Spain’, de su mano se colaron piezas de la firma en el bufé de los prestigiosos premios musicales MTV o en el programa The Late Show de Stephen Colbert en la CBS.
Esta planta lleva fabricando porcelana más de 200 años y algunas de sus fórmulas son patentadas y secretas, pero una visita a la fábrica circular que diseñó hace seis décadas Andrés Fernández-Albalat -hoy dedicada a la zona de oficinas y diseño-, a la planta de producción y al museo contiguo permite averiguar alguno de ellos, como el uso del caolín, que en su día procedía de un yacimiento próximo hoy agotado, y un meticuloso control de calidad que lleva a descartar las piezas que no cumplen sus estrictas exigencias.
Si de algo está seguro el visitante al terminar el recorrido es de que detrás de cada pieza hay un trabajo minucioso en el que se cuida cada detalle, siguiendo la filosofía que imprime Segismundo García. “Sargadelos es un referente para la cultura gallega, le da proyección nacional e internacional. Somos una especie de embajadores y para nosotros es una responsabilidad, nos implica un orgullo, pero también un esfuerzo en procurar no defraudar la confianza que se deposita en nosotros”.
Esa filosofía se respira en cada rincón del complejo y su taberna no iba a ser menos. Habilitada en el antiguo comedor de empleados, conserva un mural original de Luis Seoane, de estilo similar al que da la bienvenida al visitante en la entrada principal del complejo, está amueblada con mesas y sillas de diseño original de Isaac Diaz Pardo y tan solo utiliza vajillas propias.
Jessica Carrasco, encargada del local, y David Molejón, coordinador del grupo Voar, vinculado a Sargadelos y con locales en toda A Mariña lucense, cuidan cada detalle. La cocina es de estilo tradicional y sencillo, siguiendo las recetas originales de las abuelas gallegas y utilizando siempre los productos de máxima calidad y elaboración artesanal, como el pan, que sale de un horno de leña de Barreiros.
El sello Sargadelos no solo llega por su vajilla o decorado, sino que su creatividad también se traslada a la carta, con nombres marcadamente gallegos como los callos que tumban que sanan, el caldo depredador da Fame, el lacón cocido purificador de famentos faladores, los pementos de Padrón traizoeiros como non! o un pulpo bautizado como polbo á feria inspirado de verbenas e madeiras. Y entre sus últimas incorporaciones está un guiño a la vecina tierra asturiana con cachopo.
Con cada consumición no falta una tapa bien llena con sus elaboraciones más sabrosas y tampoco se olvidan de cuidar los postres más ricos y tradicionales, como el queso Arzúa-Ulloa con nueces y membrillo sazonador do anhelo o arroz con leche agarimoso co de máis aló e acó.
No podía faltar el mejor vino gallego, con caldos de Barrantes, Albariño, Mencía o Revolto blancno, un vermú de barrica y cervezas Estrella Galicia, marca que lleva años apostando por grifos de Sargadelos. Quien opte por regar su comida con esta bebida, podrá coronar su visita, pues en el recorrido por la fábrica puede verse el proceso de elaboración de los tan característicos grifos.
Es la ‘Taberna Sargadelos’ una parada perfecta para el fin de la visita, pero también para coger fuerzas nada más llegar con uno de sus deliciosos brunchs, que incluyen propuestas dulces y saladas con tostas de jamón con tomate, queso, salmón y aguacate, o mantequilla y mermelada gallega; cuenco de yogur natural con miel, muesli y fruta de temporada; bollos dulces; opción de huevos revueltos con bacon; zumo de naranja natural; y cafés o infusiones.
El Conjunto Histórico-Artístico de Sargadelos, declarado como tal en 1972, incluye también restos del complejo industrial original fundado por el marqués de Sargadelos, una presa construida en el 1791 en el río Xunco, restos de los antiguos hornos, la Casa de la Administración, la Antigua Fábrica de Loza, la Casa del Peso -en la que se pesaba la loza ordinariamente-, el Pazo de Ibañez, el Camino Real, la Iglesia de Santiago de Sargadelos , un cementerio y un evocador Paseo de los Enamorados.
Tras conocer cómo surgieron esas piezas que no faltan en ninguna casa gallega, el plan de viaje de la jornada puede completarse con una visita por todos estos atractivos turísticos situados en los alrededores.
COMPLEJO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE SARGADELOS - Carretera de Sargadelos, s/n. Cervo, Lugo. Tel.982 55 78 41.