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Nos guste o no, parece que siempre estamos dispuestos a buscar causas para nuestros desafectos emocionales. Si la astenia primaveral es un clásico, desde hace un tiempo se habla también de la tristeza invernal. Ya se sabe, días cortos, oscuridad habitual, frío, lluvia, nieve... Así que no queda otra más que enfrentar esta primera estación de 2018 con la mejor de las predisposiciones, que ya irán llegando de nuevo los momentos de asueto.
Así que desde Guía Repsol ponemos nuestro granito de arena para superar estas tribulaciones como nos gusta, con canciones.
Así es, habrá que ir diciendo adiós de la mejor de las maneras aunque aún no hayan llegado los calores. Y no dudamos que un bellísimo ejemplo a seguir es la forma en que lo dice Coco Hames, cantante de la banda The Ettes, en su reciente y espléndido disco de debut en solitario.
Estos mozalbetes de Irlanda no son los únicos que sueñan con nuevas vacaciones aún deseando un descanso de ellas. Y mientras, demuestran que siguen queriendo estar lejos del tan cacareado hype que se les ha endilgado, y lo hacen a base de continuar floreciendo con buen criterio su amor por la música de los 60.
Uno de los mejores neo-tradicionalistas norteamericanos de la actualidad, Pokey LaFarge demuestra disco a disco su enorme facilidad para las melodías cristalinas y eternas, como esta de hace un par de años que parece invitar a echarnos en manos de productos naturales, que buena falta nos hace.
También de la raíz norteamericana bebía la banda de Alan Tayler, aunque haciéndolo desde su particular Londres, les convertía en los mejores representantes del “americana” en las Islas. Y en su disco de retorno de 2013 prometían la llegada de cosas mejores a lomos de una canción de desarrollo eterno. A tener muy en cuenta, cómo no.
También ha retornado el experimento que engloba el delicioso espíritu brasileño de Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown. Quince años después de su inolvidable debut, vuelven con la sensibilidad que les caracteriza y la memoria, o falta de ella, que necesitamos para estas próximas semanas. Saudade de la buena.
Quien ya no retornará es la última reina del soul, una queridísima Sharon Jones que nos dejó hace poco más de un año, pero que lo hizo con el recientemente publicado disco póstumo. Lo suyo era una cuestión de tiempo que nunca nos hará olvidarla, pero que nos ayudará a encarar lo que está por venir.
No es de extrañar que esta especie de astenia invernal haga que incluso entendamos menos, menos aún de lo normal, a nuestros corazones. Lo que nos recuerda la maravillosa dislexia a la que cantó el líder de The Replacements en la banda sonora de aquella película sobre la juventud de los 90, Singles, cuya reedición se ha visto este año pasado.
Solemos comenzar el año con propósitos de enmienda varios, deseos de salud y cientos de refranes con los que tratamos de explicarnos. Bien lo cantaron hace años Gabinete Caligari y lo recuperan ahora, de forma bien vitaminada, esa fusión de Los Coronas y Arizona Baby que responde por Corizonas.
Como propósitos, si no de enmienda, sí de continuar creciendo han hecho los guerniqueses Audience, espléndidos representantes de la raíz norteamericana de la música pero que han dirigido sus pasos más recientes hacia Cuba, y ayudados por la voz de Osanay Martínez, nos ofrecen baile y sabor para los próximos meses.
No es mal modo de encarar el periodo de recuperación el de dejar la iniciativa al mismo sol. Así parece entenderlo el eterno “Enemigo” Josele Santiago, que a lomos de melodías marca de la casa y con ese espíritu que parece salir de su clásico jergón, acaba de grabar seguramente su mejor disco en solitario hasta la fecha.
También han vuelto al estudio, tras un parón de siete años, los londinenses The Clientele, y lo han hecho con un disco, “Music for the age of miracles”, que se abre con una delicia del calibre de esta canción. Si los milagros que nos prometemos para el futuro más inmediato son del mismo tenor, tenemos motivos para estar más que contentos.
Habrá por tanto que atender al futuro con nuestras mejores galas espirituales y físicas, que, por qué no, puede ser prometedor. Y tanto si nos dejamos guiar por las guitarras cristalinas y el pop de corazón de los madrileños Juvenilia, siempre un oasis en cuanto bebes de ellos.
Más de uno soñó con arder en la pasión cantada por The Cure. Y buen calor debe ser cuando ahora los redivivos Luna, dirigidos por Dean Wareham, han realizado esta preciosa versión que mantiene la magia de una canción ya clásica.
Hablábamos al principio de canciones y melodías frescas capaces de ayudar a abrazar los próximos meses como si no fuera necesario un esfuerzo extra. Pues entonces hablábamos de canciones como las de este matrimonio, emparentado con los clásicos del folk inglés Richard & Linda Thompson, que inundan de atractivo todo su nuevo disco.
Fueron parte esencial de la versión de Fleetwood Mac que grabara discos tan clásicos como "Rumours". El año recién terminado vio la edición de este disco conjunto en el que son capaces de incluir odas tan soleadas que lucen sin problemas la marca de la casa. Buena muestra este sol rojo.
La mitad de The Black Keys y productor de moda ha llenado su segundo disco en solitario de canciones simples y pegadizas, de esas que uno puede tararear apenas las escucha. Un trabajo de orfebre que invita a esperar sentado una canción para cada día del año.
Exuberancia, exotismo, pop, melodía, simpleza, gracia, alegría, rebeldía, juerga, diversión, elegancia, gusto… podríamos seguir, y cada palabra encajaría a la perfección en lo que buscamos como estimulante. Pero ya nos lo ofrecen, todo, los pamploneses Los Ginkas.
Son los madrileños The Limboos, hoy por hoy, uno de esos valores seguros si de lo que se trata es de extraer la versión más lúdica de cada melodía sin olvidar su arraigo en los 60 y en las diferentes músicas que han hecho del baile su razón de ser. Pues eso mismo es lo que pedimos para olvidar tristezas, ¿no?
Y por encima de todo, no sufras si no consigues tus propósitos, si no alcanzas tus nuevas metas, si no consigues despegar hacia esa nueva vida que ansiabas. Recuerda que F.A.N.T.A. nunca vieron en directo a sus amados Ramones y es algo con lo que han sabido vivir. ¡Y de qué manera!
Y es que al fin y al cabo, no queda nada. Ni nada interesante, ni nada de esa relación, ni nada de esos deseos, ni nada de lo que nos haga volver a tu casa, como cantan los pamploneses Kokoshca. Pero tampoco queda nada para que vuelva el calor y el sol. Y si me apuran, no queda nada para el próximo verano. Átense los cinturones.