Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Ya lo decían los Godfathers, la banda británica, en su estupendo segundo disco: Birth, School, Work, Death. Un resumen (nacimiento, colegio, trabajo, muerte) nada alegre de nuestras vidas. Pero real. Tras el verano, toca la vuelta a nuestros quehaceres, ya sean colegiales o laborales. Y mucho mejor quitarle la pátina de tristeza y encararlo a golpe de baile. Qué menos.
No queda otra y, nos guste o no, hay que estar listos para comenzar de nuevo. Así nos lo hacían ver los canadienses comandados por Win Butler en esta canción de su tercer disco, The Suburbs, en la que algunos han tratado de ver un mensaje de liberación para aquellos trabajadores a sueldo que se pasan sumidos en la rutina durante la mayor parte del año. Vamos, guiños a los curritos de parte de una banda con conciencia.
Howlin’ Wind supuso el debut en 1976 del londinense Graham Parker acompañado de la banda que más y mejor ha cubierto su espalda, con Brinsley Schwarz, Martin Belmont y compañía al frente. Y por tanto, el inicio de una carrera que tal vez no sea mediática, pero sí una de las más sabrosas del rock con sustancia. Una vuelta a los días de escuela a cuya memoria nos aferramos estos días.
Si alguien ha sabido en el rock español trasladar las urgencias de los adolescentes a las guitarras más saltarinas, fueron nuestros hispano-argentinos preferidos. Si bien Matrícula de Honor era el nombre de su disco debut de 1978, el del Rock and Roll en la plaza del pueblo, su canción de hartazgo escolar por excelencia estaba incluida en su siguiente, Rock and Roll. Simplemente, imparables.
La banda del posterior activista social, Bob Geldof, pasa por ser, para muchos, el ejemplo de los one-hit wonder, aquellos artistas que basan casi toda su carrera en un único éxito. Y no tanto porque no tuvieran un buen puñado de canciones en el top 40 británico, sino porque el mayúsculo pelotazo de I don't like Mondays siempre voló sobre sus cabezas. La historia de un tiroteo juvenil viene resumida en una frase a la que seguramente se abonaría más de media humanidad.
El pop por excelencia de la primerísima nueva ola madrileña, la que posteriormente derivó en el término "movida", estaba sustentado en canciones de melodía redonda, ritmo imparable y letras con las que cualquier joven sin mayores problemas podía identificarse. Mamá siguen hoy en día publicando discos, pateando escenarios y demostrando que el mejor pop corrió y sigue corriendo por sus venas.
Pues hombre, si hablamos de canciones sobre la vuelta al colegio, no habrá lista en la que falte esta sencilla tonada del entonces dúo formado por Jack White y Meg White. Y es que lo tiene todo: la llegada del otoño, la vuelta al cole, los nuevos zapatos, libros, lápices y, cómo no, las nuevas amistades y posibles amores, tal vez el único elemento que confería a dicha vuelta un matiz esperanzador.
Hasta un rapero como Soulja Boy, que no es que tuviera una larga trayectoria escolar, es capaz de recitar una velada crítica hacia la superficialidad de la sociedad en la que se mueve con más de un guiño, seguramente lleno de añoranza, a la sensación de vestirse para el primer día de colegio. Toda una experiencia, no por trivial menos recordada.
Las bestias pardas de Detroit que habían anticipado el punk-rock con el tremendo Kick out the jams de 1969 volvían un año después con un Back in the USA que limaba su sonido ponzoñoso pero encumbraba el rock con sabor a clásico, versiones de Little Richard y Chuck Berry incluidas. Y claro, este canto a la acción y diversión que busca cualquier chico o chica de instituto.
Escrita para la película Cómo eliminar a su jefe (9 to 5 en el original), que en 1980 protagonizaron Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton, supuso seguramente el mayor éxito fuera de los circuitos propios de la música country americana de esta última. Y de paso, con el horario laboral habitual en los Estados Unidos como título, convertirse en una de esas canciones para siempre unidas a la eterna carga del trabajo.
El disco de debut del queridísimo gafotas británico, My Aim is True, se abre con esta píldora que ni siquiera llega al minuto y medio de duración pero que ya anticipa las golosinas que iba a incluir aquel disco de 1977. Además, reconoce los sinsabores de la clase trabajadora (aunque hay interpretaciones algo más escabrosas) y la necesidad, aunque no nos guste, de la semana laboral. No, no hay salida.
American Idiot marcaba en 2004 la vuelta al éxito masivo de la banda norteamericana tras un periodo en que parecía que perdían comba. Y en él estaba incluida esta pieza autobiográfica firmada por la cabeza visible de la banda, Billie Joe Armstrong. Una canción dedicada a la muerte de su padre, pero que igualmente queda anclada a la nostalgia que lo invade todo cuando pasa el verano, cuando pasa la inocencia, cuando pasa la vida…
La inolvidable voz del muchas veces denominado rey del soul lo deja bien claro desde el principio: "estas son las voces de los hombres trabajando en grupo con los grilletes puestos...". Esta canción eterna se compuso pensando en esos prisioneros americanos que solían realizar trabajos manuales sobre las carreteras de su país unidos por largas cadenas, pero igualmente queda asociada a los grilletes, aún imaginarios, que nos atan a las cadenas de montaje.
Hay una bien asentada tradición de cantar para y sobre la clase trabajadora en el rock americano, posiblemente porque son ellos quienes más buscan ese tipo de bandas cuando el fin de semana patean los clubs tras algo de diversión. Huey Lewis lo sabe y lo afirma: "así estarán, trabajando toda una vida. ¡Ay, qué mal nos lo hemos montado!".
Claro, que uno trabaja toda la vida siempre y cuando tenga o encuentre trabajo. Que esa es otra. Ya en 1957, The Silhouettes cantaron en este éxito que alcanzó el número uno en los Estados Unidos sobre la presión por parte de los que le rodean que siente quien anda embarcado en la ardua búsqueda de un puesto laboral. Y las cosas no han cambiado.
Sí, a Bob Geldolf no le gustaban los lunes, y tampoco le gustan a Susanna Hoffs, que mientras se levanta a duras penas para iniciar una nueva semana de curro sueña con la llegada del domingo de nuevo. Primer sencillo del segundo disco de The Bangles, Different Light, y curiosamente compuesta y firmada por un tal Christopher, simple pseudónimo usado para la ocasión por el llorado Prince.
Larga tradición tiene la música popular de los siglos XX y XXI en esto de cantar sobre los sudores de las clases trabajadoras. Y a veces incluso se hace con la sorna de quien reconoce su incapacidad para cumplir un horario y responder ante un jefe. Sorna e ironía que no pueden faltar si da su opinión al respecto alguien como el Gran Wyoming, y acompañado, como tantos y tantos años, por el recordado Maestro Reverendo.
El tema del trabajador, un comercial en este caso, metido en la rueda del alcoholismo por "motivos laborales" ya lo trataron con maestría Jack Lemmon y Lee Remick en la película de Blake Edwards, Días de vino y rosas. No menos maestría, en este caso para las melodías power-pop, demuestran sobre el mismo tema la banda de Nueva York en su tercer y estupendo disco, Welcome Interstate Managers.
The Clash incluyeron esta píldora punk en su debut homónimo de 1977, clamando por la escasez de trabajos que asolaba su país en aquella época y la falta de atractivo de los pocos que se ofrecían. Esa juventud contestataria fue precisamente la que nutrió la explosión social, musical y cultural que supuso el punk. Posteriormente la regrabaron para su disco triple Sandinista!.
Knopfler siempre ha explicado que lo único que hace la canción, su mayor éxito en Estados Unidos y con cierta polémica por sexista y homófoba, es transcribir las palabras, algunas desagradables, de unos vendedores de electrodomésticos en unos almacenes de Nueva York mientras veían la cadena MTV. Y como atrezzo, trató de imitar el sonido de guitarra propio de ZZ Top, que sonaban en los televisores en aquel momento. En cualquier caso, dinero para nada…
Pues tal vez sea dinero para nada, pero nos guste o no, hay que trabajar duro para tenerlo. Y eso merece un respeto, como el que pide Donna Summer para una camarera que conoció, parece que personalmente, y que, como tantos y tantos, tenía otros sueños que no se cumplieron. Pero seguimos necesitando dinero. Así que lo dicho, un respeto para la vuelta. Y suerte.
En general... ¿cómo valorarías la web de Guía Repsol?
Dinos qué opinas para poder mejorar tu experiencia
¡Gracias por tu ayuda!
La tendremos en cuenta para hacer de Guía Repsol un lugar por el que querrás brindar. ¡Chin, chin!