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En las regiones de La Serena, La Siberia y La Campiña Sur, en las llanuras extremeñas, conviven restos prehistóricos, arte megalítico y fortalezas con grandes olivares en los que se produce el aceite de oliva de Monterrubio. Las verdes sierras mediterráneas y las aguas del embalse de La Serena nos acompañan en esta ruta que recorre los secretos mejor guardados de Extremadura.
El punto de partida para conocer los secretos rurales extremeños es Zarza-Capilla. Antes de entrar en la localidad, un tranquilo pueblo que crece a los pies de la montaña, tenemos que dedicar un tiempo a sus cuevas, que guardan numerosas pinturas rupestres del tipo esquemático. La más importante de todas es la cueva de los Perros, en la sierra de las Cabras. Es bastante amplia y el suelo está completamente inclinado, por lo que para acceder tenemos que llevar un calzado cómodo.
Tras este paseo prehistórico, tomamos dirección a Cabeza del Buey, villa asentada en la ladera norte de la sierra del Pedregoso, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Armentera (Jesús, 2; 924 632 034), levantada en el siglo XVI y cuyos frescos, datados a finales del siglo XVIII, han sido sometidos a un laborioso proceso de restauración. En el exterior, es importante que nos detengamos un momento ante sus portadas de estilo gótico y renacentista y la torre rematada por ánforas vidriadas.
En los alrededores de la localidad tendremos ocasión de hacer una nueva incursión arqueológica y disfrutar de pinturas rupestres, esta vez en el cerro Estanislao, el valle de la Cueva, el Morro de la Fuente del Peral y la sierra de la Rinconada.
Castuera ha dedicado un museo a su dulce con más tradición, el turrón
Proseguimos por varias localidades pequeñas que ofrecen numerosos puntos de interés. En Benquerencia de la Serena, las casas se extienden a los pies de lo que fue un impresionante castillo, en el que a través de sus lienzos y torres en ruinas disfrutaremos de soberbias vistas de la llamada Siberia extremeña. A poco más de seis kilómetros de distancia está Castuera, cuyo principal reclamo es el Museo del Turrón (Huertos, 46; 924 761 037), donde vemos la maquinaria con que se fabricaba este dulce, de gran tradición en la localidad. Más adelante aparecen en la carretera las indicaciones a Malpartida de la Serena, que con su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de excelente traza arquitectónica, bien merece una visita.
Desde ahí, la ruta continúa hacia Zalamea de la Serena. Esta localidad guarda en sus cercanías restos con gran valor histórico y arqueológico, entre ellos algunos dólmenes de época megalítica y el famoso santuario de Cancho Roano, el conjunto tartésico mejor conservado de España. De la época romana se conserva también un grandioso monumento funerario de 25 metros de altura realizado en el año 103 en honor al emperador español Trajano. Por último, la localidad cuenta en lo alto con un castillo de origen árabe en el que Antonio de Nebrija escribió la primera Gramática castellana, a finales del siglo XV.
Dos últimas paradas nos sirven para despedirnos de la región. En Esparragosa de la Serena nos acercaremos a la iglesia de Santa María Magdalena y la antigua fábrica de harina. En Monterrubio de la Serena, construida sobre una antigua localidad llamada Alcantarilla, aprovecharemos para degustar el aceite de oliva que da nombre a esta ruta. En Monterrubio, trasladada por Alfonso IX tras la destrucción de su castillo, destacan la casa del Cordón, la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Consolación, la iglesia de la Armentera, ambas del siglo XVI, y sus increíbles vistas a sierra Morena.
Para que sea auténtico aceite de Monterrubio es necesario que el 90% de las aceitunas con las que se realiza sean del tipo cornezuelo, picual o jabata y que el 10% restante proceda de las variedades mollar, corniche, pico-limón, morilla y cornicabra. Por su composición, este aceite posee ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), beneficiosos para el colesterol. También destaca en vitamina E, con efecto antioxidante, y previene el daño causado por los radicales libres en los tejidos.
Visualmente, el aceite de Monterrubio es de color amarillo-verdoso, afrutado, aromático, almendrado y con un sabor ligeramente picante. Además su Denominación de Origen Protegida garantiza que este aceite de oliva virgen extra ha sido obtenido por procedimientos mecánicos y por medios físicos, como la poda del olivo y el deschuponado. Todos los detalles en www.aceitemonterrubiodop.com