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Aceitunas de Campo Real

De olivos y joyas arquitectónicas

Actualizado: 13/10/2015

Olivares y plantas aromáticas ambientan los tesoros monumentales diseminados por la Alcarria madrileña. Nos adentramos en este paisaje rural para descubrir su naturaleza, historia y tradición. Puede que los mejores momentos para descubrir este territorio sean primavera y otoño, cuando los colores de los campos son más intensos: amarillos, verdes, rojos…, pero para degustar sus aceitunas cualquier época del año es buena.
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La ruta

Tomamos como punto de partida de esta ruta la villa madrileña de Campo Real. Ya antes de llegar, encontraremos olivos centenarios que jalonan la carretera por la que se accede a este pueblo y nada más llegar, poco antes de la entrada, la vista nos ofrece la imagen de la iglesia parroquial. En lo alto de la localidad, al final de una escalinata que se pierde tras los tejados rojizos, sobresalen las torres de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

Iglesia parroquial de Campo Real, que fue un castillo.
Iglesia parroquial de Campo Real, que fue un castillo.

Tras dejar el coche y comenzar a caminar, tomamos la calle Vilchesque recorre gran parte de la localidad. Las casas pequeñas encaladas contrastan con las edificaciones recién construidas. Y a última hora de la mañana, cuando algunos excursionistas compran los productos de la zona, el olor a aceitunas y olivos llena el ambiente.

Este aroma comparte protagonismo con la ligera acidez de los otros productos locales: el queso y el aceite. A lo largo de la calle, de aspecto tradicional, varios portones metálicos hacen las veces de tiendas donde poder comprar las olivas. Durante miles de años, desde que esta villa estuvo en manos musulmanas, la localidad recibió el nombre de Campo. Felipe II le dio el título de villa y el apellido Real.

Siguiendo el paseo a lo largo de la calle Vilches, las indicaciones nos llevan hasta la iglesia de Nuestra Señora del Castillo que se levanta en lo alto. Al llegar, la panorámica que nos ofrece merece la pena: la imagen de contraste entre la piedra blanca del templo y el color de los olivos, pinos, encinas y romero, en sus diferentes estaciones. La iglesia fue primero castillo y perteneció a la Orden de los Templarios.

En el siglo XIV fue consagrada como lugar de culto y hoy es Monumento Histórico-Artístico Provincial. Al mirarla desde fuera saltan a la vista los dos usos que ha tenido: la estratégica ubicación e imponente construcción características de los castillos y el arco de medio punto y el techo formado por las bóvedas de crucería que identifican a las edificaciones destinadas al culto religioso. Aún se conserva el estilo gótico tardío, y también hay algunos elementos arquitectónicos renacentistas. En su interior quedan cicatrices de la Guerra Civil, periodo en el que desaparecieron los retablos y las esculturas.

Descendiendo por la escalera principal, empedrada, aparece la Plaza Mayor, centro neurálgico de la villa. Junto a ella se alza la ermita del Santo Cristo de la Peña (siglo XVIII), un auténtico oasis de silencio en medio del bullicio que, a veces, domina la calle. Dentro se observa una sola nave y una cúpula ligeramente elíptica.

A la entrada de Campo Real nos sorprenden las formas de Nuestra Señora de los Remedios (siglo XVI), dotada de una nave con una cúpula abovedada sobre pechinas, triángulos curvilíneos que forman su anillo. Cercano a este templo tenemos el Museo de Alfarería, en la calle Pedro Collado Belinchón, que se visita únicamente con cita previa. En las afueras nos acercaremos a ver la ermita de la Virgen de las Angustias (siglo XVI), de una única nave rectangular.

Llegando a Loeches vemos campos de cereal de tonos rojos y verdes amarillentos.

Después de Campo Real continuamos la ruta en dirección a Loeches. En el camino podremos ver campos de cereal de intensos colores y la variedad de tonos rojos y verdes amarillentos de algunas de las fincas que dibujan el paisaje.

Nada más llegar a Loeches se alzan sobre nosotros las torres de sus dos conventos y de la iglesia parroquial. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es de estilo renacentista, y se construyó en la segunda mitad del siglo XVI. Destaca su exterior, de piedra blanca, y sus tres puertas: una con una portada renacentista, otra toscana y otra gótica.

El convento de las Carmelitas, del siglo XVII, es conocido como el convento chico y fue fundado en 1596 por la familia Cárdenas. En su iglesia de estilo barroco las madres carmelitas albergan diferentes objetos de culto como algunas reliquias pertenecientes a Santa Teresa de Jesús.

Frente a este convento está el monasterio de las Dominicas Recoletas, considerado el edificio histórico-artístico más destacado de la localidad. Sorprende por sus formas barrocas de piedra y destacan especialmente su fachada, atribuida al arquitecto Alonso Carbonell y el chapitel de estilo Austria, que alberga una gran cúpula. En este monasterio está enterrado el conde duque de Olivares y gran parte de la familia del duque de Alba.

Después de esta visita, tomamos la carretera de nuevo hacia Torres de la Alameda. Merece la pena realizar una parada y visitar la iglesia plateresca de la Asunción, del siglo XVI. También podemos detenernos en Valverde de Alcalá, pueblo que atrae por su quietud. Desde aquí nos dirigimos a la interesante localidad madrileña de Nuevo Baztán, declarada Bien de Interés Cultural. Su construcción fue impulsada por Juan de Goyeneche (1656-1735), economista, industrial, escritor y emprendedor.

Fachada del palacio de Goyeneche, en Nuevo Baztán.
Fachada del palacio de Goyeneche, en Nuevo Baztán.

El innovador diseño de este pueblo madrileño fue obra del arquitecto José de Churriguera siguiendo los modelos vanguardistas de fabricación industrial que se llevaban en esos momentos en Francia. El palacio de Juan de Goyeneche y la iglesia barrocadestacan en este conjunto urbano tan singular de la Comunidad de Madrid.

Junto al palacio se encuentra el Museo Etnológico, donde podemos descubrir cómo nació esta ciudad y lo que supuso para la época como modelo de innovación urbanística, así como para el desarrollo industrial de la zona, ya que esta localidad fue sede de fábricas de productos textiles, vidrio, papel y productos para el abastecimiento del ejército, entre otros.

El sabor

Desde tiempos inmemoriales los olivos han crecido en torno a Campo Real y al territorio de la Alcarria madrileña. Unos campos a los que han acompañado algunas plantas aromáticas, con las que luego se aderezan las olivas. La Denominación de Calidad Aceitunas de Campo Real se caracteriza por trabajar con olivas de la variedad manzanilla y se diferencia por su aderezo. Y es que la aceituna curada al estilo Campo Real se aliña con tomillo, hinojo, orégano y ajos que le dan un sabor único y exclusivo. El proceso de recolección se inicia en el mes de octubre cuando, a mano para que no se dañen, se recogen los frutos de los olivos. Después se almacenan en depósitos donde se conservan en agua y sal hasta que se raja y quema la aceituna para el proceso de aliño con hierbas aromáticas. Según la Fundación Española de la Nutrición, las aceitunas poseen un contenido energético medio. Su principal macronutriente son los lípidos, con un alto porcentaje de ácidos grasos monoinsaturados, lo que ayuda a la prevención de enfermedades cardiovasculares. También destacan por aportar fibra y vitamina E. Toda la información sobre las aceitunas de Campo Real puede verse aquí.

Más información

Productos de la zona

El mejor recuerdo que nos podemos llevar, al margen de las aceitunas de Campo Real, son productos como el aceite de oliva. También destacan los quesos de oveja y el pan de elaboración tradicional y, en artesanía, la cerámica. En gastronomía, destacan los platos de caza como las judías con perdiz y el rabo de toro, y también merece la pena probar el cordero asado.

Visita obligada

El Parque Regional del Sureste, situado junto a Rivas-Vaciamadrid, en la confluencia de los ríos Jarama y Manzanares, es un lugar de intensos contrastes donde se encuentran cortados de tierra caliza, lagunas, espacios verdes y suelos casi esteparios llenos de vida. Un espectáculo de la naturaleza diferente situado a muy pocos kilómetros de la capital.

Fiestas

En Loeches, entre finales de abril y principios de mayo, tiene lugar la Fiesta del Siglo de Oro, en la que se recrea la visita de Felipe V al conde duque de Olivares, enterrado en el convento de las Dominicas. La Fiesta de San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, se celebra en Campo Real el 15 de mayo con una gran feria agrícola y gastronómica.

Alojamientos

Situado en la localidad de Valdilecha y con 38 habitaciones, el Hotel Palacete La Ochava, nos ofrece un ambiente cálido y, sobre todo, cómodo, donde poder descansar después de recorrer la Alcarria madrileña. También en La Casa Grande, en Torrejón de Ardoz, encontraremos el relax que necesitamos tras un día de turismo. Y es que este pintoresco hotel cuenta además con un museo que alberga una de las colecciones de iconos religiosos más destacada de Europa.