Compartir

No te pierdas ningún destino

Crea tus rutas, encuentra y guarda los mejores destinos con nuestra App.

Descargar app
{{title}}
{{buttonText}}

Almendras de Mallorca

Sabores en flor

Actualizado: 13/10/2015

Mallorca evoca a playas, turistas y terrazas de verano, pero también a campos de cultivos de almendros en flor durante los meses de enero y febrero. Esta ruta sigue el olor de las almendras hasta alcanzar los acantilados del nordeste mallorquín, habitado desde hace miles de años. Manacor, Artà y Capdepera guardan las esencias de este rincón mediterráneo.
Acierta con las sugerencias de Guía Repsol y gana hasta 100€
Descargar App

La ruta

En la localidad de Manacor, capital del Levante mallorquín, arrancamos este itinerario por tierras que se llenan de turistas en verano y se tiñen de blanco en invierno, cuando florece el almendro. Su fruto es la materia prima de diversos productos, desde turrón a exquisitos perfumes. Pero antes de ponerse en marcha tenemos que pasear tranquilamente por la ciudad, animada por una intensa vida comercial. Entre su patrimonio monumental, destacan una iglesia neogótica del siglo XIX –con sus impresionantes gárgolas– y el claustro barroco del convento de Sant Vicenç Ferrer.

Hogar del tenista Rafa Nadal y cuna de las perlas de imitación, el origen de Manacor se remonta al año 2000 a.C. Se conservan en el Museo de Manacor (ctra. Cales de Mallorca, km 15; 971 843 065; museu.manacor.org/) numerosos testimonios y objetos de su pasado histórico. Está situado en la torre dels Enagistes, del siglo XVI, que por sí misma ya es toda una atracción a la vista. Dentro podemos contemplar, por ejemplo, un espléndido mosaico de la basílica paleocristiana de Son Peretó.

Talayot típico mallorquín.
Talayot típico mallorquín.

También una visita tranquila se merecen los alrededores de la ciudad, por donde se diseminan numerosos yacimientos prehistóricos. De entre todos, destaca el de s’Hospitalet Vell, el único de Mallorca que conserva el techo de un talayot, construcción megalítica con forma de torre.

A pocos kilómetros, por la misma carretera, llegamos a la siguiente parada: Artà. Esta localidad goza de una personalidad arquitectónica propia y su monumento más emblemático es el conjunto amurallado, a cuyo santuario se accede por una larga escalera que parte de la iglesia parroquial. La fortaleza islámica, restaurada tras la conquista cristiana para defenderse de los ataques de los piratas, destaca en el horizonte junto con la torre mayor de Sant Miquel, de planta cuadrada, y la iglesia gótica.

En Capdepera está el faro que hizo famoso Serrat por su canción “Cada loco con su tema”

Además debemos reservar una tarde para disfrutar de sus cuevas que, con su despliegue de estalactitas y estalagmitas, ofrecen todo un espectáculo natural. A pesar de su belleza y de su innegable atractivo como destino vacacional, la costa de Artà ha conservado en buena medida su tranquilidad. Para explorarla se pueden tomar como puntos de referencia la Colònia de Sant Pere y los acantilados de Farrutx, donde crecen importantes especies endémicas de la flora y fauna mallorquina.

Murallas de Capdepera.
Murallas de Capdepera.

Continuando por la carretera nos encontramos con Capdepera, también de origen prehistórico. Su silueta está presidida por un impresionante castillo (Castell, s/n; 971 818 746; www.castellcapdepera.com) construido por orden del rey Jaume II de Mallorca. Las murallas se terminaron algo más tarde, a finales del siglo XIV.

Acantilados cala Ratjada.
Acantilados cala Ratjada.

Tras callejear por la calles de la localidad, resulta inexcusable subir al faro, que mucho conocerán por la canción “Cada loco con su tema”, del músico catalán Joan Manuel Serrat. Construido en el año 1861, el faro, ubicado en el punto más oriental de Mallorca, se levanta a 58 metros sobre el nivel del mar. Desde allí las vistas son impresionantes: la costa nororiental, con sus sobrecogedores acantilados de cala Radjada y la cercana isla de Menorca.

Las próximas escalas en nuestra ruta son Son Servera, en cala Millor, eminentemente turística, y el puerto pesquero de cala Bona. Más allá se extiende la selecta urbanización de Costa de los Pinos. Antes de regresar a Manacor, es ineludible hacer un alto en Portocristo, ya que en esta localidad se encuentran las famosísimas cuevas del Drac (ctra. Cuevas, s/n; 971 820 753) y dels Hams (ctra. Manarcor-Porto Cristo, km. 11,5; 971 820 988), con bosques de columnas naturales y un lago subterráneo.

Cuevas del Drac.
Cuevas del Drac.

El sabor

Dulce y aceitoso, este fruto seco se comercializa de diversas formas –crudo, tostado, con o sin cáscara– pero siempre con el sello de Ametlla Mallorquina. Su cultivo fue introducido por los romanos, que se dedicaron a realizar plantaciones masivas de almendros. Si se visita la isla durante el invierno, entre enero y principios de febrero, además de los atractivos mencionados, se puede disfrutar de la época de floración de los árboles. El color blanco, que refleja todas las luces, y el aroma suave de la flor cubren el campo isleño.

La almendra posee un importante contenido en grasas (ácido oleico y linoleico que ayudan a proteger el corazón), proteínas de buena calidad, hierro, magnesio, fósforo, calcio y más fibra que el resto de frutos secos. También es rica en vitamina E, que con un alto poder antioxidante evita la formación de radicales libres. Aunque la almendra es un aperitivo perfecto e ingrediente de otros tantos platos emblemáticos de la región, este fruto seco también sirve para elaborar numerosos productos: leche, licor, dulces, turrón, helados, cocas y como condimento en sus tres variedades: para carne, pescado y dulces.

También sirve para la fabricación de cosméticos y perfumes como la Flor d’Ametller, creado hace unos 70 años. Todas las propiedades de la almendra de Mallorca en www.illesbalearsqualitat.es.

Más información

Productos de la zona

Aparte de los productos derivados de la almendra, vale la pena probar otras especialidades insulares, como la clásica sobrasada, el mejor de los aperitivos, o el Frit Mallorquí, un guiso de intenso sabor mediterráneo que se prepara a base de verduras y carne o pescado. En Manacor se elabora buena repostería, como los Sospiros o el Pastís de Pobre.

Visita obligada

Las cuevas de Artà se hallan junto al mar, en Capdepera. Sus estalagmitas y estalactitas forman caprichosas e inquietantes formas a lo largo de varias galerías hasta llegar a la espectacular sala de la Reina, donde cuelga una estalactita de 22 metros de altura. En la estancia conocida como ‘El Infierno’ se ofrece además un espectáculo de luz y sonido.

Tesoro Oculto

Al lado de la carretera que une Capdepera con Canyamelse levanta la torre gótica de Canyamel, de 23 metros de altura. Construida a mitad del siglo XIII sobre una edificación de origen musulmán, experimentó diversas remodelaciones para servir de refugio a los habitantes del valle de Canyamel ante los ataques de piratas. Ahora acoge una detallada colección de objetos etnológicos.

Fiestas

Son Servera organiza el primer domingo de febrero la Fiesta de la Flor del Almendro. Así promociona el turismo de invierno y muestra los productos que se fabrican en la isla: esculturas de madera, jabones y cosméticos ecológicos, pastel y leche de almendras, pan dulce y otros interesantes manjares gastronómicos.

Alojamiento

El Hotel Mallorca Palace (avda. Ses Savines; 971 812 009), en Son Servera, sigue al pie de la letra la filosofía relajante de la vida mediterránea, así que el hospedaje ofrece un servicio de spa y wellness de lo más completo, una gastronomía deliciosa en el restaurante Sa Font y unas inmejorables vistas al mar. Para encontrarnos directamente con la arena de la playa nada más salir de la habitación, nada mejor que el Hotel Hipotels Flamenco (avda. Sa Coma s/n; 971 585 312), situado en primerísima línea de playa en cala Millor.