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La Terra Chá (Tierra Llana) es una extensa comarca lucense atravesada por el Miño. La región es el perfecto ejemplo de cómo se organiza el universo rural gallego: pequeñas explotaciones agrarias y parroquias diseminadas entre espesos bosques de robles. En esta tierra, con capital en Vilalba, se cría desde hace siglos una de las variedades avícolas más apreciadas en las mesas por Navidad: el capón.
Su escasa producción anual (en torno a 2.000 ejemplares) convierte a esta ave en una de las más deseadas, y la sabiduría popular se encarga de marcar el momento en que debe degustarse: “Capón de ocho meses, comida de reyes”. Dicen los lugareños que los capones saben a tierra y a gloria porque se crían libres hasta que, como manda la tradición, empieza el proceso de cebado con pasta de maíz (en ocasiones con un añadido de patatas, castañas cocidas y yema de huevo) el 11 de noviembre, día de San Martín.
Comenzamos la ruta en Castro de Rei, en pleno corazón de la Terra Chá. Allí, las aguas del río, represadas por un molino, han generado una playa fluvial que se convierte en un oasis los meses de verano. Además del espléndido entorno natural, el concello cuenta con ejemplos de arquitectura civil y religiosa de los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, de todos los tesoros que podemos descubrir, es Viladonga el que más brilla de todos. Este castro es uno de los más espectaculares y desconocidos de Galicia. En él se conserva un importante yacimiento de la era galaico-romana(siglos II y V d.C.) que podemos visitar de forma gratuita.
Después de indagar en los orígenes celtas, proseguimos hasta Cospeito. Es imprescindible visitar su magnífico mirador sobre la comarca: la Virxe do Monte. Desde allí podemos contemplar la laguna de Cospeito, que forma parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño y es refugio de cientos de especies de aves. En las vistas, sobresale una pequeña iglesia erigida en honor a la madre de Jesús que destaca sobre un promontorio a cuyos pies se extiende Feira do Monte, la capital administrativa de Cospeito.
Nuestro itinerario continúa hacia Abadín. Situado en pleno Camino del Norte de Santiago, no debemos perdernos la iglesia románica de Santa María ni la línea que marca la vieja carretera nacional por Castromaior, Carral y Goiriz hasta llegar por fin a la capital de la Terra Chá, Vilalba. Al pasear por su casco antiguo la localidad desvela poco a poco sus vestigios monumentales. En primer lugar, la torre de los Andrade (siglo XV), anexa al Parador de Turismo, la iglesia de Santa María (Lugar Barrio Das Pedreiras, 0; 982 510 406) y un laberinto de pequeñas callejas donde podremos tapear y probar el típico queso San Simón, otra de las delicias gastronómicas de la zona. La villa, cuya economía se apoya en la venta del capón, conserva también memoria de su pasado rupestre en las huellas históricas expuestas en el Museo de Prehistoria y Arqueología (Doctor Domingo Goas, 2; 982 511 383).
En Castro de Rei, en pleno corazón de la Terra Chá, las aguas del río, represadas por un molino, han generado una playa fluvial que se convierte en un oasis los meses de verano
Pasado Vilalba, tomamos dirección Sete Muiños, un área recreativa situada en un precioso emplazamiento junto al cauce del río Forxa y que cuenta con una piscina natural. La misma carretera nos conduce hacia Guitiriz, villa termal y siguiente parada de la ruta. Actualmente cuenta con dos balnearios en funcionamiento y además, con varias fuentes de aguas minero-medicinales, como la de Valdobín, en la parroquia de Parga, donde es condición sine qua non tomar un trago de agua o llenar las cantimploras si estamos recorriendo el Camino de Santiago. También es interesante una visita a la casa das Augas, en el gran espacio hídrico de Parga-Ladra-Támoga. Nos despedimos de esta comarca gallega en Outeiro de Rei, en plena Terras do Miño, Reserva de la Biosfera. Los ríos Miño y Ladra cuentan con varias islas en este lugar que contribuirán a que queramos regresar.
Para preparar el capón a la manera tradicional gallega hay que lavarlo con cuidado para no rasgarle la piel. Después se calienta aceite en una sartén, sin que llegue a hervir para evitar que la temperatura cambie de repente rompiendo la piel del capón. A continuación se coloca el ave en una olla honda junto con la cebolla entera, sin la cáscara, y el ajo entero sin pelar. Se echa el aceite caliente sobre estos ingredientes y se mete al horno, muy suave, durante tres o cuatro horas, con la olla destapada, dándole vueltas con cuidado de vez en cuando.
Cuando esté asado y bien dorado, se le saca el aceite, la cebolla y el ajo, se le echa un chorrito de coñac, se tapa la olla y se vuelve a meter al horno durante cinco minutos. Dado su contenido en aminoácidos esenciales, el capón es rico en proteínas. Si se consume sin piel, que es donde reside la parte importante de grasa, se le puede considerar como carne magra, por lo que es aconsejable incluir este plato en nuestra dieta. Además, el capón es fuente de hierro y zinc, y aporta vitaminas del grupo B, como la niacina, B6 y B12.
La cerámica de Bonxe es una de las cuatro cerámicas ancestrales de Galicia. Aunque progresivamente ha ido desapareciendo, hoy en día podemos adquirir algunas piezas artesanas en la localidad de Outeiro de Rei. Si lo que buscamos son dulces, no hay que dejar de comprar el tradicional roscón de Vilalba.
En los alrededores de Outeiro de Rei debemos salir del coche y disfrutar de la naturaleza a pie. Para ello podemos tomar el sendero Camino do Miño, de 18 kilómetros de longitud aunque de escasa dificultad, que está flanqueado por pequeñas islas de frondosa vegetación que se forman en el curso del río más importante de Galicia.
La plaza de la Constitución de Vilalba es el escenario de la Feira do Capón, que tiene lugar el domingo anterior a la Nochebuena. Unas 5.000 personas abarrotan la carpa central desde las diez de la mañana y en apenas dos horas de regateos acaparan la producción anual de capón. Después, hay conciertos de música tradicional y tiene lugar la entrega de premios a los productores de esta ave.
El mejor paisaje del mundo no es suficiente si no nos relajamos en condiciones. Siguiendo esa filosofía, el Hotel Spa Attica 21 Villalba(Charca do Alligal, s/n; 982 515 000) pone a nuestro servicio gimnasio, cabinas de masaje e hidromasaje, chorros de gravedad y de presión, sauna y piscina activa. El Parador de Vilalba (Valeriano Valdesuso, s/n ; 982 510 011) ocupa un impresionante torreón medieval y un edificio de piedra realizado a semejanza de las típicas construcciones rurales de Galicia. Escudos de armas, techos sujetos por pesadas vigas de madera y rincones llenos de pinturas son la clave para hacer un auténtico viaje en el tiempo.