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Cava del Penedés

El territorio del que surgen las burbujas

Actualizado: 13/10/2015

Recorremos la comarca catalana del Alt Penedès para seguir la huella de las bodegas más importantes en la historia del cava. Viajaremos a través de carreteras que discurren por un paisaje sembrado de vides bañadas por el sol y el mar mediterráneo, de bosques de pinos, de pueblos diseminados llenos de historia, tradición y cultura y, como telón de fondo, la inconfundible silueta grisácea del macizo de Montserrat.
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La ruta

En estos parajes mediterráneos nació el cava según el método de elaboración del champán francés. Fue en 1872, cuando Josep Raventós i Fatjó, de la histórica casa Codorníu, elaboró las primeras 3.000 botellas de cava siguiendo el proceso de la segunda fermentación en botella. Actualmente se elaboran al año en el Penedès 200 millones de botellas de cava.

En la entrada a Sant Sadurní d’Anoia nos encontramos con el cartel: “Bienvenidos el país del cava”. Una invitación a disfrutar de una ruta entre viñedos. A unos 50 kilómetros de Barcelona, Sant Sadurní concentra a la mayoría de productores de este vino espumoso, el segundo del mundo en consumo tras el champán.

Iniciamos la ruta junto a la estación de trenes de Sant Sadurní d’Anoia, donde descorchamos el primer nombre propio que sabe a fiesta: Freixenet. Allí encontraremos su sede, histórico ejemplo del arte modernista, construida en 1927, que exhibe en su fachada bellísimos azulejos con motivos vinícolas. Freixenet es, junto con Codorníu, el mayor productor español de cava.

Ambas empresas cuentan con instalaciones que se recorren en visitas guiadas a través de kilómetros de galerías bajo tierra –las cavas, de donde toma el nombre este tesoro líquido–, donde reposan, inclinadas y a oscuras, las tradicionales botellas de vidrio que guardan y maduran el zumo de las uvas.

La bodega Codorníu, está considerada la catedral del cava. Fundada en el año 1551, está situada a las afueras de Sant Sadurní. Es un magnífico edificio modernista obra del arquitecto Puig i Cadafalch, declarado Monumento Histórico-Artístico. El centro de visitantes parece realmente un templo, con sus arcadas y sus vidrieras. Un laberinto de galerías subterráneas que ocupa 200.000 metros cuadrados y cuya visita guiada haremos en un tren eléctrico.

Trabucaires en las fiestas de Vilafranca.
Trabucaires en las fiestas de Vilafranca.

El recorrido por el centro de Sant Sadurní d’Anoia nos espera un encuentro con el legado modernista que pervive en algunas de sus casas, con vidrieras y balconadas de hierro forjado. En la plaza de Manuel Raventós encontramos una enoteca donde detenernos mirando las etiquetas de sus estanterías: Cal Feru, fundada en 1934. En la calle Hospital, donde está la Oficina de Turismo, vemos también varios establecimientos con solera.

A la vuelta de la esquina está la plaza del Ayuntamiento. Este espacio acoge varios de los actos de la Semana del Cava, que se celebra cada año tras la vendimia, durante la segunda semana de octubre.

Antes de alejarse del centro del pueblo, es recomendable visitar también Món del Cava, en el número 1 de la plaza Pau Casals, un centro profesional de viticultura donde se pueden adquirir desde unas copas de flauta, las mejores para beber cava, hasta muebles y accesorios para montarse una bodega. La cautivadora iglesiarománica de Sant Benet d’Espiells, de una sola nave, también merece una visita.

Saliendo de Sant Sadurní vamos por carretera en dirección a Vilafranca del Penedès. En la corta distancia que les separa, la vista se pierde entre océanos de cepas, desnudas en invierno y repletas de hojas y de racimos en verano.

El recorrido porEn el centro de Sant Sadurní d’Anoia nos espera un encuentro con el legado modernista que pervive en algunas de sus casas, con sus vidrieras y sus balconadas de hierro forjado

En Vilafranca, famosa por sus castellers, paseamos por la rambla de Sant Francesc, escenario cada enero de la fiesta de la xató, un plato típico de la zona, elaborado con productos de la huerta y el mar, aderezado con una salsa a base de frutos secos, tomate, aceite, ajos…, que admite múltiples variantes. Recorrer las calles en torno a la iglesia y al claustro de Sant Francesc es algo que debemos hacer sin prisa, ya que aquí parece haberse detenido el tiempo.

También podemos subir las escaleras de caracol que ascienden hasta el campanario de la iglesia de Santa María para contemplar el paisaje de la zona, o perdernos en el Museo del Vino y pasear por la Plaza Jaume I.

Dejando Vilafranca nos dirigimos a Sant Martí Sarroca. Por el camino encontraremos el desvío a las bodegas Romagosa Torné o a Rovellats, entre otros ejemplos del sector elaborador vitivinícola de la zona.

En toda la comarca del Penedès hay hasta 185 grandes, medianos y pequeños productores adscritos al Consejo Regulador del Cava. Muchos de los nombres de estas bodegas corresponden a los apellidos de las familias propietarias de los viñedos.

En Sant Martí Sarroca podemos ir directamente con el coche hasta el espectacular e imponente conjunto que forman el castillo de Sant Martí, del siglo X, y la vecina iglesia de Santa María, del siglo XIII, una joya del románico por el interés de su decoración escultórica. Fue restaurada a principios del siglo XX por el arquitecto y político Josep Puig i Cadafalch y está catalogada como Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional. Desde la atalaya natural del castillo de Sant Martí, las vistas de los pueblos y paisajes de la comarca son espectaculares.

Con las panorámicas de los viñedos en la retina, volvemos por el mismo camino para terminar nuestra ruta.

Tomando la carretera en dirección hacia Igualada, podemos tomar un desvío a Sant Pere de Riudebitlles para contemplar el palacio de los marqueses de Llió (siglos XIII-XIV). Después, desde Sant Pere de Riudebitlles retomamos la carretera hacia Sant Sadurní, y a la izquierda, pasado Torrelavit, llegaremos a la hacienda Segura Viudas, que cada vendimia organiza jornadas de trabajo y catas.

Más adelante, y tras dejar atrás el desvío a los campos de viñedos de Agustí Torelló i Mata regresamos a Sant Sadurní. Para terminar, y a escasos cinco kilómetros, está el pueblo de Sant Pau d’Ordal, donde pondremos punto y final a la ruta disfrutando de una copa de cava, o realizar uno de los Camins del Vi i del Cava. Son diez senderos de pequeño recorrido que suman más de 370 kilómetros a lo largo y ancho de toda la comarca. Están señalizados, dependiendo de su dificultad, con diferentes colores. Algunos de los caminos llevan el nombre de las distintas variedades de uva y hay empresas especializadas que organizan recorridos guiados que acaban, inevitablemente, en la visita de una bodega.

El sabor

Los vinos del Penedès pueden ser monovarietales o mezclados. Los tipos principales de uva son la macabeo (produce un vino de aroma delicado), la parellada (aporta aroma floral y sutil) y la xarel.lo (aporta consistencia y acidez). Además, se han sumado otras como la chardonnay, la malvasía de La Rioja o la trepat, ésta última sólo para elaborar cava rosado.

Lo que hace de este cava un producto único son las especiales características de las tierras del Penedès; el reposo del jugo de las uvas en grandes cavas subterráneas; el mimo con el que se las cultiva, cuida y recoge; y la tradición y técnicas de elaboración de los bodegueros.

Según la Fundación Española de la Nutrición el contenido de alcohol y azúcares en el vino determinará su valor calórico: alrededor de 87 kcal. /100 ml. El consumo moderado tiene grandes beneficios en la salud, ya que disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, su principal componente es el agua y contiene diversos compuestos en pequeñas cantidades de interés nutricional, como ácidos orgánicos, vitaminas, minerales y antioxidantes.

Más información

Productos de la zona

En el Penedès son famosas las cocas enramadas, una masa fina de pan sobre la que se pone cebolla, patata, pimiento rojo, tocino o butifarra y piñones. Pero el plato estrella de esta comarca es el Xató, una ensalada a base de escarola y bacalao desmigado acompañada de una salsa. Entre los dulces destacan las Catanies de Vilafranca: almendra recubierta de chocolate y cacao en polvo.

Qué comprar

Lo más representativo del Penedès son los viñedos, así que la mejor compra que podemos hacer es cava y vino en las mismas bodegas y, también, licores como la Ratafía. En las vinotecas podemos adquirir decantadores, copas y otros utensilios, además de chapas de cava para coleccionistas. Otros productos de la zona son el aceite de oliva de la variedad arbequina, las almendras y las avellanas.

Fiestas

La Fiesta Mayor de Vilafranca del Penedès se celebra entre los días 29 de agosto y 2 de septiembre; el 30 de septiembre es la Diada de Sant Fèlix, que tiene como escenario las calles y plazas de la población. Sant Sadurní d’Anoia celebra la Semana del Cava la segunda de octubre. Está organizada por la Cofradía del Cava y en ella se corona a la Reina del Cava y se nombra Cofrade Mayor.

Alojamientos

Can Bonastre, en Sant Sadurní d’Anoia, combina a la perfección la relajación, la gastronomía y el deporte. Este resort ofrece bodega con degustación de vino, campo de golf y spa ubicado en un paisaje natural. Perfecta combinación de modernidad y tradición, el hotel Domo se encuentra en Vilafranca del Penedès, la capital de l’Alt Penedès, y ofrece dos packs especializados en turismo enológico ecológico y una escapada gourmet.