Compartir

{{title}}
{{buttonText}}
En el Jerte se cultivan muchos tipos de cerezas, unas se cogen con rabos y otras sin él.

Cereza del Jerte

Naturaleza en rojo

Actualizado: 13/10/2015

Recorrer los pueblos, las montañas y el valle del Jerte, sobre todo en primavera, es gozar de un paraíso natural de flores blancas y frutos rojos. Descubrimos sus pueblos y los rincones de sus espacios naturales sin perder de vista los campos de cerezos cuya caída de hojas, floración y recogida de frutos es motivo de celebración. Y nos perderemos entre su historia, su cultura y su tradición para degustar el fruto más sabroso de esta tierra: la cereza del Jerte.
¡Llegan los cromos de Guía Repsol!
Descargar App

La ruta

Plasencia, donde iniciamos esta ruta, es la capital del Jerte. Paseamos por sus calles, caminamos bajos sus puertas y encontramos las huellas del paso de diversas civilizaciones. Para hacernos una idea de su antigüedad, basta recordar que las piedras de una de sus calles, la de Berrozana, han aguantado hasta hoy tras más de once siglos. Se cree que, la Ciudad del Placer, significado de su nombre, fue primero un castro celta, luego un campamento militar romano y, después, un alcázar árabe. También se han encontrado algunos restos anteriores al siglo XIII, de cuando el rey Alfonso VIII fundó la ciudad para mantener la línea de defensa en los extremos de sus dominios castellanos.

Plasencia tiene dos catedrales: la Vieja, que nunca se terminó de construir, y la Nueva, ésta del siglo XV. En definitiva, dos edificios diferenciados en el tiempo y en el estilo, unidos por un claustro de forma irregular. Destacan la sala capitular, los temas de los relieves, el órgano y el coro, de estilo plateresco, con sillerías hechas con madera de nogal y con un trono en el centro para los Reyes Católicos. La catedral Nueva es, sin duda, la más espectacular de toda la región. A su alrededor se asentaron los judíos, pero apenas quedan restos del barrio de la judería. Junto a la catedral se celebra, desde hace ocho siglos, el Martes Mayor, un mercado al que acudían antiguamente los hortelanos de la zona.

Catedral Vieja de Plasencia.
Catedral Vieja de Plasencia.

El curso del Jerte ha creado en las rocas agujeros redondos gigantes, excavadas en el río, y pozas de agua más pequeñas y cascadas que ofrecen un paisaje de gran belleza

Desde Plasencia tomamos la carretera dirección valle del Jerte para llegar a Casas del Castañar. El centro urbano de esta localidad es antiguo, de viviendas con grandes terrazas para que el sol seque las hortalizas y tiene cinco castaños milenarios, declarados Árboles Singulares por la Junta de Extremadura. A unos minutos de Casas de Castañar, también por la carretera comarcal, está Cabrero, una pequeña población famosa no sólo por las cerezas y picotas, sino también por las frambuesas. Desde Cabrero, por el mismo camino, vamos a Valdastillas, en la sierra de Tormantos, con sus muros de adobe rojizo y piedra y sus calles estrechas. Desde aquí, accedemos a Navaconcejo. Son especialmente interesantes sus construcciones serranas de madera y La Fábrica, ahora Casa de la Cultura, un edificio del siglo XVII, antigua factoría de sayales y de telas recias de paño, trabajo que durante un tiempo realizaron allí los frailes franciscanos. Navaconcejo, como el resto de pueblos del valle del Jerte, es un gran productor de picotas, una de las frutas más exquisitas de la zona.

El paisaje que rodea a cada uno de estos pueblos es espectacular todo el año, pero especialmente en primavera, con los cerezos en flor. Desde Navaconcejo, pasando por Cabezuela del Valle y por Jerte, podemos ir a la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Este espacio protegido es uno de los rincones imprescindibles de esta comarca. Desde su Centro de Interpretación podemos realizar dos rutas de senderismo, la que sigue el curso del Jerte y permite disfrutar de sus innumerables gargantas y cascadas, y otra más espectacular si cabe, la de los Pilones. En este recorrido, la erosión del agua ha creado en las rocas agujeros gigantes, excavados en el río, y otras pozas de agua más pequeñas y cascadas que ofrecen un paisaje de gran belleza.

Todo el valle está repleto de arboledas, arquitectura montañesa, construcciones singulares, calles con mil recovecos y lugares desde donde observar los paisajes y relajarse.

Los Pilones, en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
Los Pilones, en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.

Las cerezas del Jerte maduran en unas condiciones privilegiadas de agua, luz y tierra, que son las que ofrece su valle. La Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte avala bajo su sello de calidad las variedades: Navalinda (con pedúnculo o rabito) y el grupo de las picotas que engloba cuatro variedades: ambrunés, pico negro, pico limón negro y pico colorado.

Los frutos del valle del Jerte son en su mayor parte del grupo de las picotas o cerezas, en este caso más pequeñas, dulces y sabrosas que otras variedades. Además tienen una peculiaridad: se desprenden sin pedúnculo, ya que éste se queda prendido de forma natural del árbol durante la recolección.

Las cerezas tienen un elevado porcentaje de agua, lo que favorece la eliminación de toxinas, y son ricas en hidratos de carbono principalmente simples, como la fructosa, la glucosa y la sacarosa. También contienen vitaminas como potasio, calcio, magnesio y sodio y son diuréticas y antioxidantes, por lo que previenen el envejecimiento. En el Museo de la Cereza, situado en la localidad de Cabezuela del Jerte, se pueden descubrir más detalles y curiosidades sobre la identidad de este territorio y el mundo de la cereza del Jerte. Todo sobre este fruto puede verse aquí.

Más información

Productos de la zona

Además de los productos derivados del cerdo, y como la economía de estos pueblos se basa en la cereza, podemos encontrar estas perlas rojas en aguardiente (el famoso kirsch), en mermelada o en conserva. También es muy apreciado el licor de Gloria, hecho con uvas, café y canela. Por otro lado, encontraremos aceites, así como objetos de artesanía popular.

Tesoro oculto

Hay dos tesoros ocultos en Plasencia. Son la bodega del Parador de Turismo y las excavaciones de la iglesia de la Magdalena. La primera fue parte del antiguo convento de San Vicente Ferrer, del siglo XV. Y en las excavaciones de la iglesia de la Magdalena, se han descubierto restos de asentamientos urbanos del siglo X, antes de la fundación de Plasencia.

Fiestas

En Piornal, muy cerca de Valdastillas, se celebra, los días 19 y 20 de enero, el Jarramplas, fiesta protagonizada por este personaje oculto bajo una máscara con cuernos y del que cuelgan multitud de cintas de colores que recorre las calles del pueblo tocando un tamboril. Coincidiendo con la floración de los cerezos, se celebran las Fiestas del Cerezo en Flor, que comienzan el 28 de marzo en Casas del Castañar y terminan el 5 de abril en El Torno.

Alojamientos

Su excelente ubicación, en el centro de Plasencia, convierte al Hotel Alfonso VIII en el alojamiento ideal para conocer la ciudad desde su corazón histórico, justo en los aledaños de la Plaza Mayor. Su aspecto señorial y sus amplias habitaciones ofrecen el descanso perfecto. El Hotel Ciudad del Jerte está situado en los alrededores de Plasencia, junto al río Jerte, y enclavado en un espacio natural de más de 100.000 metros cuadrados. Perfecto para disfrutar, además del entorno, de la fantástica gastronomía extremeña de su restaurante y de los vinos de Ribera del Guadiana.