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El punto de partida de esta ruta es Aguilar del Río Alhama, uno de los muchos pueblos riojanos que pertenecieron a Soria hasta la distribución provincial de 1833. Allí se celebra en mayo una multitudinaria romería hasta la cercana ermita de la Virgen de los Remedios, en la que es típico comer los Bodigos, unos panes rellenos con chorizo y huevo. A las afueras de Alhama encontramos uno de los yacimientos arqueológicos riojanos más importantes, el de Contrebia Leucade (Camino Villarijo s/n; 941 197 119). Esta villa fue núcleo fundamental en la conquista romana al encontrarse entre Numancia y Graccurris (la actual ciudad de Alfaro), uno de los pasos naturales entre el valle del Ebro y la meseta norte.
La carretera que sigue el cauce del Alhama nos conduce hasta Cervera del Río Alhama. Tres grandes barrios dividen la actual población: San Gil, Santa Ana y San Miguel. Todos ellos nacieron en la época de la reconquista, a principios del siglo XII. La economía de Cervera gira hoy en torno a la industria del calzado y a la actividad frutícola. Aquí podemos degustar unas chuletas de cordero chamarito o su plato más típico, los caracoles a la alpargatera.
Tomamos después dirección Arnedo, y nos desviamos hacia Igea, donde podemos visitar el yacimiento de icnitas de la Era del Peladillo, uno de los más extensos de huellas de dinosaurio, y completar la visita con el largo tronco fósil que hay frente a la ermita de la Virgen del Villar, a cuatro kilómetros. Desde allí, continuamos a Cornago, con su rehabilitado castillo, y después a Villarroya, pequeña localidad en cuyas afueras se sitúa un carrascal (bosque de carrascas o encinas) con árboles centenarios y un área recreativa.
Aunque el siguiente punto de la ruta es Arnedo, compensa aplazar nuestra llegada y desviarnos hasta Muro de Aguas, precioso pueblo en la cara oeste de peña Isasa, con su rollo-picota, su fortaleza desdentada, la fuente de los 16 caños y el yacimiento de icnitas del Chorrón del Saltadero (a 2,5 kilómetros).
Ya en dirección a Arnedo, aparece Turruncún, un pueblo deshabitado en la cara oriental de Isasa, con algunas construcciones en pie, como la iglesia y un colegio. A ocho kilómetros por la misma vía llegamos por fin a Arnedo para admirar los restos del viejo castillo musulmán, con su mirador; el palacio del arzobispo Argaiz, actual Casa de Cultura, y la iglesia de San Cosme y San Damián.
En torno a esta ciudad comienza cualquier recorrido por el valle del Cidacos, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco. Podemos continuar hasta Arnedillo, localidad balnearia de gran prestigio que cuenta con el único Centro de Interpretación y Observación del buitre leonado en Europa. La arqueología pone un buen punto final al recorrido en Enciso, con sus yacimientos de icnitas de la Virgen del Camino, la Senoba y Valdecevillo y el parque de paleoaventura en El Barranco Perdido (ctra. Navalsaz s/n; 941 396 080) para los más pequeños.
En Arnedo, las chuletillas de cordero chamarito se asan al sarmiento y se acompañan de Migas del Pastor. También se pueden hacer al carbón, a la parrilla o en el horno durante 20 minutos. Primero, las chuletas se rocían con un poco de aceite, sal y pimienta. Se asan hasta que estén doraditas y se espolvorean con perejil picado. Para cocinar las migas hay que dejar el pan de pueblo migado envuelto en un paño húmedo la noche anterior. Al día siguiente, en una sartén con aceite, se fríe la panceta cortada en dados y se retira. En el mismo aceite se echan los dientes de ajo sin pelar, se pasan un poco por la sartén y se retiran, dejando su sabor. Se doran los costrones de pan con la grasa sobrante, se escurren y se reservan con la panceta. Se echa una cucharadita de pimentón (indispensable en las auténticas Migas del Pastor) y se vierten las migas. Se remueven y, cuando hayan cogido un poco de color, se añade la panceta y los tropezones de pan fritos.
Las chuletillas de cordero chamarito son un plato de alto valor energético, con elevado contenido en proteínas y grasa y rico en micronutrientes (minerales y vitaminas), como hierro, selenio, fósforo, zinc, vitamina B12, tiamina y niacina. Una ración de este plato cubre el 34% de las ingestas diarias recomendadas de hierro, el 74% de las de selenio y más del total diario de la de vitamina B12. Todo acerca de las chuletillas de cordero chamarito aquí.
La localidad de Igea alberga uno de los yacimientos más extensos y destacados de icnitas (huellas de dinosaurios). Para descubrir el origen de esas huellas y la historia de la tierra y la presencia de dinosaurios en La Rioja está el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja (941 194 218).
Aparte de huellas de dinosaurio, esta ruta también contiene vestigios de un pasado humano ya casi inexistente, como los curiosos restos del pueblo de Turruncún, abandonado desde 1975, entre las localidades de Arnedo y Cornago. Llegó a ser testigo de buenos tiempos de esplendor gracias a sus yacimientos de lignito.
La única raza ovina autóctona de La Rioja, el cordero chamarito, celebra sus jornadas gastronómicas a principios de mayo en Arnedo. La feria consiste en la degustación de chuletas de chamarito asadas al sarmiento con migas, demostraciones de esquileo, talleres de cocina y una exposición de productos artesanos, entre otras actividades.
El Hotel Restaurante Maher (Ribera, 19; 948 811 150), en la localidad de Cintruénigo, es el lugar idóneo para iniciar este recorrido por La Rioja. En Alfaro encontraremos también el Hotel Palacios (avda. Zaragoza, 6; 941 180 100), que organiza grupos para comidas en ruta y visitas guiadas a bodegas con degustación.
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