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Al pensar en grelos se nos vienen también a la cabeza los pimientos de Padrón, las zamburiñas o el lacón, es decir, gastronomía gallega propia del interior de la comunidad. El grelo y los campos agrícolas de las provincias de interior de Galicia forman parte del paisaje tradicional tanto como los imponentes acantilados de las Rías Altas. En el pueblo coruñés de As Pontes de García Rodríguez es tal la devoción por la hortaliza que hasta le dedican una fiesta, aunque los grelos son patrimonio de toda la comunidad, en la que se llega a producir hasta 100.000 toneladas al año.
Iniciamos la ruta en As Pontes, centro industrial y de producción eléctrica, en cuyo municipio se encuentra también el bosque natural protegido Fragas do Eume. La carretera ofrece una magnífica vista sobre el lago artificial en que se ha convertido la antigua mina de lignito a cielo abierto que alimentaba la central eléctrica de la localidad. Siguiendo carretera adelante, pasamos por varios parques de molinos eólicos, cuyos enormes brazos de metal se han convertido ya en parte del paisaje. Al atravesar la aldea de Recemil, con su sencilla iglesia, aparecemos en A Igrexa (As Somozas).
Este pueblo tiene un templo de grandes dimensiones con una torre que data de 1815 y desde él arranca una nueva vía que nos conduce hasta Moeche. Toda la región tiene numerosos encantos, pero si no disponemos de mucho tiempo es imprescindible que nos acerquemos hasta la parroquia de San Xurxo, donde se encuentra el castillo de Moeche (Rúa Ourense; 981 440 668), del siglo XIV, rematado por una torre octogonal de 18 metros de altura.
En Régoa está el santuario de San Andrés de Teixido donde, según la tradición, “va de muerto quien no fue de vivo”
Muy cerca de allí, en la parroquia de San Xoan, se hallan la capilla de San Ramón y el crucero dedicado al mismo santo. Construida en una sola nave románica de gran austeridad, es un buen ejemplo de la filosofía arquitectónica románica, en la que lo decorativo quedaba sometido al mensaje religioso. A continuación pasamos por Cerdido, pueblo dedicado a la explotación maderera, hasta llegar a Cedeira, ya en la costa gallega. Cedeira cuenta con todos los elementos de una auténtica villa pesquera y su sabor marinero no se ha perdido ni un ápice a pesar de haberse convertido en un destacado centro turístico. Para disfrutar de verdad de esta localidad, paseamos por su pequeño casco antiguo, donde encontramos su castillo y la capilla blanca de San Antonio, con vistas al mar.
Un poquito más adelante, en la parroquia de Régoa, se encuentra el santuario de San Andrés de Teixido donde, según la tradición, “va de muerto quien no fue de vivo”. El paisaje ahí es espectacular y en el entorno del santuario hay numerosos puestos de artesanía y milladoiros, montones de piedras que dejan los romeros. También podemos ascender por la carretera y recorrer el entorno natural hasta llegar a los altísimos acantilados de Teixido, donde caballos salvajes pastan tranquilamente con el mar de fondo. Dejando Cedeira, y sin perder de vista la ría del mismo nombre, nos encontramos con las dunas y la playa de Vilarrube.
Un poco más adelante espera Valdoviño, con su islote de A Percebelleira, que fue vivero natural de los cotizados percebes, y sus espectaculares playas de A Frouxeira y de Pantín; esta última, santuario para los amantes del surf. La carretera bordea la laguna de Valdoviño, un lugar perfecto para avistar aves, hasta que llegamos al arenal de Meirás.
En este punto tenemos dos opciones: ir de nuevo hasta As Pontes o, por la misma carretera en dirección contraria, dirigirnos a Ferrol, otro de los corazones navales de Galicia, donde merece la pena pasar el día para disfrutar tranquilamente del puerto pesquero, el Museo Naval, el barrio de La Magdalena, con trazado del siglo XVIII, los castillos de San Felipe y de la Palma, en la ría, y las playas de Doniños.
Los grelos son las hojas y tallos del nabo (planta brassica rapa) y en Galicia se distinguen dos tipos: el de Santiago, de la variedad grelos de Santiago, y el de Lugo, conocido como globo blanco de Lugo. Los grelos son de un color verde intenso que se acentúa a medida que la planta se acerca a la floración y se pueden comprar frescos, congelados y en conserva. Nunca se consumen en crudo, deben cocerse, ya sea para consumir solos o para acompañar platos emblemáticos como el caldo o pote gallego, el cocido y el lacón con grelos.
Al tratarse de una hortaliza, los grelos son ideales para incorporarlo a una dieta baja en proteínas, grasas e hidratos de carbono. Destaca su contenido en provitamina A (retinol), vitamina C, ácido fólico, riboflavina y B6. También son una importante fuente de hierro no hemo y calcio. Más sobre el grelo gallego en www.gastronomiadegalicia.com
En la gastronomía del entorno manda el producto natural. En el caso de los ayuntamientos de interior fue la huerta familiar la que marcó la pauta alimentaria y por ello es tan tradicional el grelo en esta región. Cuando se trata de municipios costeros es fácil entrar en cualquier restaurante y disfrutar del mejor pescado y marisco a precios generalmente asequibles.
El castillo de Moeche ha sido rehabilitado y actualmente está abierto al público como museo. Sin embargo, su exterior ya es en sí mismo una estupenda atracción, especialmente el foso en uve que lo protegía y que los arqueólogos han dejado en su estado original, el esbelto crucero de fuste circular y una iglesia con torre del siglo XIX, también templo de asilo para los peregrinos.
Tras dejar atrás la playa de A Magdalena, en Cedeira, subimos y bajamos la montaña dejando a nuestra izquierda la iglesia San Fiz para llegar a Esteiro. El topónimo significa estuario en gallego, y es que allí se forma uno bastante grande con enorme influencia de las mareas, de tal forma que cuando están bajas el arenal se adentra centenares de metros en el mar.
Coincidiendo con el Carnaval, As Pontes de García Rodríguez celebra la Feria del Grelo, una celebración a la que acuden miles de visitantes. Su momento cumbre es el concurso de grelos, en el que se premian la calidad y las cestas mejor ornamentadas, y al que sigue una degustación popular. Cerdido también celebra una Feria del Grelo, el primer domingo de marzo, en la parroquia de A Barqueira.
Ocupando un impresionante edificio blanco que recuerda a las construcciones lujosas de la Costa Azul, el Hotel O Val do Naseiro (San Pedro Iglesia, s/n; 982 598 434), en Viveiro, está próximo al río Landro. Los jardines y la piscina se convierten en el mejor escenario para descansar. El precioso edificio modernista del Hotel El Suizo (Dolores 67; 981 300 400), en el centro de Ferrol, es un símbolo de la ciudad. Decorado con sencillez y en estilo clásico.