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Navacerrada es nuestro punto de partida para recorrer las montañas que unen Madrid y Segovia. La localidad, ya sea cubierta por nieve o mostrando el verde de su paisaje. Aquí podemos comenzar dando un relajado paseo por su casco antiguo, en el que abundan las casas de roca, madera y pizarra.
Si la visita coincide en domingo, probablemente caeremos en la tentación de hacernos con alguna joya a precio de ganga en el mercadillo de antigüedades (avda. de los españoles, s/n). Podemos pasarnos horas curioseando entre muebles, utensilios de labranza y libros de segunda mano. Desde el puerto de Navacerrada, un descenso repleto de curvas nos guía hasta el interior de Valsaín. Allí se encuentra el Eresma.
Sobre el río hay varios puentes y cruzando uno de ellos, el del Batán, dejamos a un lado la primera de las fuentes del camino, la de la Canaleja. El río nace en el gélido paraje de Siete Picos, en cuyas orillas se cultiva el judión de La Granja. Esta legumbre, de origen cortesano, se empleaba tradicionalmente para alimentar a los faisanes de los jardines del palacio Real, hasta que la esposa de Fernando V, doña Isabel de Farnesio, tuvo la idea de cultivarla en los huertos a orillas del río Eresma y hoy conforma uno de los platos más contundentes y sabrosos de la gastronomía segoviana.
Pasado este punto, llegamos a la Boca del Asno, un área recreativa muy popular entre los senderistas, que paran a descansar mientras realizan el camino de las Pesquerías Reales. Aquí está el Centro de Interpretación de Boca del Asno (ctra. CL-601 Km 127.5; 921 120 013), un espacio didáctico que profundiza en la flora y la fauna del monte de Valsaín con una senda adaptada para personas con discapacidad.
Los jardines de La Granja de San Ildefonso están poblados de castaños de indias, tilos y secuoyas
Siguiendo la carretera vamos dejando atrás los característicos pinos rojos de la zona y nos adentramos en un bosque de hoja caduca típico de las vertientes más bajas de la sierra de Guadarrama: el robledal. La ruta sigue por la pradera de Navalhondo, donde da comienzo el camino del Nogal de las Calabazas, un recorrido de tres kilómetros ideal para hacer en familia y que llega hasta la puerta de Cosidos del Real Sitio. Ya en dirección a Segovia, veremos por primera vez las hermosas cúpulas del palacio Real de La Granja y el final del embalse del Pontón Alto. Segovia nos espera.
Las puertas de Segovia, principal acceso al Real Sitio de La Granja de San Ildefonso (plaza de España, 15; 921 470 019), destacan por la enorme verja de hierro que dan acceso a la plaza de España, amplia y arbolada. El cuartel de Guardias de Corps, el edificio de las Caballerizas Reales, la casa de Oficios, la Real Colegiata y el palacio Real componen este pequeño Versalles de la realeza española.
Espléndido por dentro (son necesarias varias horas para disfrutar de todos los detalles), llaman la atención los patios y jardines que lo rodean. Diseñados por el arquitecto francés René Carlier, están poblados con castaños de indias, tilos y secuoyas. Las 26 fuentes de La Granja, obra de los artistas franceses Jean Thierry y René Fermín, suponen uno de los pocos conjuntos decorativos de estilo versallesco que quedan en todo el mundo. De entre todas, destacan Los Baños de Diana como la máxima expresión de la escultura barroca y del arte rococó.
A mediados de junio se abren al público varias zonas del complejo ajardinado, como el laberinto, la piscifactoría y los jardines de la Partida de la Reina, y durante todo el verano se activa la iluminación nocturna de las fuentes. Antes de abandonar La Granja haremos un alto en la que fuera la Real Fábrica de Cristales: la Fundación Centro Nacional del Vidrio (paseo del Pocillo, 1; 921 010 700).
Dirección Segovia, pasamos en coche el embalse del Pontón Alto y tomamos el desvío hacia Palazuelos de Eresma. Aquí, a orillas del río Eresma y a mediados del pasado siglo XX, se empezó a elaborar el whisky español más conocido, cuyo proceso de elaboración podemos aprender en una visita guiada a las destilerías DyC.
Después de dejar Palazuelos de Eresma, remontamos el cauce del río en dirección Torrecaballeros, meca del asado segoviano y de la mesonería popular, donde podemos disfrutar de un buen plato de judiones antes de visitar la iglesia románica de San Nicolás de Bari, rehabilitada con una explosión de colores.
Por la misma vía llegamos al destino final de nuestra ruta, Sotosalbos, ejemplo del románico rural segoviano con su iglesia de San Miguel, construida en el siglo XII y mencionada en el Libro del Buen Amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
El judión es una legumbre muy tierna y sabrosa, y para cocinarlo correctamente sólo es necesario tener la mejor materia prima y un poco de paciencia. Tras dejar los judiones la noche anterior en remojo, se ponen al fuego en una cazuela de barro cubiertos con agua fría. Se agrega una hoja de laurel, la oreja, la carne de morcillo y el chorizo. Se tapa y se deja cocer a fuego lento durante tres horas. A continuación, se pica la cebolla y se sofríe a fuego lento junto con la harina y el pimentón. Se remueve, no con cuchara sino cogiendo la cazuela por las asas. Se majan en el mortero los ajos, el perejil y un poco de sal. Se vierte el majado al guiso y se deja cocer durante 15 minutos a fuego lento.
Se corta la carne, la oreja y el chorizo en trozos regulares y se incorporan de nuevo al guiso. Se sirve caliente. Cada ración aporta aproximadamente unas 500 kilocalorías y, como el resto de leguminosas, es uno de los alimentos con mayor contenido en proteína vegetal, además de hidratos de carbono complejos, especialmente almidón, minerales como calcio, hierro, zinc y fósforo y vitaminas como el ácido fólico. También es importante su contenido en fibra (soluble e insoluble), lo que favorece el tránsito intestinal.
El Mirador de la Ermita de San Antonio se encuentra en las inmediaciones del edificio religioso y ofrece unas vistas espectaculares de la zona occidental de la comarca, desde los cerros de Navacerrada y de Collado Mediano, pasando por La Maliciosa, la sierra de los Porrones y La Pedriza de Manzanares.
Los judiones de La Granja son imprescindibles, pero también podemos hacernos con ponche segoviano, uno de los postres con más tradición en la zona, a base de un bizcocho de forma rectangular. En el Real Sitio de San Idelfonso es famosa su torta de Valsaín, una especie de bizcocho relleno de anises en grano y recubierto de azúcar.
La Gran Judiada es una comida popular que se celebra en la pradera del Hospital de La Granja de San Ildefonso. Cada 25 de agosto se reparten miles de raciones gratuitas de la popular legumbre coincidiendo con el último día del año en el que se puede disfrutar del espectáculo completo en la visita a los jardines. La fiesta ofrece además eventos taurinos, conciertos y fuegos artificiales.
Rodeado de pinares y naturaleza, el Hotel Husa Arcipestre de Hita(ctra. N-601, Km 1; 918 56 01 252) ofrece unas instalaciones de alta montaña con vistas excepcionales del embalse de Navacerrada. El Hotel Isabel de Farnesio (travesía de La Reina, 4; 921 47 10 78) se levanta sobre la base de un edificio del siglo XVIII. Ubicado en La Granja de San Ildefonso, a 12 kilómetros de Segovia, es el alojamiento perfecto para disfrutar del arte y la mejor cocina castellana.
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