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Longaniza de Aragón

Guardando secretos

Actualizado: 13/10/2015

Antes de que el camino se pierda por agrestes y altísimas montañas pirenaicas, Aragón mantiene equilibrios casi imposibles entre el verde de las riberas y el ocre de las llanuras. Esta ruta circular nos guía por Ribagorza, La Litera, el Cinca Medio y el Somontano, cuatro comarcas aragonesas que guardan en su interior la autenticidad de las aldeas serranas y el sabor irresistible de sus tesoros gastronómicos, como el de la longaniza, embutido imprescindible en este itinerario.
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La ruta

A las puertas de la comarca de Ribagorza y asomado a las aguas de color turquesa del embalse de Barasona, en la confluencia de los ríos Ésera e Isábena, visitamos Graus antes de tomar la carretera. Puesto que es precisamente este cruce de caminos entre el llano y el Pirineo lo que hace, de esta población de unos 3.000 habitantes, el mejor punto de arranque de la ruta por el Somontano oscense. Capital de la comarca, en Graus se elabora una longaniza única que amparada por la calificación C de Calidad constituye uno de sus muchos atractivos gastronómicos.

Puente del Diablo entre Graus y Barbastro.
Puente del Diablo entre Graus y Barbastro.

Para descubrir la localidad, empezamos por la glorieta del político e historiador Joaquín Costa (Huesca 1846- Graus 1911), coronada por una estatua de este ilustre aragonés. Desde este punto, tomando la calle de Salamero, nos adentramos rápidamente en el casco antiguo, pasaremos ante la casa que conserva el despacho de Costa y llegaremos a la plaza de España, una de las más bellas de Aragón. Sus bajos porticados son un ejemplo perfecto de proporciones armoniosas y las fachadas de sus coloristas edificios, entre ellos el Ayuntamiento, llenan de alegría sus señoriales construcciones. Callejeando tras una breve caminata veremos aparecer ante nosotros la basílica renacentista de Nuestra Señora de la Peña, que alberga en su interior un museo de iconos.

Gigantes y cabezudos en las fiestas de Graus.
Gigantes y cabezudos en las fiestas de Graus.

Hay constancia histórica de que por el castillo templario de Monzón , que domina el paisaje, pasó el Cid a su paso por el pueblo

Al salir de Graus bordeamos el embalse de Barasona, camino de Benabarre. En lo alto del cerro, un castillo preside esta localidad y a la vez funciona como un fantástico observatorio para perder la mirada en las sierras prepirenaicas. Unos pocos kilómetros más abajo, está Peralta de la Sal, patria chica del fundador de las Escuela Pías, San José de Calasanz. La localidad tiene un santuario dedicado a su figura que no podemos perdernos, como también merecen la pena las visitas a la iglesia parroquial, con sus yeserías mudéjares, las antiguas salinas y el castillo de la Mora. Tomamos dirección Azanuy. A la derecha, a los pies de los áridos caminos de la sierra de la Carrodilla, hay dos interesantes aldeas que conservan el estilo serrano. Calasanz y Alíns del Monte, donde podemos detenernos a descansar entre almendros y olivos.

Monzón, a orillas del río Cinca, es un pujante núcleo industrial que se extiende bajo un impresionante castillo templario que domina el panorama en muchos kilómetros a la redonda. Hay constancia histórica de que El Cid pasó por esta fortaleza y también lo haremos nosotros. Su aspecto defensivo hace volar la imaginación hacia otras épocas en las que los arqueros custodiaban las almenas y las murallas aguantaban cualquier ataque enemigo.

Después de dejarnos atrapar por este momento épico, regresamos por los márgenes del Cinca, que contrastan con la sequedad de las zonas más apartadas del río y nos conducen hasta la aristocrática villa de Fonz. Famosa por sus palacios, la casa Ric, cuna del político de la Guerra de la Independencia Pedro María Ric, es uno de los puntos de interés de Fonz, aunque el monumento más destacado es una fuente renacentista de cuyos caños emergen inquietantes rostros esculpidos.

Caños de la fuente renacentista de Fonz.
Caños de la fuente renacentista de Fonz.

A Estadilla, también en lo alto del monte, llegamos en pocos minutos desde Fonz. Una vez allí no podemos perdernos su plaza de soportales antes de salir para Estada y atravesar el desfiladero de Olvena. En esta zona de la ruta se halla el puente medieval del Diablo, que atravesamos (no es posible de otra forma) para sentir unos instantes el vértigo antes de volver a Graus y finalizar la ruta.

El sabor

Desde hace dos décadas tiene lugar en Graus el multitudinario Día de la Longaniza, una celebración que recientemente ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico en Aragón. Organizada por el Ayuntamiento de la villa y la asociación local de fabricantes de embutidos, la fiesta tiene cada vez más fama y en 1996 apareció en el Libro Guinness de los Records por fabricar la longaniza más larga del mundo (más de medio kilómetro de longitud). Para cocinarla, fue necesaria una parrilla de 25 metros cuadrados que hubo que mover con una grúa. La carne usada para su elaboración pesó alrededor de 1.000 kg, sólo 200 menos que la propia parrilla en la que se asó.

Longaniza de Aragón.
Longaniza de Aragón.

Pese al secretismo de su receta y a que cada maestro tiene su propio estilo, este embutido debe su éxito al extremo mimo con el que se elabora y en la diferente combinación de los ingredientes. Se utiliza carne magra de cerdo (nunca menos del 70%), panceta, papada y tocino y se añaden condimentos como pimienta, nuez moscada y vinos olorosos (pero nunca pimentón). Posteriormente, la longaniza se cura en secaderos naturales batidos por los vientos pirenaicos. Su alto contenido cárnico aporta proteínas de buena calidad, grasa de tipo insaturada (principalmente ácido oleico) y minerales como hierro hemo y zinc. La longaniza de Aragón tiene la certificación C de Calidad y se presenta en forma de herradura, con una longitud máxima de 70 cm.

Más información

Visita obligada

El Prepirineo oscense cuenta con su propio pedazo de Tíbet. El pequeño pueblo de Panillo, a unos 8 km de Graus, alberga desde mediados de los años 80 el centro budista Vajrayana Dag Shang Kagyu. Su instalación ha atraído a una nutrida comunidad de lamas y ha dejado huella en el paisaje, como un original templo de estilo oriental que destaca entre las montañas.

Tesoro oculto

Para desentumecer las piernas del viaje en coche y para disfrutar también del entorno, podemos realizar una excursión por el barranco de Gabasa, junto al pueblo del mismo nombre. Habilitado como sendero de corto recorrido, el paseo discurre entre una abundante y refrescante vegetación, incluida una cascada y un estanque que parecen emerger como un oasis entre la tierra polvorienta.

Productos de la zona

Si somos golosos, hay una visita obligada a Benabarre para hacernos con unas tabletas del chocolate Brescó y, ya de paso, con queso de cabra elaborado de forma artesanal. Graus es el paraíso de la trufa negra, mientras que Monzón destaca por su repostería, que incluye empanadas, magdalenas, Farinosos y la imprescindible torta de harina de casa Delfín.

Alojamiento

Despertarse con vistas a las espectaculares montañas que rodean al Gran Hotel Benasque (paseo de Anciles, 5; 974 551 011) hace que cualquier otro detalle quede eclipsado, aunque su spa sea otro de los puntos a tener en cuenta al elegirlo como alojamiento. En las orillas del río Ara, el Barceló Monasterio de Boltaña (Afueras, s/n; 974 508 000) combina la paz de espíritu que transmite su histórico edificio con actividades como rafting, barranquismo o excursiones a caballo.