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Recorrer hoy la Alcarria sigue siendo pasar por los parajes que el Nobel de Literatura Camilo José Cela describió en su ‘Viaje a la Alcarria’. Esta tierra de paisajes dorados como la miel mantiene el sabor auténtico de Castilla-La Mancha. A pesar de que muchos dicen que Guadalajara es la puerta oficial de esta región, Pastrana es nuestro punto de partida para iniciar la ruta. Esta localidad es la más monumental de todas las que nos encontraremos en el camino. El espíritu medieval de la localidad, que tanto llamó la atención al escritor, se mantiene intacto en joyas arquitectónicas como el palacio Ducal, construido en el siglo XV.
Allí vivió la princesa de Éboli, que pasó muchos años recluida tras su Reja Dorada. La leyenda cuenta que sólo podía asomarse una vez al día a la reja del torreón de Levante, desde donde se puede ver la Plaza Mayor, que se la conoce como La Hora. La plaza del Ayuntamiento, donde está la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, se mantiene como testigo mudo del paso del tiempo y de las historias de miles de anónimos que han quedado escritas en sus piedras. Todas las calles esconden secretos, pero son el convento de San Pedro, de la Orden de las Carmelitas Descalzas, fundado por la madre Teresa de Jesús en 1569, y el convento del Carmen, con una iglesia barroca que alberga el Museo Teresiano y el Museo de Historia Natural, dos de los destinos estrella del casco antiguo.
La quietud de los campos nos acompaña en el camino hasta Almonacid de Zorita y a Albalate de Zorita. La puerta de Zorita da paso a un pueblo, Almonacid, silencioso, con casas de piedra y adobe mezcladas con construcciones modernas. Los soportales de madera de la Plaza Mayor y las casonas del siglo XIV nos permiten hacer un viaje siglos atrás. Aún quedan los restos del antiguo humilladero, lugar de culto donde los cristianos rezaban sus plegarias antes de partir para Albalate de Zorita, un pueblo donde sólo el agua de la fuente Medieval, con sus trece caños, parece cambiar y renovarse.
Deshacemos el camino para continuar en dirección a Sacedón. Esta localidad es una de las más concurridas de la zona y punto de encuentro de quienes disfrutan de las actividades deportivas y de ocio que ofrecen los pantanos de Entrepeñas y Buendía. Pasados los grandes embalses de agua y siguiendo por la orilla del Tajo, unos cuantos kilómetros antes de llegar a Sacedón nos encontramos el castillo de Anguix. Esta perla de la Alcarria se remonta a la época árabe y permanece infranqueable desde entonces en su cerro: sólo puede admirarse desde lejos ya que no admite visitas.
En Torija está el imponente castillo donde una vez se hospedaron Carlos V y Felipe II
Dejamos los pueblos bulliciosos atrás para sumergirnos en la quietud del corazón de la Alcarria. Primero en Durón y después en Budia. Durón está enclavado entre pinos y rocas rodeadas de cipreses. Sus calles están salpicadas de palacetes de los siglos XVI al XVIII y de escalinatas que van a rincones perdidos. Budia, con su preciosa Plaza Mayor del siglo XVI, es un pueblo plagado de casas señoriales como la de los condes de Romanones, la casona de los López Hidalgo y la casa de los Poyatos. Su arquitectura es la típica alcarreña: soportales, balcones corridos y calles estrechas de piedra que brillan bajo el sol y resbalan cuando se pone a llover. Desde aquí ponemos rumbo a Trillo, retornando hacia Cifuentes.
A pocos kilómetros, la vegetación se vuelve espesa. Las huertas bordean la carretera y, junto a ellas, se asoma el río Cifuentes. Hay una imagen curiosa antes de entrar: dos montes gemelos, conocidos como las Tetas de Viana, nos dan la bienvenida con sus cimas planas e inaccesibles. Al callejear por sus calles pronto nos encontramos con la porticada Plaza Mayor de la localidad. Si salimos de ella por la calle Escalerillas, llegamos a la iglesia de San Salvador, del siglo XIII. Delante de su puerta hay un pequeño jardín de aires versallescos desde el que se ve el castillodonde nació la princesa de Éboli. Merece la pena disfrutarlo un rato antes de partir hacia Brihuega, cuyo casco histórico mereció la declaración de Conjunto Histórico-Artístico.
Para disfrutar bien del encanto de Brihuega basta con visitar el mirador de la antigua Real Fábrica de Paños, que ofrece las vistas de la llanura manchega y una postal de los tejados de la localidad, sobre los que destacan la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Peña y el castillo de Peña Bermeja. Antes de llegar a Guadalajara y parar a descansar, hacemos una última parada en Torija, esta pequeña localidad conserva intacto su imponente castillo, donde una vez se hospedaron Carlos V y Felipe II.
El especial sabor de la miel de la Alcarria se debe a su singular vegetación. En sus campos hay decenas de especies de plantas silvestres aromáticas y pocas zonas de cultivo, lo que hace que su aroma silvestre sea tan relevante. Acompañado de pan o a cucharadas, la miel de la Alcarria es un alimento energético, rico en hidratos de carbono, como la fructosa y la glucosa. Contiene también enzimas, aminoácidos, ácidos orgánicos, minerales, vitaminas, sustancias aromáticas distintivas de la zona, pigmentos y ceras.
Las principales plantas para la elaboración de la miel de la Alcarria son las pertenecientes a la familia de las labiadas, como el romero, el espliego y el tomillo. La miel de romero se consigue durante la primavera, mientras que la de espliego, en otoño, junto a la multifloral. La época para la conocida miel de tomillo es verano. Más detalles de la miel de la Alcarria puede consultarse aquí.
En cada rincón de la Alcarria es posible degustar platos preparados con carne de cerdo y también recetas tradicionales como las migas gachas, las sopas gachas, el guisado de huevos, la Caldereta de cordero con almendras y la caza. Los platos preparados con miel van desde las chuletas a la alcarreña, el bacalao con miel, los bizcochos borrachos, los Pestiños o la miel sobre hojuelas.
Detrás del pueblo de Almonacid de Zorita, sube una carretera que conduce a uno de los rincones más impresionantes de la zona: el pantano de Bolarque. Hay un mirador para observar toda la zona, en la que al superar la última curva que forman las gargantas del río descubrimos aguas de color verde esmeralda.
En Pastrana, cada mes de marzo el néctar de las flores se viste de largo y la miel se convierte más que nunca en protagonista de la localidad. En esta celebración se dan cita grandes expertos en el producto que durante cuatro días imparten conferencias. Además, son famosos su Concurso Nacional de Cata de Miel y la degustación de platos típicos elaborados con miel.
En el corazón de la Brihuega, la Hospedería Princesa Elima es un singular edificio de inspiración arabesca, ambientado y decorado en estilo mudéjar. Toda una experiencia exótica que se mezcla con la mejor cocina alcarreña. Para disfrutar de Guadalajara capital como última etapa de la ruta, el Hotel Alcarria está ubicado en el centro comercial y de ocio de la ciudad.
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