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Morteruelo de Cuenca

Un mosaico de sabores

Actualizado: 01/10/2015

El Ventano del Diablo, las Casas Colgadas de Cuenca o la ciudad medieval de Cañete nos tientan una y otra vez a probar el Morteruelo, una receta que define la esencia de la sierra conquense: bella, de clima riguroso y de habitantes acogedores y humildes. Este paté grueso, de origen pastoril, no es para untar, sino para comer con tenedor y un pellizco de sal; y mejor si se hace al aire libre, junto a los paisajes del río Júcar.
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La ruta

Cuenca, ciudad Patrimonio de la Humanidad, también es ciudad patrimonio de la humildad. El carácter acogedor y sencillo de sus habitantes se ve reflejado en todos los ámbitos, pero especialmente en su gastronomía. En todos sus restaurantes y mesones se prepara el Morteruelo, aunque la receta varía ligeramente de unos sitios a otros.

Entre las hoces de los ríos Huécar y Júcar esta fantástica urbe muestra un auténtico mosaico de colores en su calle más pintoresca, la de Alfonso VIII. Dando un pequeño paseo por ella llegamos a los soportales de la Plaza Mayor, levantada justo en el lado opuesto a la catedral, único templo de estilo gótico-normando que hay en España y que, solamente por ello merece nuestra visita como aperitivo de todo lo que veremos a continuación.

La Ciudad Encantada sorprende por sus piedras gigantes con formas insólitas

Otros lugares de visita obligada son la plaza de Mangana, la ermita de las Angustias del siglo XVII, el sorprendente Museo de las Ciencias (plaza de la Merced, 1; 969 240 320) y el antiguo convento de San Pablo, actualmente Parador de Turismo (Subida a San Pablo, s/n; 969 232 320). Al otro lado del arco de Bezudo tenemos un mirador sobre la hoz del Huécar que ofrece unas de las mejores vistas de la ciudad. La visita termina, como no podría ser de otra manera, en las Casas Colgadas, una de las cuales alberga el Museo de Arte Abstracto Español (Canónigos, s/n; 969 212 983).

Abandonamos Cuenca bordeando la hoz caliza del Júcar y la zona de El Alfar hasta el Ventano del Diablo. Desde este espectacular mirador natural tenemos ocasión de ver Villalba de la Sierra y las pozas de colores intensos que forma el Júcar al abrirse entre la montaña. Más adelante la carretera conduce hasta la Ciudad Encantada.

Ciudad Encantada.
Ciudad Encantada.

En medio de la sierra de Valdecabras, este parque es un maravilloso escenario esculpido por el agua y el viento sobre la caliza roca conquense. El paseo dura hora y media y es una visita ideal si estamos realizando el viaje con niños, ya que en él se pueden observar piedras gigantes con formas insólitas llenas de fantasía.

Por el mismo camino, retomamos la ruta hacia Uña, donde las aguas del Júcar dan forma a una laguna que es reserva de aves acuáticas y punto de partida de varias excursiones de senderismo, como la subida al Escalerón. Siguiendo hacia el sur, dejamos atrás el humedal cárstico de la laguna del Marquesado, declarado reserva natural, hasta alcanzar la Huerta del Marquesado, una tranquila localidad con restos de un poblado de la Edad de Hierro.

Por la misma vía llegaremos a Cañete, la joya monumental del recorrido, que mantiene su trazado medieval original. El castillo, las murallas, la Plaza Mayor porticada y dos iglesias, la de San Julián y la de Santiago, son los principales hitos de Cañete, aunque muy cerca está también la interesante Reserva Natural Las Hoces del Cabriel, hábitat para especies como el águila real, el águila perdicera y la nutria, y un espacio donde abunda el arte rupestre.

El río Cabriel da forma a su paso a Los Cuchillos y Las Hoces, un serpenteante recorrido que conduce hasta Villar del Humo. En este pueblo de la serranía baja se celebran las virtudes culinarias del Morteruelo, por lo que es un destino más que recomendable para parar a comer.

Arte rupestre en la Peña del Escritorio.
Arte rupestre en la Peña del Escritorio.

Después, a sólo siete kilómetros, nos centraremos en ver las numerosas pinturas del arte rupestre del Neolítico y de las Edades de Bronce y de Cobre de la Peña del Escrito, para terminar en Cardenete: su ermita de San Antonio Padua (ctra. dirección Villar del Humo, 16373; 969 348 001), en las afueras, domina el valle del Cabriel y destaca su típica Plaza Mayor, el Ayuntamiento y la arquitectura mudéjardel templo de la Asunción.

El sabor

El Morteruelo conquense es un plato de pastores que llega hasta nuestros días reconvertido en un delicioso manjar. Para prepararlo hay que cocer la carne de la liebre (o el conejo de monte), de la perdiz y la gallina durante tres horas en una cazuela, reservando el caldo de cocción para más adelante. Ya cocidas, se quitan los huesos y la piel y se trocea todo muy fino. Después se tritura el hígado de cerdo aparte con un poco del caldo de la cocción. En una sartén grande se pone el aceite y cuando esté caliente se deja freír el pimentón cinco segundos y se añade el caldo de cocción, las especias y la sal. Cuando empiece a hervir se incorpora pan rallado, dejándolo cocer durante cinco minutos, para después introducir las carnes picadas y dejarlas cocer durante 20 minutos a fuego lento, moviéndolo de vez en cuando para que no se pegue.

Lo tradicional es servirlo en cazuelitas de barro aunque los nuevos cocineros conquenses lo presentan como un paté. Debe tomarse muy caliente, con tenedor o mojando pan de pueblo. Además de ser uno de los platos más tradicionales de la provincia de Cuenca, esta receta es fuente de proteínas de buena calidad y grasa; rica en minerales como el hierro hemo, magnesio, zinc, potasio, fósforo y selenio, y vitaminas B1, B2, niacina, B6, B12, ácido fólico y vitaminas A y D. El pan de pueblo es un excelente acompañamiento para mojar la salsa y además aporta hidratos de carbono al plato.

Más información

Visita obligada

Las Casas Colgadas de Cuenca, además de ser un atractivo por su singular arquitectura y situación, albergan en su interior el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca. Esta pinacoteca exhibe de forma permanente una colección de pinturas y esculturas de artistas españoles de la generación abstracta de los años 50 y 60, que configuraron algunas de las tendencias más significativas de la época.

Tesoro oculto

El conjunto de abrigos de Villar del Humo ofrece su propio itinerario en torno a los restos históricos que se encuentran en la zona: la fortificada Cañete, la ciudad medieval de Moya, los templos religiosos de la Virgen de Texeda en Garaballa, el campo de túmulos y castro de la Edad del Hierro en Pajaroncillo, completan la ruta cultural.

Fiestas

La segunda semana de agosto, Villar del Humo celebra unas jornadas en las que se promueve la cultura de la serranía y se rinde homenaje al Morteruelo. Tras un concurso en busca de la mejor receta, se reparten 600 kilos de este plato. En septiembre, Cuenca celebra las Fiestas de San Mateo, con encierros y degustación de patatas y sardinas asadas regadas con “zurra”, la sangría manchega.

Alojamiento

El hotel Torremangana (San Ignacio de Loyola 9, 969 240 833), en Cuenca, está a los pies del casco antiguo frente a un parque al borde del río Júcar. Un alojamiento de lujo para recorrer esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. El hotel Cueva del Fraile (ctra. Cuenca a Buenache, km 7; 969 211 57), a los pies del Parque Natural de la Serranía, se levanta en un monasterio del siglo XVI y es el mayor complejo hotelero de la localidad con 25.000 metros cuadrados de jardines y zonas verdes.