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Marina Baixa, la comarca situada al norte de Alacant ofrece un intrincado paisaje de montañas que se concentran las unas con las otras. Sin embargo, esta comarca es más conocida por las ciudades que la ocupan que por su paisaje. Benidorm, Altea y El Castell de Guadalest son algunos de los famosos municipios que desde los años 60 se han convertido en punto de encuentro para turistas de todo el mundo. En este entorno de playas, brisa mediterránea y noches infinitas crece un dulce fruto: el Níspero.
La Denominación de Origen (D.O.) Nísperos de Callosa d’en Sarriàse caracteriza porque su pulpa es amarillenta o blanquecina, brillante y fresca en boca; la piel, fibrosa y dura; y el sabor, dulzón con un toque ligeramente ácido. Protagonista en los invernaderos de la Marina Baixa, esta fruta tiene su origen en Japón, donde se utilizaba como árbol ornamental, y fueron los jesuitas quienes la trajeron a Europa a finales del siglo XVIII, iniciándose su cultivo en Francia e Italia.
Dice la tradición que fue un marino mercante de nombre Roig quien la desembarcó, allá por 1821, en el puerto de Sagunto. Otra versión otorga los honores al botánico y naturalista Juan Bautista Berenguer. Independientemente de quién la trajese a España, el níspero es el sabor protagonista que nos acompaña durante esta ruta que comienza en Calp. Al abrigo de los acantilados de la sierra de Bèrnia, en las estribaciones del macizo del Mascarat, esta localidad forma parte del peñón de Ifach, uno de los parques naturales más conocidos y emblemáticos de la Comunitat Valenciana.
Para orientarnos antes de empezar y hacernos con unos mapas, conviene que nos acerquemos hasta el Centro de Visitantes, situado en un istmo que está unido a la ciudad. Junto al centro se inicia una ruta senderista que conduce hasta la cima del peñón. En el camino, atravesamos primero un yacimiento arqueológico íbero y luego un túnel excavado en la roca que ofrece impresionantes panorámicas de la línea costera y del Mediterráneo. Refugio de escaladores, el sendero que recorre el peñón tiene una longitud de dos kilómetros y ofrece escasa dificultad.
A continuación nos espera un trazado sinuoso, en el que salvamos los accidentes orográficos de la sierra de Bérnia, hasta llegar a Altea. Pese al crecimiento urbanístico de las últimas décadas, es uno de los lugares con más magia del norte alicantino. Su empinado casco antiguo y su cálido clima atrajeron a artistas y escritores convirtiéndola en la capital hippy de la Costa Blanca. Esta ciudad se disfruta callejeando para sumergirse bien en el encanto mediterráneo e ir descubriendo sus casas pintadas de blanco.
La primera parada es la plaza de la Iglesia. En ella se alza la parroquia de Nuestra Señora del Consuelo, con sus llamativas cúpulas azules, que ofrece unas increíbles vistas del Mediterráneo, con Ifach a un lado y el Parque Natural de la Serra Gelada y Benidorm al otro. Después, y antes de que las calles sean tomadas por familias y turistas, podemos disfrutar de la paz de la localidad en alguna de sus numerosas terrazas. Si elegimos alguna cerca del puerto, podremos ver regresar a los pescadores que cada tarde, a partir de las seis, desembarcan las capturas del día en el muelle.
Una doble bahía, separada por un istmo rocoso donde antaño se situaba la vieja fortaleza mora, enmarca la ciudad de Benidorm y funde los edificios con el mar
A doce kilómetros, por la misma carretera, llegamos a Benidorm. Su inconfundible doble bahía, separada por un istmo rocoso donde antaño se situaba la vieja fortaleza mora conquistada por Jaime I, enmarca la ciudad y funde los edificios con el mar. En una de las zonas más altas de la localidad queda la iglesia de San Jaime, el mirador del castillo y el Balcón del Mediterráneo, un minúsculo jardín con vistas privilegiadas sobre las playas de Levante y Poniente. Centro del turismo estival de la Costa Blanca, Benidorm ofrece animación, buen tapeo, buceo en aguas esmeraldas y senderismo por el Parque Natural de la Serra Gelada. Nuestra ruta continúa en busca de la tranquilidad hacia el interior de la Marina Baixa: La Nucia y Polop anteceden a Callosa d’en Sarrià en un paisaje salpicado de bancales e invernaderos donde se cultivan los nísperos. Una vez lleguemos a la población, nos basta con seguir las indicaciones que conducen hasta laswww.lasfuentesdelalgar.com, una sucesión de cascadas y pozas donde es posible bañarse y disfrutar de un entorno de aspecto selvático. En las inmediaciones hay varios restaurantes y tiendas para comprar nísperos, naranjas y limones que podremos disfrutar tras el baño, de regreso al pueblo. La vuelta la hacemos a través del Portal, una antigua puerta de la muralla medieval todavía en pie, por la que se accede directamente al casco antiguo. Debemos visitar los restos del castillo, la iglesia de San Juan Bautista y subir hasta El Calvario para contemplar la ciudad desde lo alto.
El itinerario se adentra ahora en el valle de Guadalest. A sólo once kilómetros nos espera otro de los destinos más visitados de la provincia, El Castell de Guadalest. Sus típicas calles, repletas de tiendas con souvenirs y artesanía, el interior del castillo de San José(situado sobre la roca en la parte más elevada del municipio), la casa Orduña y, sobre todo, el encanto del lugar ponen fin al recorrido por cuatro de las villas más famosas de la Marina Baixa.
El níspero brota de un árbol de la familia de las rosáceas y es la fruta de pepita que antes madura en la primavera. Se siembra en Callosa d’en Sarrià desde hace más de cien años y su sabor es extraordinario gracias a la experimentada y paciente labor de los agricultores callosinos. Su cultivo es principalmente de la variedad Algar, que tiene una piel delgada pero a la vez resistente y fácil de desprender. Es una fruta carnosa, de color anaranjado y de sabor dulce y ácido. Además de como postre, se emplea como un ingrediente más del menú en ensaladas y platos más elaborados.
El níspero es una de las frutas con mayor contenido en fibra, por lo que es un alimento ideal si queremos disminuir los niveles de colesterol en sangre y aumenta la velocidad del tránsito intestinal. En cuanto a minerales, es rico en magnesio, calcio y fósforo. Incluir este fruto en la dieta también aporta vitamina A, concretamente betacarotenos, responsables de su característico color anaranjado y de ejercer un papel preventivo frente a diversas enfermedades. Además, es rico en taninos, con función antioxidante. Más detalles acerca del níspero aquí.
Al borde del mar es indispensable probar la cocina mediterránea. Típica de Benidorm es la cazuela de pescado a lo pobre y la Coca Farcida. También son emblemáticos los arroces, especialmente el caldoso y a banda. Para los más golosos, dos dulces típicos que llevarse a la boca son el bollo de San Blas y elpastel de boniato.
Para disfrutar del skyline de Benidorm, que no tiene nada que envidiar al de otras grandes ciudades europeas, hay que tomar un barco al comienzo de la playa de Poniente rumbo a la isla de los Periodistas. Situado frente a Benidorm, este islote es la excusa perfecta para salir del tumulto, hacer una excursión y tomar fantásticas instantáneas de los rascacielos que pueblan la ciudad.
Durante mayo y junio varios restaurantes y bares de la localidad alicantina de Callosa d’en Sarrià ponen sus fogones al servicio de la Mostra de Cuina del Nyespro. Unas jornadas gastronómicas en las que se elaboran menús en torno al níspero. Además de la entrega del premio Callosa a Taula a una personalidad destacada, se realiza una ruta de tapas por los bares de la localidad.
De inspiración familiar pero sin perder ni una pizca de glamour, el Hotel Agir de Benidorm está situado en segunda línea de playa y tiene vistas al mar. Por si las bondades del Mediterráneo no son suficientes, el hotel cuenta también con un spa de lo más completo: baño turco, jacuzzi y sauna. A 20 minutos de Alicante se encuentra el Hotel Meliá Villaitana. El complejo, concebido como un pueblo mediterráneo situado entre dos campos de golf de Benidorm, es un espacio natural de cara a la Gran Bahía de la Costa Blanca.