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Iniciamos esta ruta en la vibrante Murcia, perfecta para vivirla a pie, capital de una inmensa huerta a su alrededor. Su catedral, construida en el siglo XV sobre una mezquita, con una fachada de 58 metros de altura que aúna el barroco, el gótico y el arte renacentista, contempla cada día una intensa y bulliciosa vida en sus calles y plazas.
En el centro de la ciudad de Murcia, conquistada por Jaume I en 1266, descubrimos el palacio Episcopal, del siglo XVIII, y el Casino, así como el Teatro Romea, que ha sobrevivido a varios incendios. Alejados del casco antiguo, podemos dar un silencioso y relajante paseo por el Jardín Botánico, donde descubriremos varias casas huertanas.
Desde la capital viajamos después a la cercana Alcantarilla. A la entrada encontramos el Museo Etnológico de la Huerta, emblema de la ancestral y vital cultura agrícola de la zona. En sus jardines localizamos una barraca, un horno moruno y un pozo. En el interior vemos una gran noria que ya llevaba el agua de las acequias al acueducto romano de Los Arcos en el siglo XV. Frente al museo y junto al paraje del Agua Salá, distinguimos una pequeña fuente a cuyas aguas se atribuyen propiedades medicinales.
En la plaza de San Pedro nos detendremos unos minutos para ver el Ayuntamiento, de estilo neorrenacentista, con una entrada coronada por cuatro arcos de medio punto. Paseamos por la Calle Mayor, que concentra coloridas casas modernistas del siglo XX. Ya en el núcleo histórico, localizamos el templo de San Roque, del siglo XVIII, y, en la plaza de San Francisco de Paula, los restos del convento de los Padres Mínimos, del mismo siglo. Luego tenemos que acercarnos a la colina de Campoamor para contemplar la iglesia neobarroca de Nuestra Señora de la Asunción.
Seguimos la ruta para llegar a Alhama de Murcia. En sus calles descubrimos casas señoriales de las cuales destacan el edificio del Ayuntamiento y el Centro Cultural V Centenario, en la plaza de Las Américas. Ambas datan de principios del siglo XX, cuando las familias adineradas se instalaron en el espacio de huertas de regadío que rodeaba al núcleo urbano.
Localizamos el rincón más entrañable de la localidad en una torre vigía que construyeron los árabes a los pies de los restos del castillo, en la plaza Vieja. Vagamos por las casas pintadas de colores, con doseles de madera en sus balcones y ventanas enrejadas, que rodean la fuente del Caño, que abastecía de agua al pueblo. Visitamos también el interesante Museo Arqueológico Los Baños, con termas árabes, situado frente a la iglesia de San Lázaro.
Seguimos nuestra ruta a los pies de la sierra Espuña y, anclada en el valle del Guadalentín, encontramos Totana. Nos hayamos ante la mayor extensión de cultivo de la ñora o bola, pequeño pimiento rojo brillante utilizado para elaborar el pimentón.
Desde el mirador del Cristo se respira un viento con aroma a pino carrasco, tomillo, romero y espartera
A ocho kilómetros de Totana, rodeado de huertos y caseríos, tenemos el santuario de Santa Eulalia de Mérida, La Santa, lugar de culto desde el siglo XV. Observamos sus extraordinarias pinturas murales y seguimos el camino del Vía Crucis hasta el mirador del Cristo, donde respiramos un viento con aroma a pino carrasco, tomillo, romero y espartera.
Ponemos punto final a nuestra ruta en la capital de la comarca, Lorca. Su origen arranca en la mitología, convirtiéndose en ciudad romana, visigótica y posteriormente musulmana. Las reformas de los Borbones, en el siglo XVIII, configuraron su modernidad. Su centro histórico ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico. Paseamos y contemplamos los palacios y las casas de la nobleza del XVIII, los conventos y las iglesias, y disfrutamos de la intensa vida de sus calles.
El secreto del pimentón de Murcia con Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) radica en la exquisita selección de la ñora o bola (Capsicum annuum L.) –pequeño pimiento rojo brillante–, que debe proceder de las cálidas y secas tierras de 14 términos municipales murcianos. Durante el proceso de producción pasa por un periodo de secado de varios días, al sol o con aire caliente, y por varias fases de un delicado molido que lo convierte en un selecto polvo rojo de olor penetrante.
Es rico en minerales como hierro, magnesio, potasio y fósforo, además contiene vitaminas del grupo B, vitamina A en forma de beta-carotenos y otros antioxidantes como el licopeno. Más información sobre el pimentón de Murcia aquí.
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