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Menorca es una isla de poderosa e infinita personalidad. Recorrerla es compartir su sosiego y su calidad de vida. Maó, como tantas otras urbes mediterráneas, se ha ido construyendo en torno a su puerto, en cuya bahía, de 5,5 kilómetros de longitud, se alzan cuatro islotes. Es además la gran evidencia de que los pueblos son una suma de historias: fue cartaginesa, romana, árabe, catalana y también inglesa y francesa. Sus calles, su habla, sus costumbres y sus comidas retienen rasgos de esta intensa y larga crónica de ocupaciones foráneas, especialmente la británica del siglo XVIII. En medio del puerto se encuentra la denominada Illa del Rei, donde desembarcó Alfonso III cuando la isla estaba ocupada por los musulmanes. En ella podemos ver un viejo hospital militar construido durante la ocupación inglesa.
Próximo a la bocana está el islote del Lazareto, levantado por orden del conde de Floridablanca, ministro del rey Carlos III, para la cuarentena de las tripulaciones que podían traer infecciones a Menorca. Desde Maó continuamos hacia el Parque Natural de la Albufera des Grau, una de las zonas más protegidas de Europa, y también podemos tomar un desvío señalizado hacia el sur para detenernos en la playa de Son Bou. Allí se conservan los restos de una hermosa basílica paleocristiana del siglo VI.
La llanura que atravesamos para dirigirnos a Ciutadella por la carretera se rompe con el monte Toro, de 350 metros, el punto más alto de la isla. Su mirador ofrece vistas inolvidables. El clima mediterráneo, suave y templado, difícil de encontrar en otras latitudes, nos acompaña en un viaje en el que los caballos y las vacas tienen una presencia constante. El paisaje, además, está casi todo el año cubierto de verdes pastos.
En Es Mercadal, a medio camino hacia Ciutadella, se encuentra una obra importante de la ocupación británica: un gran aljibe de 1736 que recoge las lluvias a través de canalizaciones y que tenía como finalidad abastecer a las tropas. Entre Ferreries, la siguente localidad de la ruta, y Ciutadella se hacen evidentes las huellas de su pasado. Aquí es imprescindible visitar la Naveta des Tudons, un monumento funerario prehistórico en forma de nave invertida, de los más importantes de la isla. Finalmente llegamos a Ciutadella, ciudad señorial, bulliciosa y monumental, situada en la parte oeste de la isla. Todo es interesante y está al alcance de la mano en este pequeño paraíso del Mediterráneo llamado Menorca.
El queso de Maó-Menorca es una intransferible carta de identidad de la isla: intenso, salado y curtido. Su textura remite a la rusticidad y profundidad de la masa, proveniente de leche cruda recién ordeñada de vacas selectas autóctonas y, sobre todo, de la raza frisona. El moldeado se realiza embolsando la cuajada en un lienzo de algodón llamado fogasser. Colocado luego sobre una mesa, se procede a eliminar el suero, ligándolo con un cordel llamado lligam. Después de prensarlo se introduce en salmuera y posteriormente, se orea y ventila, comenzando el desarrollo de la flora superficial, pasando más adelante a las cavas de maduración. Su composición nutricional depende del grado de maduración. En general, 100 gramos suponen 411 kcal. (27% proteínas y 32% grasa). Una ración aporta más del 50% de las ingestas recomendadas diarias de calcio. Es fuente de fósforo, potasio, magnesio y vitamina A. Todos los detalles sobre el queso de Maó pueden encontrarse aquí.
Prácticamente en todas las islas Baleares las rústicas albarcas de payés, nacidas del reciclaje de neumáticos y dos tiras de piel, son un objeto sumamente preciado. De hecho, en Menorca han logrado ser el recuerdo utilitario y simbólico de esta isla. Como artesanía, también destaca la preciada y auténtica cerámica popular.
Cerca de Maó, hay un lugar verdaderamente excepcional declarado Reserva de la Biosfera: el Parque Natural de la Albufera des Grau. Este entorno único, prácticamente en estado salvaje, es un espacio paradisíaco, sin huellas del hombre ni de sus construcciones, que abarca alrededor de 70 hectáreas.
El caballo menorquín es el principal protagonista de las fiestas de Ciutadella. En San Juan, el 24 de junio, los jinetes, señores, amos, payeses o curas desfilan en frac y los caballos, saltan entre las gentes. Por su parte, la localidad de Maó celebra el 8 de septiembre la Virgen de Gracia.
En el Hotel Biniarroca podemos disfrutar de una estancia inolvidable en la isla de Menorca. Situado en las afueras de Sant Lluís, se trata de un lugar único, decorado con mucho gusto y alejado del ruido y de las masas de turistas. El Hotel Agamenon es perfecto para descansar cerca del mar. Destacan sus maravillosas vistas que permiten observar inolvidables amaneceres y su situación inmejorable. Está ubicado en Es Castell, a sólo dos kilómetros de la capital y a seis del aeropuerto de Maó.