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Tenca a la cazuela

Bocado de emperadores

Actualizado: 20/05/2015

A las puertas de la capital extremeña, Cáceres, se extiende una zona llana en la que reina la cigüeña blanca. Monumental y recóndita, esta comarca está influenciada en su historia y su paisaje por el río Tajo, hábitat natural de la tenca, un pez de sabor delicioso que define el carácter de modesta grandeza de la región. No encontraremos aquí grandes urbes ni modernos edificios. La vida en estas tierras está protagonizada por la sencillez.
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La ruta

Al noroeste de la ciudad de Cáceres, entre las aguas embalsadas del río Tajo y la sierra de San Pedro, existe un territorio donde el rey de los platos no es ni el queso ni los productos del cerdo ibérico, sino la tenca. Este pez de agua dulce, del que se cuenta que fue el mismísimo Carlos V quien lo reclamó en sus menús después de degustarlo en Arroyo de la Luz, resume el espíritu de esta región marcada por su cercanía al río.

Se trata de un territorio de históricas disputas fronterizas, con una baja densidad de población y donde proliferan las charcas. De hecho, durante todo el itinerario no será difícil encontrarnos con pescadores tratando de capturar este manjar. El punto de partida del itinerario es Cáceres, ciudad Patrimonio de la Humanidad. Cabeza visible de la Alta Extremadura, iniciamos la visita en la Plaza Mayor.

Antiguo punto de encuentro para comerciantes y centro de trueque, con sellos y postales en sus soportales, ha sido recuperada recientemente para pasear e ir de tapas. Desde ella accedemos, a través del arco de la Estrella, a la ciudad antigua amurallada, repleta de palacios, casonas señoriales e iglesias. Junto al arco se encuentra la torre de los Púlpitos. Muy cerca queda la plaza de Santa María, rodeada de palacios y presidida por la concatedral de Santa María la Mayor, obra de transición entre el románico y el gótico. Frente a ella está el palacio Episcopal, de fachada renacentista, y el palacio de Mayoralgo. La siguiente plaza, la de San Jorge, cuenta con la iglesia de San Francisco Javier y el convento de la Preciosa Sangre. En la parte alta, en el palacio de las Veletas, podremos acercarnos al Museo de Cáceres (plaza de las Veletas, 1; 927 010 877), cuya exposición permanente permite ver un aljibe del siglo XI, una gran colección de estelas de la Edad de Hierro y de Bronce cacereñas y una interesante colección pictórica de autores contemporáneos.

Charca del Molinillo, Barruecos.
Charca del Molinillo, Barruecos.

Después de pasear por las calles y disfrutar de las emblemáticas plazas de la ciudad, volvemos a la carretera rumbo a Malpartida de Cáceres, a 12 kilómetros. En este villa visitamos el Museo Vostell-Malpartida (ctra. de los Barruecos, s/n; 927 276 492) para después recorrer el entorno del monumento natural de Los Barruecos y la charca del Molinillo, donde se pueden pescar tencas y descansar junto al lavadero de lanas con su molino en pleno funcionamiento.

La carretera hacia Alcántara nos conduce hasta Arroyo de la Luz, localidad con una gran tradición alfarera y donde podremos degustar el típico escabeche de tencas. Aquí se celebra la Fiesta de la Luz, de Interés Turístico Regional por sus famosas carreras de caballos. Sin embargo, seguramente serán las ruinas del castillo medieval lo que más poderosamente nos llamará la atención. El palacio de los Duques de Benavente y la iglesia de la Asunción, con un valioso retablo plateresco del siglo XVI, son también otras visitas que podemos hacer en la localidad para después, a unos tres kilómetros, acercarnos hasta la charca de Petit, un humedal de gran valor ecológico.

Puente romano, Aliseda.
Puente romano, Aliseda.

Aliseda, saqueada y arrasada por el duque de Alburquerque a finales del siglo XIV, es la siguiente parada. La localidad cuenta con un ajuar funerario con más de 300 piezas perteneciente a la época tartésica que fue descubierto en 1920 y que confirma su importancia histórica desde tiempos inmemoriales. Tierra donde el trabajo ha forjado a los hombres, en las afueras de la localidad conoceremos la mina Pastora, una explotación subterránea de hierro y azufre que actualmente cuenta con un Centro de Interpretación de la Minería y el Hombre. Más allá de los puntos de interés, el paraje, en plena sierra de San Pedro, nos invita a pasear tranquilos y disfrutar del entorno natural entre dehesas de alcornoques y encinas habitadas por ciervos y jabalíes.

La sierra de San Pedro nos invita a disfrutar del entorno entre dehesas de alcornoques y encinas habitadas por ciervos y jabalíes

Pasada la estación de Aliseda llegamos hasta Brozas, otra de las joyas monumentales de la ruta y localidad balneario. El castillo de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, del que se conserva la torre del homenaje original, la imponente iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción, tres conventos y varias casas palacio son testigos de la importancia de este enclave a medio camino entre Alcántara y Alburquerque. Una visita a su balneario (ctra. de San Gregorio, s/n; 927 191 060) puede ser también un punto de inflexión antes de llegar a Alcántara. Capital y sede de la orden militar del mismo nombre, su estratégica posición junto al Tajo dio lugar al nacimiento de la villa con una primitiva fortaleza árabe. La localidad es un remanso de paz que aún conserva parte de su recinto amurallado medieval, algunos lienzos y el arco de la Concepción. El claustro de la conventual de San Benito no nos decepcionará y es más que recomendable acercarnos a verlo.

Convento de San Benito, Alcántara.
Convento de San Benito, Alcántara.

Tan sólo 30 kilómetros nos separan de Garrovillas de Alconetar. Su impresionante Plaza Mayor porticada y el rehabilitado palacio de los Condes de Alba y Aliste son los principales atractivos de la localidad. Tomando la carretera principal llegamos primero a la ermita de la Virgen de Alta Gracia, donde se celebraba una de las ferias más importantes de la región, y después a Casar de Cáceres, final de la ruta.

Situada en plena Vía de la Plata, hoy en día este pueblo es famoso por su torta de queso de leche cruda de oveja, exquisita al horno y aliñada con pimentón de la Vera. Podemos acercarnos también al Museo del Queso (Barrionuevo Bajo, 7; 927 290 081), la Plaza Mayor y la iglesia de la Asunción. Y, claro, imprescindible probar el escabeche de tencas antes de marcharnos.

El sabor

Este pez de agua dulce destaca por su sabor, más intenso cuanto más fresco es el pescado. Aunque es habitual comer la tenca frita o en escabeche, la versatilidad de su carne permite cocinarla de muchas maneras, como a la cazuela. Para preparar la tenca de Cáceres en casa hay que hervir unos huevos durante doce minutos. Una vez fríos, se pelan, se retiran las yemas y se reservan. A continuación se limpian las tencas bajo un chorro de agua fría pero sin eviscerar. Se secan bien y se salan. Después, se pican la cebollas y los dientes de ajo y se sofríen hasta que cojan color. A continuación, se majan en un mortero junto con las yemas de huevo, unas hebras de azafrán, una pizca de sal y unas almendras peladas. En una sartén, se fríen las tencas y se pasan a la cazuela de barro. Se añade un vaso de agua y el majado, y se pone al fuego diez minutos. Ya listo para servir, se acompaña de unas tiras de pimiento morrón y la clara de huevo picado.

Tenca a la cazuela.
Tenca a la cazuela.

Este pescado de agua dulce se puede incorporar frecuentemente a la dieta porque tiene un bajo aporte calórico y es rico en proteínas, omega 3 y ácidos grasos positivos para el sistema inmune, la función cognitiva, la visión y la prevención de enfermedades cardiovasculares. Además, la tenca es una fuente de minerales y vitaminas como fósforo, selenio, yodo, hierro, vitamina B12 y niacina. Al ser un plato con escaso contenido en hidratos de carbono, se recomienda acompañarlo de otros alimentos que los aporten, como por ejemplo, las patatas.

Más información

Visita obligada

El puente de Alcántara sobre el río Tajo es una de las construcciones romanas más famosas de España. Sus seis colosales arcos son impresionantes e icónicos, permitiendo en su época el mayor de ellos pasar dos carros al mismo tiempo. Sobre los pilares centrales se levantaba una puerta en forma de arco, hecha con imponentes bloques de piedra labrada.

Tesoro oculto

En Malpartida se encuentra el Museo Vostell-Malpartida, fundado por uno de los artistas más representativos de la segunda mitad del siglo XX, Wolf Vostell. Alberga obras del artista, padre del videoarte y los happening, la colección Fluxus-Donación Gino Di Maggio y una amplia colección de artistas conceptuales.

Fiestas

La Fiesta de la Tenca se celebra a finales de agosto, alternativamente en cada uno de los pueblos que integran la Mancomunidad de Municipios Tajo-Salor. Además de la tradicional competición de pesca y el posterior concurso gastronómico, se celebran exposiciones, una muestra de artesanía, talleres, una gran degustación popular de tenca frita y la entrega de los premios Tenca de Oro.

Alojamiento

Situado en el interior de la ciudad amurallada de Cáceres, el Hotel Atrio Relais & Chateaux (plaza San Mateo, 1; 927 242 928) se distingue de las construcciones de espíritu medieval con un edificio conceptual y contemporáneo. De las calles empedradas de la ciudad se pasa al lujo más vanguardista en este alojamiento en el que cada detalle decorativo podría exhibirse en una exposición de arte.

El antiguo hogar de los Marqueses de Oquendo está ocupado actualmente por el Hotel NH Palacio de Oquendo (plaza San Juan 11; 927 215 800). El edificio, construido en piedra, data del siglo XVI y está situado en pleno centro de la ciudad.